Nosotras, las ansiosas, las que esperábamos salir a la autopista a ondear la bandera venezolana, para decirle a nuestro presidente, aquí estamos camarada, gracias por amar a nuestro pueblo y entender la unión latinoamericana. Nosotras, Luisa, Cecilia y yo, nos quedamos con las ganas de agradecerle su amor por la patria.…
Los tratados de libre comercio que se han suscitado en América latina han convertido a sus gobernantes traidores en una suerte de corre caminos ante la presencia del máximo líder venezolano.
La visita de Hugo Chávez a Costa Rica, generadora de alegría para sus seguidores venezolanos residentes en el país y otros latinoamericanos, se vio teñida de tristeza, cuando por medios televisivos y radiales, se comunicó la ausencia del presidente venezolano.
Revisando las notas periodísticas de la semana, me doy cuenta, cuan interesados están los presidentes leales al imperio, de tener encuentros con Chávez. Uno de ellos, Uribe, quien tratando de acercarse al mandatario, ha hecho hasta lo imposible por remitirle mensajes de unión y amor por los pobres de Colombia y Venezuela.
Me pareció extraño que un día antes de la llegada de Chávez el nuevo presidente de Costa Rica, hablara de una reunión con Ecuador, Colombia y Venezuela. Pues como es bien sabido, al presidente no le gustan las improvisaciones cuando se trata de comprometer la presencia de Venezuela en actividades que tienen que ver con la unión de nuestros pueblos. ¿Necesidad de los tres mandatarios de hablar con el líder venezolano?
La posible retirada de Venezuela del CAN y el anuncio el domingo en Alo Presidente, de la salida del G·3 (acuerdo de integración suscrito en los años 90 con México y Colombia), ha puesto sobre el tapete la importancia de definir las relaciones comerciales entre Colombia y Venezuela y entre los otros países del continente. Relaciones que históricamente se habían mantenido y que con el gobierno bolivariano se consolidaban, dado el espíritu solidario y de buena voluntad del gobierno venezolano, en este momento, salen a la palestra para discutir su permanencia.
Ahora los correcaminos andan detrás de Chávez y reflexionemos, vamos a preguntarnos: ¿Cuáles son los intereses que se juegan detrás de esta insistencia? Se juegan reelecciones presidenciales y se juegan estar bien con el Imperio y dejarle a Chávez la responsabilidad de sus pueblos, es lo que repaso con impaciencia.
No es compromiso de Chávez, asumir el comercio con los pueblos de América, una vez firmados sus gobiernos, tratados comerciales con Estados Unidos, por las desventajas que todos conocemos. Pues si no se respetan los compromisos que hemos sostenido en el transcurso de los años, los presidentes comprometidos con el imperio, deben asumir con valentía el impacto que genera en la población la finalización de los convenios bilaterales y otros, que han entrelazado las fronteras de América, uniéndonos en hermandad y conciencia. La deliberación sobre lo que conviene o no, es asunto de los gobiernos como un todo, para beneficiar a sus naciones.
En este sentido los pueblos latinoamericanos y sus líderes, deben de tener conocimiento sobre las acciones de sus gobernantes y exigir respeto sobre el sistema de relaciones que enlaza el comercio de los pueblos, mediante la revisión de los pactos que se constituyen. Si no se da la consulta ciudadana y no se permite expresar el sentimiento popular, se podría decir que los derechos ciudadanos se ignoran, custodiándose el neocolonialismo su correlación de fuerzas sobre los pueblos y sus gobernantes (fieles servidores al imperio).
Y si estos gobernantes, son fieles servidores al imperio, el presidente Chávez no puede asumir un rol de guardián de estos hombres elegidos por votación popular, que deben responder a sus pueblos sobre las actuaciones que realizan en sus funciones oficiales.
Todos sabemos que el presidente Chávez es un líder querido por los pueblos de América, un luchador social respetado, los correcaminos lo escudriñan para que les ayude a resolver los problemas que originan con su envilecimiento. Ellos le persiguen por bondadoso, le conocen sus ideales, su clamor de amor por la América humillada, así como tanto lo expreso Bolívar. Ellos los correcaminos latinoamericanos, lo persiguen, para alcanzar el podio, la aceptación popular y como grandes oligarcas, seguir afianzados al amo imperial.
Los pueblos deben madurar y tomar conciencia. No podemos apoyar para la destrucción. Los pueblos deben asumir la construcción de las sociedades que desean, pero para ello deben reconocer sus errores e identificar a sus enemigos, eligiendo buenos gobernantes, así como lo hicimos con valentía los venezolanos, quienes hoy edificamos nuestro porvenir hermoso con la revolución bolivariana en marcha.