Hay una guerra o agresión que se cocina desde el pentágono con las bases militares en Colombia, Panamá y el uso de Curazao para violar espacio aéreo. Esta guerra como se ha dicho, es convencional y es una opción con probabilidad de desarrollarse. Este tipo de guerra viene preparándose y explica todas las situaciones que vemos actualmente.
Esta es un posible evento que está atado a la primera opción, que es efectivamente la guerra real o la que está en pleno proceso de ejecución. En esta guerra, las bases no son tan evidentes y los equipos tecnológicos son menos visibles. Esta guerra ya en proceso de ejecución, tiene por objeto hacernos desertar de nuestra identidad, de convencernos que no servimos para nada y de colocar al país totalmente acabado y sin fuerza. Esta guerra como se ve, no destruye vías, puentes, reservas de alimentos ni otras cosas materiales. No tiene esos objetivos físicos. Su razón de ser es la desmoralizarnos, hacernos sentir como inútiles y percibir al país como acabado para facilitar posteriormente la ocupación territorial, que luego toma sentido con las ventas de nuestros activos, privatización de la riqueza nacional y convenios para la explotación de nuestras inmensas reservas petroleras sin beneficios para el país.
Esa guerra se lleva a cabo todos los días con la participación de profesionales y académicos que son definitivamente mercenarios. Sus armas son los discursos y los “análisis” que colocan en los medios y al leer estos “análisis”, se confirman que estos mercenarios andan detrás de la miseria, persiguiéndola como una forma de darle sentido a sus vidas.
Puede tomarse intencionalmente cualquiera proyección de algunos de estos analistas y en todas esas proyecciones, la miseria o ese interés por hacernos desertar de un proyecto nacional, no se muestra profundo o escondido; ahí está frente a nuestras narices y se percibe plenamente con mugre y todo.
¿Desde cuándo el país se viene desmoronando? ¿Desde cuándo esta situación no es la peor pesadilla que hemos vivido los venezolanos?
Cada final de año y comienzo de uno nuevo, es momento para que los expertos y conocedores del futuro, comiencen a describir estas tendencias. Cada mes que transcurre sirve para “profundizar” esa visión o deseo que dibuja un país que día a día se va consumiendo y convirtiendo en una zona inhóspita. Este sábado 09/01/2010 no fue distinto y el “experto” Francisco Layrisse pudo cumplir religiosamente con la tradición de todos los sábados de colocar sus proyecciones en puntos trágicos y sombríos. Francisco Layrisse escribe este sábado (como es costumbre ya) en Últimas Noticia, una nota con el título de “panorama sombrío” y el título es simple y sencillamente la proyección (profecía autocumplida) que abriga y anhela para Venezuela. Presumo que este Francisco Layrisse es un profesional y me suena que puede ser familiar de un Francisco Layrisse que fue rector de la Universidad Central de Venezuela y es posible, que además de ser profesional, se califica de asesor, técnico de “alto vuelo” y forme parte también de la academia y por estar en ese exquisito medio, viva la experiencia de las agudas reflexiones de cubículos. Es el mercenario perfecto para esta guerra.
Pero en esta oportunidad, este mercenario no se discute y analiza con datos y referencia una tendencia que ya se asoma ligeramente en el horizonte. En este caso, el caos y desastre ya está frente a cada uno de los venezolanos y amenaza con enterrarnos en un inmenso hueco. Es el caos y la destrucción que emerge de toda “horrible guerra”.
Reproduzco seguidamente parte del contenido de este panorama sombrío y notemos que el deseo y la ansiedad por ver al país en esas circunstancias, no deja un espacio para permitirnos disponer de datos que confirmen que el país está prácticamente acabado y en plena ruina.
“Pareciera que nuestro país hubiese recién salido de una larga y extenuante guerra, librada dentro del propio territorio, una suerte de guerra como la de los Balcanes o las intestinas guerras que tan frecuentemente ocurren en África”
Estamos acabados pero no hay un ligero dato que permita visualizar esta destrucción. Estar en una guerra y haber salido de ella es una imagen o proyección definitivamente sombría que poca coincidencia tiene con la realidad que los venezolanos vivieron y observaron en estos días de diciembre. Si así son los escenarios de postguerras y de plena destrucción, debo reconocer que en mi imaginación existían otras referencias de esos escenarios. Francisco Layrisse ha debido escribir este “panorama sombrío” debajo de unos escombros con un pedazo de pan duro y un remoto recuerdo de un whisky en la roca. No me imagino cómo pudo enviar este “artículo” al Últimas Noticias para su publicación.
Layrisse dice:
“Si simplemente observáramos desde una galaxia muy alejada y sólo hubiésemos podido tomar instantáneas por estos años, sin audio y sin poder leer nada de los que dice la publicidad oficial, habríamos de concluir que nuestro país ha sufrido las consecuencias de una horrible guerra que ha provocado la muerte de decenas de miles de personas, destruido una buena parte de su infraestructura de servicios , de su vialidad, de sus sistema eléctrico, de su sistema de distribución de agua potable, de una buena parte de su parque industrial, una pérdida importante de su capacidad de producción agrícola”
Nuevamente la imagen tan sombría de un día después de una “horrible guerra”. Siendo este señor un profesional, experto, asesor y posiblemente académico, debía por lo menos, ubicar referencia para poder captar completamente esa imagen que nos coloca sufriendo las consecuencias de una “horrible guerra”. Podía por lo menos, darnos referencias de la cantidad de vialidad acondicionada en períodos anteriores y la cantidad de vialidad destruida durante esta administración. Fácil es, que después de una “horrible guerra” haya muchas referencias sobre la cantidad de infraestructura destruida por esta administración y la cantidad infraestructura construida por los gobiernos de AD y Copei. Fácil es también colocar referencias sobre cuántos centros de salud se construyeron en los dos últimos gobiernos de la IV y cuántos se han construido en estos diez años. Hay datos que permiten contrastar las inversiones realizadas en los últimos 10 años de la IV y las inversiones realizadas en este para mejorar el sistema de producción de energía.
Más fácil es todavía, apartar los escombros, dejar un rato el pedazo de pan mohoso y meterse en la página web del PNUD para ver las informaciones trágicas y sombrías que aparecen sobre Venezuela. En esa página es probable ver el comportamiento de ese drama de la pobreza que con tanto ingenio construyeron los adecos y copeyanos y que hoy, en medio de ese escenario real de “horrible guerra” dicen que ha cambiado un pelito.
Al final de este “artículo” el malandro Francisco Layrisse pide a la gente del gobierno “un poco de sindéresis”. Es bueno o muy bueno que el gobierno tenga eso, pero este malandro también no debería tener un poco de eso. Siendo un mercenario que probablemente reciba una bonificación por participar en una guerra contra su país, no es lógico pedirle sindéresis porque no es parte de la naturaleza y el comportamiento de un mercenario.
evaristomarcano@cantv.net