Segunda Independencia 200

Más sabe Nuestra América por vieja, que por Nuestra. De doscientos anös de miserias y de grandezas, nos queda por lo menos la experiencia de lo que nos ha funcionado, y de lo que no.

NO NOS FUNCIONÓ:

-Recibir a los invasores como Dioses.

-Rendirse al atropello: nuestros antepasados claudicantes fueron de todos modos aniquilados, vejados, esclavizados, aculturados.

-Resistir a la invasión imperial por separado, para posibilitar que nos sometieran pueblo tras pueblo, cultura tras cultura, región tras región.

-Prestarse a colaborar con el agresor: los indígenas totonacas y chichimecas que ayudaron a Cortés contra los aztecas, los guatemaltecos que auxiliaron a Pizarro contra los incas, los aruacos que apoyaron a Losada contra los caribes, todos los americanos que sirvieron de verdugos al Imperio contra otros americanos fueron luego esclavizados, oprimidos o exterminados.

-Prolongar nuestras rencillas internas incluso ante la presencia del enemigo: Huáscar contra Atahualpa, Moctezuma contra Cuautémoc fueron los más eficaces agentes de los conquistadores.

-Dejar durante siglos en manos de un imperio foráneo la administración de nuestro suelo y subsuelo, de nuestros recursos naturales, de nuestra economía, de nuestras finanzas, de nuestra política.

-Permitir que antes y después del atropello algunas de nuestras sociedades originarias igualitarias degeneraran en sistemas de castas, con privilegios económicos y políticos hereditarios.

-Inculcar en el pueblo  la obediencia ciega, de manera que la rendición de las dirigencias equivaliera a la del pueblo, que dejar sin cabeza a las jefaturas fuera dejar a los gobernados sin ideas.

-Mimetizar la cultura opresora con la esperanza de ser reconocidos como iguales y la certidumbre de terminar ridiculizados como remedos o perdonados como pintorescos.

-Juzgarnos con el rasero del enemigo, medirnos con la medida del opresor, valorarnos según la tabla de valores de los genocidas.

SÍ NOS FUNCIONÓ:

-Que después de trescientos aöos de una opresión que parecía eterna tomáramos en nuestras manos nuestro destino.

-Que defendiéramos con la fuerza el derecho a ser nosotros mismos que nos era negado con la violencia.

-Que comprendiéramos que la batalla contra el imperio era empresa continental, y que no podían mantenerse independientes parroquias, aldeas, republiquitas.

-Que en todos los proyectos independentistas, desde el Incanato de Miranda hasta el Congreso Anfictiónico de Bolívar, se contemplara la unión de Nuestra América en una inmensa confederación o bloque de talla hemisférica.

-Que los movimientos rebeldes se ayudaran solidariamente unos a otros desde el Río Grande hasta la Patagonia.

-Que utilizáramos contra el Imperio sus más avanzadas armas e ideas, así como la comunidad lingüística y cultural que nos impuso.

-Que convocáramos clases y castas oprimidas con un programa de igualación social y económica.

-Que prohibiéramos en las constituciones y leyes republicanas toda discriminación fundada en raza o supuesta herencia étnica.

-Que reserváramos a perpetuidad el subsuelo y el control de los recursos naturales en forma indivisible e inalienable para nuestras Repúblicas soberanas.

-Que confiscáramos sin indemnización ni contemplaciones la principal riqueza de la época, que era la territorial, para su redistribución de acuerdo con los servicios prestados a la causa revolucionaria.

-Que proclamáramos en forma irrestricta la soberana e inalienable potestad de darnos nuestras leyes, aplicarlas e interpretarlas con nuestros propios tribunales.

-Que Bolívar mismo rechazara la pretensión estadounidense de someter a árbitros o jueces extranjeros reclamaciones que afectaran nuestro interés público.

-Separar Estado e Iglesia y someter la una al otro mediante el Patronato.

NO NOS FUNCIONÓ:

-Sustituir una metrópoli por varias.

-Abandonar el principio independentista de integración y permitir que cinco virreinatos y cinco capitanías se desintegraran en un cuarto de centenar de países.

-Iniciar la vida independiente con una agobiadora deuda pública cuya negociación enriqueció a las dirigencias y sumió al pueblo en la más sórdida miseria.

-Arrancar nuestra existencia autónoma con Tratados de Libre Comercio que nos prohibían proteger nuestros productos, mientras que las metrópolis protegían los suyos.

-Limitar nuestras economías a la producción de media docena de mercancías de precaria demanda en el mercado externo, en lugar de fabricar dos centenares de indispensable necesidad en el interno.

-Intentar preservar la sociedad de castas, manteniendo la esclavitud, la servidumbre de los indígenas, la discriminación étnica y racial que a la postre causaron centenares de rebeliones armadas.

-Postergar o negar las reivindicaciones ofrecidas a las clases y grupos que con su sangre garantizaron la independencia y con su trabajo la economía.

-Dejar perderse los proyectos del Incanato y del Congreso Anfictiónico para aceptar la falsa integración tutelada por Estados Unidos del Panamericanismo.

-Prestar nuestros territorios para bases militares foráneas, alquilarles nuestros hombres como carne de cañón.

-Tolerar desunidos las insolentes intervenciones, invasiones y bloqueos de Inglaterra, Francia, Holanda, Alemania y Estados Unidos.

-Exonerar de impuestos a transnacionales y extranjeros mediante los Tratados contra la Doble Tributación, y elevar los tributos a los nacionales para hacerles pagar lo que los primeros no pagan.

SÍ NOS FUNCIONÓ:

-Atrevernos contra los imperios.

-Resistir las intervenciones en el campo cultural, económico y estratégico.

-Conquistar por la violencia las reivindicaciones sociales y económicas que nos son negadas con la fuerza bruta.

-Movilizar de nuevo a las clases oprimidas y cumplirles los programas de reivindicación social.

-Rechazar la integración tutelada por los imperios y culminar la iniciada por nosotros mismos.

-Rechazar la instalación de bases militares foráneas y denunciar, incomunicar, aislar o expulsar las ya instaladas.

-Reconquistar el control de nuestras riquezas naturales, así como el de las industrias relativas a su explotación.

-Pensar con nuestras ideas, nuestros valores, nuestras cabezas.

-Ser nosotros mismos en la América Nuestra.

PD: Una revolución es una idea en armas. En pocos días sale mi libro EL PENSAMIENTO DEL LIBERTADOR: ECONOMÍA Y SOCIEDAD.

 


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Luis Britto García

Escritor, historiador, ensayista y dramaturgo. http://luisbrittogarcia.blogspot.com

 brittoluis@gmail.com

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