Ministro Ricardo Sánchez emule a Héctor Rodríguez

Desde su creación (2014), el Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria de Venezuela (fusionado antes a Ciencia, Tecnología e Innovación) ha sido un elefante blanco, un órgano inútil; y una cartera de la desidia y la burocracia administrativa de la Revolución.

El ministro Ricardo Sánchez luce más como un hombre asustado que como alguien que debe asumir la peor injusticia histórica de la educación superior del país, durante al menos los últimos ciento veinte (120) años: el pago de nuestras prestaciones sociales y pasivos laborales, cuya dolosa y miserable mora data desde 2012 hasta 2023.

En mi caso personal, tengo más de ocho (8) años esperando el pago respectivo por mi jubilación como docente de la Universidad de Oriente; viendo morir profesores y profesoras de universidades públicas venezolanas por hambre y enfermedades, por impotencia y precariedad, por pobreza extrema y penuria sumaria. ¡Por Dios!

La otra gran tarea del flamante ministro Ricardo Sánchez será gestionar —y hacer efectivo—, el rescate de nuestros salarios. Ningún profesor universitario puede sobrevivir con veinte dólares (20$), más la limosna llamada Cesta Ticket, y la otra limosna denominada Bono de Guerra Económica; el cual debería llamarse Bono del Peor Salario Socialista del Mundo. Mata obreros. Mata trabajadores. Protector de Corruptos. Cómplice de Ladrones.

De igual modo, señor ministro Ricardo Sánchez, investigue dónde está el dinero de nuestras cajas de ahorros. Estos fondos desaparecieron a discreción del gobierno nacional cuando decidieron, arbitraria y demencialmente, echarle mano a cuanto centavo administrara la universidad pública venezolana.

Recuerde que el Estado, como patrono, debe otorgar a nuestras cajas de ahorro el diez por ciento (10%) mensual de nuestro salario, mientras un monto similar nos resulta descontado, para sumar el 20% a las cajas de ahorro. En el caso del Ipspudo, el aporte del Estado es una Caja de Pandora. Despareció. Una vez al año mandan a Cumaná un pelo de burro, sin justificación de período alguno.

Desde el ángulo moral, señor ministro Ricardo Sánchez, demuestre usted que tiene agallas suficientes para hablarle de tú a tú al presidente Nicolás Maduro. Mátele el piojo en la cabeza por considerar (igual que el n Hugo Chávez—una mala herencia de sentido común—) a la UCV, ULA, LUZ, UDO, UC, entre otras universidades, como sus enemigas políticas, bajo el pretexto de son "partidos políticos".

Más partidos políticos son la Unearte y la Universidad Bolivariana de Venezuela, donde se adoctrina a los estudiantes con el discurso oficial dominante, de "rodilla en tierra", "patria, socialismo o muerte", "el sol de Venezuela sale por el Esequibo" (aunque obviamente no sale para todos en Venezuela), "leales siempre, traidores nunca", etcétera; del mismo modo que lo perifonean los militares en los desfiles y las cadenas presidenciales. Puros loros repetidores de consignas.

Ojo: yo soy un hombre de izquierda, pero no soy un loro enjaulado por doctrina alguna del mundo. Hay que ser libre pensante. Para eso hay que tener moral y ética. Es suficiente con eso. No el carnet político y el martillo sobre el cerebro. Ni el chantaje ni la subordinación pasmosa. No soy esclavo de ningún político majadero. Soy venezolano y punto.

Otra tarea suya, señor ministro Ricardo Sánchez —no sé si usted es profesor titular o qué escalafón ostenta, pero su cara no me da esperanza de nada, después de ver los rostros anteriores de Ugbel Roa, César Trómpiz, Tibisay Lucena y Sandra Oblitas— es DEROGAR la miserable Tabla Onapre que rige nuestras nóminas, como fiel heredera de aquel otro mamotreto mal llamado "Tablas Planas" por Aristóbulo Istúriz, cuando las ideó y defendió en radio y televisión (y por supuesto, en la mismísima Asamblea Nacional).

Según ese notable filósofo de la Revolución Bolivariana de Venezuela, a quien han "dignificado" con honras póstumas dignas de un Jefe de Estado caído en combate; las Tablas Planas Salariales permitirían al gobierno "ahorrar" grandes sumas de dinero (robadas por cierto por corruptos de postín), e "igualaba" en lo laboral a doctores, licenciados, técnicos superiores y obreros, como trabajadores y trabajadoras de la educación sin jerarquías; demostrando así que socialismo no hay clase media, ni hay ricos, sino pobres diablos sin meritocracia, sin niveles académicos, sin derechos a beneficios distintivos. La idea fue meter en un saco (y vaya que lo hicieron) a toda la manada de trabajadores de las universidades para caerles a palos con el hambre, la discriminación, la ignominia y la injusticia más cruda y salvaje que puedan soportar nuestros estómagos.

¿Guerra Económica? ¿Bloqueo gringo? Está bien. Ugbel Roa y Tarek El Aisami pueden darnos una cátedra de austeridad y de lección "moral" en tiempos de crisis. ¡Por favor!

El ministro del Poder Popular para la Educación, Héctor Rodríguez, no sólo es una político astuto e inteligente, sino un oficiante cumplidor de sus tareas partidistas, asumiendo con mucha bulla los cargos que le asignan. En contraste evidente con usted, ministro Ricardo Sánchez, Héctor Rodríguez roba cámaras y anda en el tope de la popularidad gubernamental prometiendo, como San Nicolás —antes de la Navidad que comienza por cierto en octubre, cual Niño Jesús—, beneficios sociales a maestros y profesores; vaticinando el rescate del plantel académico de escuelas y liceos. Ojalá tome el cuenta el Liceo José Rafael Revenga de El Tigre, cuyo techo es peor que el Lago de Maracaibo, y al que al que el gobernador de Anzoátegui sólo manda a tomar fotos y más fotos.

No en vano, hace mucho tiempo está sonando el nombre de Héctor Rodríguez como un joven presidenciable, si algún día SuperBigote decide quitarse la capa vitalicia de mesías y caudillo eterno—gracias a la reelección indefinida, al CNE y al Psuv—, y le entrega el mando (o la "espada de Bolívar" como suelen decir desde el ángulo oficialista) a un joven de estos; antes que les caiga encima el próximo milenio. Maduro dixit que el proyecto socialista llega en sus manos hasta el 2100 y más allá.

Como se ve, la esperanza es más larga que peo de culebra.

Por ultimo, señor ministro Ricardo Sánchez, ¡PÁGUENOS las prestaciones sociales! ¡Hasta cuando burócratas de postín!


 



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José Pérez

Profesor Universitario. Investigador, poeta y narrador. Licenciado en Letras. Doctor en Filología Hispánica. Columnista de opinión y articulista de prensa desde 1983. Autor de los libros Cosmovisión del somari, Pájaro de mar por tiera, Como ojo de pez, En canto de Guanipa, Páginas de abordo, Fombona rugido de tigre, entre otros. Galardonado en 14 certámenes literarios.

 elpoetajotape@gmail.com

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