Copenhague

La segunda postguerra marcó la confrontación entre las naciones en aquellos mundos signados por modelos económicos y políticos diferentes. La pugna por la hegemonía y el control del mayor espacio geográfico llevó a Estados Unidos a impedir que le fuera cuestionado su liderazgo en el orbe capitalista y a frenar aquello que se popularizó cuando se dijo que "el fantasma del comunismo recorre al mundo". De eso se encargó el macarthysmo.

Décadas y décadas transcurren del siglo XX al actual. El panorama no ha variado mucho. Los escenarios cambian bajo el mismo ropaje: guerras, invasiones, expoliaciones, saqueos, robos, maquila. Siempre el agresor se vincula con las políticas rapaces del capitalismo. Aquello sobre lo que tanto escribieron los estudiosos del desarrolloversuselsubdesarrollo y los teóricos de la dependencia continúaconlamismavoracidad, aunque muchos de ellos hayan cambiado de acera.

Lo que luego se definió como la confrontación norte-sur, entre los países más industrializados y los más pobres y que condujo a la creación del Grupo de los 77 y del grupo de países no alineados, entre otros, continuó develando las apetencias insaciables de los países ricos y las denuncias permanentes de esas políticas por parte de los países pobres. En los últimos tiempos, cada reunión de los países de mayor desarrollo tecnológico e industrial ha estado precedida por marchas de protesta y denuncias sobre las políticas hipócritas de aquellos que depredan el planeta y asumen posturas de mártir.

Hasta ahora, los pacifistas, los llamados verdes, quienes defienden el ecosistema y el planeta en conjunto,hanhechocausacomún con las organizaciones que cuestionan las arremetidas del capitalismo imperial contra la vida en la tierra.LasreunionesdelGrupode los Ocho siempre han estado precedidas por protestas y marchas de quienes no pierden las esperanzasderevertiresaexpoliaciónque ha causado la muerte y el empobrecimiento de muchos.

En la reciente cumbre por el cambio climático llevada a cabo en Copenhague, se evidenciaron de nuevo las apetencias de los más poderosos, al punto de que se pretendió elevar un documento "preparado" como resultado final de esa reunión. Estados Unidos todavía no ha suscrito el Protocolo de Kyoto, menos hará aportes por reducir la emisión de gases contaminantes. Hoy los países miembros de la Alba hicieron sentir su voz en Dinamarca.

Periodista/Prof. universitaria


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Asalia Venegas S.


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