Esta noche nos convoca de nuevo la Patria Bolivariana. Los espíritus de nuestros antepasados indígenas, africanos, blancos, mestizos, en fin todo el arcoiris étnico del cual provenimos, nos convoca esta noche y está aquí, para gritar junto con nosotros por la libertad, la justicia, la igualdad y el triunfo de todos los pueblos que han sido martirizados, torturados, asesinados, invisibilizados, asesinados. Para decir ¡Basta!
¡El sol de la libertad se anuncia, el sol de los mayas, de los aztecas, de los Incas, de los caribes, de los Pieles Rojas, se anuncia. El gran Dios Sol que se había ocultado, retorna para anunciar la nueva civilización, la civilización de la paz para la gente, la naturaleza, el planeta. Es la gran fiesta que se aproxima. Es la hora de la redención, del paraíso que debemos construir en la tierra para que el gran orden universal fundado en la paz y la justicia, sea el reino de los cielos y de la tierra.
En nombre de nuestros antepasados, de nuestros héroes, de nuestros mártires, realicemos, no un minuto de silencio, sino un minuto de aplausos, de vivas a la vida, a todas las almas nobles que entregaron sus cuerpos para que esta noche podamos celebrar la gran fiesta de la solidaridad con la República Bolivariana de Venezuela.
Se inicia el minuto de aplausos y de vivas.
Estamos hablando de las elecciones del 7 de octubre en la República Bolivariana de Venezuela, porque en los tiempos porvenir deberemos estar hablando de un tiempo antes del 7 de octubre y de un tiempo después del 7 de octubre. Un tiempo antes y después de estas elecciones.
No sólo es la historia y la victoria de la República Bolivariana de Venezuela la que está en juego. El 7 de octubre se está decidiendo el curso de las luchas de los pueblos de la tierra, muy particularmente de los pueblos del Sur y más especialmente, de los pueblos de América Latina y el Caribe. Es mucho lo que está en juego y todos los que estamos aquí lo sabemos: la ALBA, Unasur, la Celac, Petrocaribe, el Banco del SUR, el Banco del ALBA, el SUCRE, etc. Es decir, la cooperación Sur-Sur, la cooperación solidaria, el comercio justo, el antiimperialismo, la soberanía de los pueblos, el derecho a la autodeterminación, en fin, la conformación de un nuevo orden mundial, todo esto está en juego.
La educación, la salud, las viviendas, la comida, la erradicación de la pobreza moral, espiritual y física…
Sobre todo el orgullo de ser indios, afrodescendientes, mestizos, blancos, latinoamericanos, caribeños, pero también africanos, asiáticos, europeos, estadounidenses libres y soberanos, en fin, de ser un arcoiris de la vida, de la esperanza, el arcoiris inmortal de los sueños que van despertando haciéndose realidad.
El 7 de octubre venezolanos somos todos, porque Venezuela también es un arcoiris, el arcoiris que nace desde el Orinoco, desde el Lago de Maracaibo, desde los Andes, desde el Cerro del Ávila, desde la Isla de Margarita, desde las huellas de nuestro libertador Simón Bolívar, que hoy fructifican en arcoiris de libertad, de paz, de justicia. En pasos gigantescos de Bolívar llegando a Cuba, a Puerto Rico, a Las Malvinas, a todos los rincones del mundo donde se clama por la libertad y la esperanza de una vida nueva digna, soberana.
Los pasos de Bolívar luchando por la madre tierra, que ha parido todo lo existente. El oxígeno que respiramos, los ríos, los lagos, los océanos, los bosques las llanuras, el pacífico ciervo, el fiero león, la hermosa paloma y el gavilán que vigila desde los cielos.
A todo esto se enfrenta el capital, representado por las fuerzas imperiales responsables por el genocidio, geocidio, ecocidio, el matricidio contra la madre naturaleza y todas las madres que se llaman María, Juana, Petra, Mercedes y sobre todo nuestras grandes madres, la madre esperanza, la madre lucha, la madre virgen María… Por el parricidio que se comete cada minuto, cada hora, contra nuestros padres los sueños, los que son matados en la cuna y los que son matados en la tumba.
La lucha radical pues es la lucha de todas las madres, todos los padres, todas las hermanas y hermanos, todos los hijos e hijas, contra el capital. El capital que está en los bancos y el peor de todos, el que está en nuestros espíritus a través del egoísmo, el individualismo, la traición y la esclavitud y la sumisión del alma.
Chávez es el 7 de octubre, Chávez representa el renacer de los pueblos, el renacer de la esperanza. Esa esperanza que recorre al mundo y que junto con Fidel y la II Declaración de la Habana, “ha dicho basta y se ha echado a andar”. Los pueblos saben que esa esperanza es Chávez y Chávez nos llama a vencer el 7 de octubre. No sólo en Venezuela, sino en todos las calles y caminos de la tierra, incluida esta tierra de Nueva York, aquí, en Manhattan, la cuna, el centro, del capital financiero.
¡Que viva Chávez!
¡Que viva Fidel!
¡Que viva el Che!
¡Que viva Patricio Lumunba!
¡Que viva Cuba!
¡Que viva Puerto Rico Libre!
¡Que vivan las Malvinas Argentinas!
¡Que viva el pueblo palestino!
¡Que viva Libia libre del imperio!
¡Que viva la indignación convertida en revolución!
¡Que viva Siria soberana!
¡Que viva Irán!
¡Que viva Venezuela! ¡Que su luz siga brillando para América latina, el Caribe y el mundo!
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