La Europa en crisis debe apuntar la mirada hacia el mercado y el desarrollo emergente de América Latina. España mal aprovecha esta oportunidad mientras se agudiza su situación interna de parados, con cifras de desempleo superior a los seis millones de ciudadanos. La torpeza política española y la adulante sumisión ante las directrices emanadas desde Washington para privarlos de esta necesaria relación comercial con nuestras naciones latinas, no los favorece en nada. Sin embargo, Venezuela ha mantenido convenios, tratados y acuerdos con la república española en la construcción lanchas costeras. No obstante, en el marco del programa nacional de viviendas España ha debido aprovechar su amplia experiencia y sus empresas privadas para participar, logrando así compensar sus carencias de trabajo internas. Su presencia en la fabricación de casas de gran calidad se reconoce, por ejemplo en África, pero en Venezuela su presencia es nula.
Portugal tiene otra visión y nuevas perspectivas. Esta nación pequeña en habitantes y grande en corazón entendió a tiempo la visión progresista, socialista y humanista del Comandante Eterno Hugo Chávez. Por ello, ha suscrito hasta doscientos siete convenios directos con Venezuela. La transferencia tecnológica para producir las mini computadoras portátiles para uso escolar, “Canaimitas”, se tradujo en un éxito total. Actualmente, Industria Nacional Canaima fortalece esta producción nacional con matriz portuguesa. La construcción y la alimentación comprenden factores claves dentro de esos tratados de cooperación. Esto ha ayudado a Portugal a resistir su crisis económica. Además, enfrenta una grave ausencia de natalidad que en el corto tiempo, veinte años tal vez, tendrá un impacto severo en la mano de obra laboral, profesional y no profesional, que sin dudas afectará su economía y el comportamiento interno de su crecimiento comercial.
La fabricación de catorce edificios al mes, los diecinueve kilómetros de túneles más otros túneles de menor tamaño para conectar la Cota Mil de Caracas con la Guaira, la fabricación de bloques de arcillas y la adquisición de alimentos para aliviar el consumo interno venezolano se suman a los lazos culturales y al impulso global de aprovechar avances científicos-tecnológicos para el bien común entre ambas naciones. El joven poeta portugués José Rui Teixeira, invitado al Décimo Festival Mundial de Poesía en homenaje a Hugo Chávez me comentaba en Caracas que su país no tuvo los complejos políticos de la derecha europea ante el modelo de desarrollo y de gobierno que propugnó Chávez ante todo el mundo, sino que siguieron con interés las visiones del líder enfocadas a atender al hombre pobre, a las necesidades primarias del pueblo y fortalecer la cultura, la educación y la salud como condiciones esenciales del ser para transformar las sociedades de manera protagónica. Esa es, sin dudas, una visión muy respetable y ejemplar. Gracias Portugal.