SANTOS
Ya es candidato oficial del llamado uribismo, Juan Manuel Santos el guachimán genocida del imperialismo norteamericano en su protectorado de Colombia. Nada parece indicar que haya algo que le impida llegar a la impostura de la presidencia de la colonia que hasta hace muy poco fue una República.
URIBE
Ya cayó en desgracia este genocida baboso, narcoparamilitar de profesión, y que ya no es útil a su amo imperialista que en estos momentos estudia la forma de salir de él para siempre. Se presumen por lo menos 3 acciones en contra de su integridad: 1 Encarcelamiento por sus delitos de tráfico de drogas y genocidio. 2 Asesinato, y luego culpar del crimen a la FARC. 3 Enclaustrarlo, y utilizarlo luego como pantalla en la conducción de una universidad virtual perteneciente a la CIA.
EL NEGOCITO DE LA DROGA
El departamento del tesoro del imperialismo norteamericano no tiene problemas de reales, sus arcas están llenas de dinero y de polvo de cocaína, Pronto será impregnado el 100% de los billetes de la reserva federal, el negocito precisa de por lo menos 100 millones más de consumidores. El dinero de la droga constituye hoy más del 50% de la economía norteamericana. Colombia y Afganistán, sus dos más grandes proveedores de estupefacientes, están invadidos y colonizados por la soldadesca mercenaria del dueño del negocio de la producción, tráfico y venta de las drogas en EEUU, Europa y Asia.
¿Y LOS COLOMBIANOS?
Más del 70% en pobreza extrema, hay más de 14 millones de desplazados, de los cuales más o menos 5 millones están deambulando por las calles en medio del rigor de una carga de impuestos que es una de las más severas del planeta. Más de 100 millones de hectáreas pertenecen a los capos del narcoparamilitarismo como testaferros del departamento del tesoro del imperialismo norteamericano. Uribe es uno de los más grandes cuidadores de las tierras más fértiles regaladas al imperialismo norteamericano. En todo este cuadro dantesco, la mayoría de los colombianos no está enterada de su pavorosa realidad. Los que pueden, siguen gozando de los carnavales de Barranquilla, de las discotecas de Cali. Se empatan en los reinados de belleza de Cartagena de Indias. Pasan sus horas de descanso viendo y oyendo a Caracol y a RCN, que es lo mismo decir CNN. Esa es la razón por la cual no apoyan en masa a las FARC. Y finalmente le roban horas al sueño para hablar mal de la revolución cubana, de Fidel, de Chávez, de Evo, de Correa, de Daniel Ortega, y de todo aquello que le huela a antiimperialismo.
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