Pero no pensaron que el Gobierno Nacional fuera más allá, y la medida de Nacionalización de Sidor los dejó fuera de base. Hasta allí llegó la oposición.
Tuvieron que buscar otros pretextos, inventar otros conflictos. Primero fue el pago de las alícuotas de utilidades, y después la homologación de los jubilados. No negamos la justicia del reclamo, si un juez de la Corte Suprema se jubila con 32.000 BsF, si los profesores universitarios y militares también tienen sus jubilaciones completas, ¿por qué no se puede con los trabajadores del sector aluminio?
Y mientras no se toma una decisión justa y clara al respecto, la oposición sigue echando gasolina a la candela, promoviendo ocupaciones, paros y tratando de crear el caos en la ciudad.
Sin embargo, tienen que andar con cuidado, porque las provocaciones al gobierno pueden llegar a ser asumidas por el conjunto de la clase obrera y darles una lección, como cuando el paro petrolero o el 13 de Abril.
Esta situación de guarimba se da en un contexto político, donde el actual gobernador no tiene ni tendrá ningún control sobre la situación, y nos enfrenta ante un dilema de hierro.
Los sectores de izquierda y combativos de la Región Guayana no van a votar por un candidato de derecha como es Rangel Gómez, quien no tiene ninguna identificación con el antiimperialismo y menos aún, con el socialismo, el sólo llega a “Integración y Progreso”. El camino de la construcción de una opción revolucionaria no pasa por la candidatura de Rangel Gómez, ni siquiera con el argumento de la “disciplina” o la “unidad”.
¿Cuál es la diferencia ideológica entre el Capitán Rojas Suárez y el General Rangel Gómez? Ninguna. Ambos pertenecen a la misma clase social adinerada y burguesa. Por si fuera poco, el 11 de Abril también tuvieron actitudes parecidas, uno formaba parte de la conspiración y el otro renunció a su cargo y se puso a la orden de Carmona. Hoy, Rojas Suárez pasado “con armas y bagajes” a las filas enemigas, y Rangel Gómez trabajando para la derecha empresarial oligárquica dentro del PSUV. Un gobernador que no puede pisar cerca de Sidor porque los trabajadores sidoristas lo detestan.
La situación política actual nos exige, dar una respuesta contundente a la oposición guarimbera, por un lado, y decidir una alternativa revolucionaria de cara a las elecciones de noviembre.