Si se mantienen los actuales patrones de producción, de consumo y de gastos militares, caracterizados por la agresión a la humanidad y a la naturaleza, es probable que las generaciones futuras vayan dejando de nacer o nazcan dentro de una naturaleza moribunda.
Los intereses del gran capital bloquean los acuerdos para eliminar las causas y resolver las consecuencias del cambio climático. Las guerras y el capital financiero siguen siendo una locomotora que arrastra la economía mundial.
Respetar la ecología planetaria supone un proceso de reconversión para producir y consumir de otra manera, restableciendo una visión del mundo donde la naturaleza es fuente de la vida, no una mercancía, y el ser humano deje de ser recurso humano e individuo determinado por el mercado. La defensa de las ganancias para incrementar sostenidamente la acumulación de capital se opone a dicho proceso.
La huella ecológica de los países ricos supera en cinco veces la capacidad del planeta y excede 30% las posibilidades de este para recuperarse. De no modificarse radicalmente ese proceso, para 2030 se necesitarían dos planetas Tierra.
Nuestras comunidades originarias tienen mucho que enseñarnos sobre el modo de relacionarnos con la naturaleza; de producir, de consumir; sobre la organización social y las formas de propiedad; en la relación con Dios y con el universo.
Un gran movimiento pluricultural, plurinacional y multiétnico está creciendo.
Tiene una expresión interclasista, como unión de los oprimidos, que no es el policlasismo socialdemócrata. Las propuestas de Cochabamba son parte esencial del programa: respeto a los derechos de la Madre Tierra; un tribunal de justicia climática; diversas compensaciones que deben recibir los países pobres por los efectos de una crisis de la cual no son responsables; un referéndum mundial sobre cambio climático que supere el estancamiento que se está dando en la ONU.
Sólo si los pueblos toman la iniciativa con decisión se romperá el bloqueo a nivel intergubernamental y se puede salvar la venidera cumbre que se realizará el próximo diciembre en México, cuya perspectiva es terminar sin acuerdo alguno que regule el calentamiento global.
El denominador común de esta lucha es la paz para la humanidad y la naturaleza.
julio.rafaelojeda@gmail.com