Llueva, truena, relampaguea, de día, tarde, noche, en plena madrugada, a cualquier hora, con el sol pegao a las costillas, con su mochila y su vianda, un 25 de Diciembre, un 1ro de Enero y de otros días feriados, en instalaciones en lugares recónditos, en mero centro del Lago y Mar, a veces trabajando con las uñas, a veces con sus problemas familiares, golpes, aporreos, accidentes y enfermedades laborales que se llevó la vida de unos tantos y a otros los dejo con algún impedimento físico, pero allí firme cumpliendo con su responsabilidad ese trabajador petrolero que hoy está jubilado, con su años a cuesta y achaques propios de su edad y otros adquiridos de sus años de servicios interrumpidos.
Si ese, el hoy jubilado que se encuentra en el olvido por esa Empresa a la cual le dio más de la mitad de su vida, su juventud, convirtiéndola en una la empresas fortalecida y de mayor rentabilidad mundial.
No contamos con una pensión digna, se nos niega el derecho de tener una verdadera asistencia integral hospitalaria y para completar, el dinero que ahorramos durante esos tantísimos años de actividad, en el llamado fondo de pensiones, la empresa vilmente se adueño de el por completo y solo nos da un mísero pago.
No abruma la impotencia ante esta situación de miseria en que vivimos, alguno de nuestros compañeros se han quedado en el camino, otros no tiene para su alimentación y así mucho menos para sus medicamentos y a pesar de todo eso, aun así no vemos ni un poquito de humanidad con nosotros…Hemos dado la lucha, y a pesar de nuestra edad y enfermedades salimos a la calle a exigir lo que por derecho nos perteneces y lo que hemos recibido hasta ahora es retaliaciones, burlas y engaños…