Según la vigésima segunda edición del diccionario de la Real Academia Española, trabajar es “tener una ocupación remunerada en una empresa, una institución, etc.”, y su acción y efecto, trabajo se acepta como “esfuerzo humano aplicado a la producción de riqueza, en contraposición a capital”.
Pues bien, si apelamos a la realidad actual que padecen los trabajadores del mundo, pertenecientes a las culturas de las más asombrosas diferencias; seres humanos desde campesinos de remotas aldeas tropicales hasta los de elevada instrucción insertas en avanzadas civilizaciones, y a las acepciones anteriores, debemos decir que, dolorosamente, es el patrono quien celebra la riqueza producida cada año por sus trabajadores.
Este festeja, sólo una vez al año, al grupo de trabajadores que lograron sobrevivir a sus imposiciones y que no pusieron en peligro el crecimiento exponencial de su riqueza; y lo que es peor, en eventos organizados (fiestas) que adolecen por completo de una sana intención humana de gratificar de forma digna a quienes son responsables directos de su éxito empresarial. No es descabellado imaginar al presidente de una empresa diciendo al encargado de eventos culturales: “esos (sus trabajadores) se conforman con cualquier fiestecita, amenizada por cualquier grupito musical y celebrada en cualquier local”. Desde luego, debe haber empresas y por ende quien las dirija, ya que forman parte importante del estado para generar riquezas, lo cual implica el fortalecimiento de su economía. A lo que apelamos es a la condición humana de tales dirigentes.
Para ser patrono, se debe primero ser persona, concibiendo el término en el grado superlativo de la condición humana y hermosa del hombre. Ser persona significa, el respeto por el otro, por su vida, por su edad, por sus sentimientos. Por ejemplo, no merece tal calificativo quien niega el trabajo a un padre de familia porque este no cuente con una edad adecuada para realizarlo, o quien le despide con igual argumento. Es por razones de este tipo que no se debe dejar de analizar los acontecimientos del 1º de mayo de 1886 en la ciudad de Chicago, así como el sentido y la relevancia que tiene esta fecha para la humanidad, y más aun, preguntarnos: ¿ha entendido la humanidad el rol esencial que ha protagonizado el trabajador en el mundo para su progreso?.
A la luz de ejemplos como el descrito, debemos concluir que, a tantos años del evento de Chicago, no se ha logrado nada en materia laboral, y que por el contrario existe la corriente en varios países (como en México con la idea de la ley Abascal) de legalizar normas que atentan contra los logros alcanzados en materia laboral. Más aun, a escala mayor se pretende tirar por la borda la legislación internacional que protege a los trabajadores, como bien lo dice Eduardo Galiano en su artículo: “los derechos de los trabajadores, ¿un tema para arqueólogos?”. (Publicado el día miércoles, 04/05/05 por este medio.)
Los empresarios, haciendo uso del derecho que les otorga la constitución de la República Bolivariana de Venezuela pueden, asociarse libremente (FEDECAMARAS, CONCECOMERCIO, CAMARA DE INDUSTRIALES, Etc.), pero son egoístas al impedir que los trabajadores hagan lo propio, y este acto les convierte simplemente en miserables seres humanos, muy lejos de ser personas. Aquí podemos citar a Confucio: “...Cuando un hombre práctica los principios de la conciencia y de la reciprocidad no se encuentra lejos de la ley universal. Lo que no quieras que otros te hagan a ti no se lo hagas tu a los otros”. (De El medio dorado de Tseszse, XIII).
Los trabajadores no buscamos alcanzar la fama, pero tampoco el descrédito, sólo queremos ser tratados como personas por personas. Ello traerá por consecuencias nuestra riqueza moral y espiritual, y consigo un primero de mayo con sentido socialmente humano.
La Unión Regional de Trabajadores del Estado Sucre URT (Seccional UNT) de la mano con la Unión Nacional de Trabajadores de Venezuela UNT avanzan en su camino imparable hacia el Decreto de Solvencia Laboral para erradicar la violación a los derechos laborales, para todo y cada uno de los trabajadores de nuestro país de banda a banda y de extremo a extremo.
¡ Todos juntos hacia la Ley de Cogestión ¡
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