El Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías ha hecho llamados reiterados a todas las instituciones del estado venezolano para que en términos de sus buenos oficios contribuyan a mejorar la calidad de vida de los venezolanos y venezolanas. En tal sentido, el papel que debe jugar la empresa privada es esencial, ya que la misma es generadora de recursos, los cuales son propios de la actividad económica y tienen como soporte a la masa trabajadora, la cual emplean para tal finalidad. Sin embargo, pese a los llamados del Presidente, en caso del Estado Sucre hay una historia triste que contar, pues las empresas de este Estado ni siquiera practican bien el proverbio: “el primero en prometer es siempre el último en cumplir”, pues no cumplen absolutamente con nada ni con nadie, y especialmente con sus soportes para ser más ricos, a saber, los trabajadores, con quienes por el contrario son laboralmente insolventes.
Podemos afirmar con toda exactitud que el Estado Sucre, es epicentro de verdaderos sismos neoliberalitas y capitalistas aplicados por las empresas que hacen actividad económica en él, cuyos efectos agudizan la crisis en un Estado que aun no termina de emerger, pero al mismo tiempo, con absoluta ironía contratan con el gobierno central y otros entes financieros de su dependencia para amplificar sus riquezas. Por supuesto, es la clase trabajadora quien recibe las dosis de sufrimientos al incumplir tales instituciones sus compromisos en todos los sentidos con dicha clase. Así pues, nuestro Estado Sucre sufre, porque simplemente sus trabajadores no pueden, en tales condiciones ser consumidores naturales de alimentos y servicios públicos, pues quienes deben solventarles laboralmente no ofrecen garantías mínimas de sus remuneraciones: son despedidos injustificadamente, o bien se aplican mecanismos que implican desbalances negativos de sus sueldos y salarios, pero que en todo caso producen el mismo efecto. Amén de intento para disolver grupos organizados legalmente en sindicatos para luchar por sus intereses, teniendo, irónicamente como apoyo la misma Ley Orgánica del Trabajo, en virtud de su ineficacia, pese a los esfuerzos de los inspectores del trabajo para aplicar dicha ley. De allí su perentoria reformulación.
Las empresas ya sean esta con años en el ramo o nuevas se instaran o instalan con un numero x de trabajadores al cabo del tiempo esta empiezan a aumentar sus ingresos y por ende su capital y activos mientras los trabajadores siguen en su mayoría con remuneraciones basadas en el sueldo minimo, es aquí don de comienzan los reclamos y las presiones siendo el eslabón dedil el trabajador; la respuesta a las solicitudes bien merecidas de aumento y mejorar de beneficios son las exclamaciones de que los trabajadores quieren quebrar la empresa y aparecen frases como ¡nadie es indispensable! dejando entre ver que cualquiera puede ser sustituido y en cualquier momento; el tiempo continua y es evidente a los ojos del trabajador el crecimiento de la empresa, pero no el suyo ya la explotación es un hecho, vuelven lo reclamos por parte de los trabajadores la respuesta es la misma ¡no hay dinero! a esto le sobre viene los análisis de los expertos directivos o gerentes de la empresas que a la hora de abaratar costos lo primero es echar a la calle a los trabajadores con la frase ¡la empresa esta atravesando un mal momento y de ella comen muchas familias! en ese caso hay que pensar en la empresa, el trabajador el ser humano ya no es importante es la empresa la que importa hay que pensar en ella pero a quien le da verdaderas satisfacciones desde el punto de vista de la compensación económica al patrono o al trabajador..
Los problemas económicos según los patronos y es el cuento de todo el año y de toda la vida que pueda tener una empresa, comercio o negocio es que la situación esta mala, al buscar una solución ya pensaron en despedir y evidentemente lo hacen, pero hay que abaratar mas los costo la idea de los trabajadores contratados a las ETT les da una opción satisfactoria de mano de obra barata, pero como el apetito es gigantesco y como el gobierno busca aumentar la productividad otorga créditos con condiciones excepcionales los cuales no pierden el tiempo en buscarlos y acceden a los mismo aludiendo que se crearan tantos empleos directos e indirectos y mejores sueldos y salarios, por cierto el dinero que consiguen con el estado también es de los trabajadores porque provienen de las rentas petroleras y de sus impuestos, pero luego de la entrega del dinero las condiciones siguen iguales, el mercado aumenta y por los cual ellos también deben vender mas, pero ya han pensado en una forma inteligentísimas de aumentar su producción sustitución de mano de obra por equipo automatizado y esto hacen una y otra vez, la empresa que llego ha emplear talvez 800 trabajadores para producir un numero x de producto ahora solo cuenta con 300 trabajadores, pero produce en doble, las condiciones económicas para el trabajador siguen siendo las mismas salarios mínimos para la mayoría, esta es la historia, para una empresa que empezó y creció, su dueño ahora es mas rico, también creció pero un elemento permaneció igual en el tiempo desde el punto de vista socio-económico y disminuyo desde el punto de vista del numero este no otro si no el trabajador; el Capitalismo no Débora.
Las empresas privadas siguen aumentando en capital y activos, por el contrario sus trabajadores cada vez son mas pobres, para nada importa el ser humana (trabajadores) si se enferman se sustituyen, si se lesionan se sustituyen, si envejecen se sustituyen, si reclaman sus derechos se sustituyen; estas empresas siguen su marcha de aglutinamiento de riquezas y en este camino sus representantes han perdido su condición de seres humanos.
En cuanto a nuestro propósito de defender los derechos laborales, no desmayaremos en nuestra lucha, y en tal sentido hoy recordamos una anécdota de Bolívar, quien a sus once (11) años de edad, cuando era extraído de casa de su hermana para llevarlo a un internado se negó, “expresando que los magistrados no podían obligarle a que viviese en la casa de su tutor... que los tribunales bien podrían disponer de sus bienes y hacer de ellos lo que quisiesen, más no de su persona; y que si los esclavos tenían libertad para elegir amos a su satisfacción, por lo menos no debía negársele a él la de vivir en la casa que fuese de su agrado”.
Esta anécdota que ilustra la actitud de constancia y firmeza de Simón Bolívar, es una bella moraleja que nos permite concluir nuestro planteamiento: las empresas del Estado sucre siguen disponiendo de los bienes de sus trabajadores descaradamente, y eso convierte a aquellos en menos que esclavos; sin embargo, tal constancia y firmeza del Libertador nos da aliento y fortaleza para seguir luchando por las reivindicaciones de los trabajadores que con derecho defendemos.
La UNT sucre sigue en su camino hacia la conquista de la solvencia Laboral como herramienta para garantizar el cumplimiento de los derechos de los trabajadores.
¡Hacia la Ley de Cogestión ¡
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