Una de las actividades o acciones peligrosas para todo movimiento político y mas aún para un proceso revolucionario, lo es el fraccionalismo, el divisionismo o la fragmentación organizacional; ello conduce a un antagonismo, que en muchos de los casos, genera división y dispersión de las fuerzas y la fractura institucional. Esto se agrava cuando desde las estructuras del poder se aupa y apoya el fraccionalismo, y se pretende crear estructuras políticas alejadas del núcleo central de dirección política; esto viene al caso dado el anuncio de la conformación de una nueva central sindical "roja, rojita" conformada por grupos sindicales provenientes de UNT, insatisfechos por la presunta parálisis de esa central sindical, por el presunto burocratismo existente en la misma y por no haber realizado un proceso electoral desde su fundación.
La experiencia ha enseñado, en Venezuela, que las divisiones es la peor decisión que se puede hacer dentro de una organización política, veamos el caso de AD, COPEY, PCV, CTV y otros casos menos emblemáticos. A veces esas divisiones dieron sus frutos y se consolidaron en la vieja estructura existente pero ello respondió a una estrategia divisionista que desde el centro de la dirección se planificó y cuya duración fué efímera en el tiempo. AD es un cascarón, de COPEY solo queda el recuerdo de la lavandería donde se fundó, del MAS solo quedó el equipo cuya existencia se sustenta en las dádivas imperialistas, da lástima hablar de la otrora poderosa CTV.
La consolidación de las fuerzas revolucionarias no se puede sustentar en el fraccionalismo, sino por el contrario, la fortaleza orgánica que se le dé a las nuevas y nacientes organizaciones tales como el PSUV y UNT y no creando otras como si se tratara de una competencia.
La lucha se hace desde adentro, señalando los errores, desviaciones, burocratismo y no dejando a un lado a líderes, independientemente de sus errores, y verlos como si fueran los enemigos naturales del proceso revolucionario. De seguir esta receta no seria extraño que cualquier disentimiento sea resuelto con una amenaza divisionista y que como una plaga se extienda a todos los niveles de la revolución. Recordar a Rousseau no está demás, el enemigo esta dentro de la revolución y desde dentro hay que combatirlo, y a Bolívar: unidad, unidad, o la anarquía nos devorará.
Dentro de la revolución todo, fuera de ella nada!!! Solo el pueblo, salva al pueblo!!!
joedor21@yahoo.es