Recién leí un artículo en Aporrea titulado:

"República Dominicana devuelve a Venezuela grupo de peloteros retenidos en aeropuerto"

(No tenían los papeles en regla y mintieron a las autoridades, y eso que eran organizadores de eventos deportivos.)

Ver: https://www.aporrea.org/internacionales/n319582.html

Casi me caí, otra vez, de la silla, como Condorito …

"¡PLOP!"

Pero esta vez no era por la sorpresa, no, era por "¡no puede ser!"

Realmente, los venezolanos debemos ser los más ignorantes del planeta.

1- Pensamos que cuando compramos un boleto de avión, o de autobús, o cuando pagamos un taxi o una lancha para cruzar alguna frontera, que al entrar a ese país extranjero podremos ingresar solo al decir con una sonrisa algo al estilo de, "Soy venezolano," sin permisos, sin visa, sin nada.

2- Cuando nos preguntan en las aduanas extranjeras por qué queremos ingresar a ese país, bueno, así como tantos "buenos venezolanos," mentimos y decimos algo al estilo de:

"Bueno, solo vengo de visita, a visitar un amigo, … tu sabes."

Pero lo peor es que lo decimos tan descaradamente justo después de haber nadado desde una lanchita a la media noche hacia una de las playas de ese país, agotados después de haber hecho un viaje de no sé cuantos días con un montón de otros venezolanos "visitando amigos" vomitando todo el camino.

3- Y cuando el funcionario que nos está haciendo las preguntas bajo el brillo de las linternas nos mira a los ojos, y repite la misma pregunta --- ya que sabe que mentimos ---, esperando que tal vez seamos honestos, bueno, ¿qué hacemos?

Repetimos la misma mentira, pero esta vez con una cara de bobo.

¿Verdad?

Como si ser venezolano … y además bobo … eso nos salvará de las leyes de esos países donde las leyes existen y se cumplen (todo lo contrario de Venezuela).

4- Pero cuando llega el supervisor, quien no nos sonríe por nada, y que fue entrenado en EEUU por las fuerzas especiales de la DEA, cuando él nos hace las mismas preguntas (otra vez) y le repetimos (otra vez) la misma mentira, pero ahora con lagrimas y lloriqueos también, y cuando nos ponen presos en un cuartito con solo bancos de madera, durante horas y días, y después de que nos den de comer y tomar solo lo mínimo --- cuando no tienen absolutamente ninguna obligación de darnos absolutamente nada --- entonces empezamos a confabular otras mentiras, porque somos realmente vivos, ¿verdad?, y esas nuevas mentiras las vamos a contar a todos cuando nos manden devuelta a Venezuela, para echarles la culpa a ellos por nuestra propia miseria y tragedia, a "esos salvajes extranjeros" quienes no quisieron creernos, que odian a los venezolanos, que nos tratan como basura, etc.

5- Pero algunos de nosotros, más vivos todavía, o sea, más vivos que todos los vivos acumulados de Venezuela, les ofrecemos sobornos, ¡en dólares! (¡uau!) al jefe, pero, de repente nos encontramos en una verdadera cárcel, allí en ese aeropuerto extranjero, en un sótano, con otros venezolanos, vivos.

Realmente, somos tan ignorantes que no sabemos que en casi cualquier otro país del mundo, excepto Venezuela, donde esencialmente ninguna ley sirve para nada porque básicamente nadie las cumple y nadie las aplica, la acción de ofrecer un soborno a un funcionario es un delito criminal muy grave, y normalmente se paga con varios años de cárcel, y si uno pone una cara de bobo frente al juez, así como probablemente hicieron los sobrinos de Cilia Flores (la esposa de Maduro) en EEUU por su implicación en un asunto de narcotráfico, bueno les agregan más años de cárcel por tratar hacerse pasar por gente buena y honesta, o estúpida.

No solamente eso --- y realmente no lo entiendo --- pero la inmensa mayoría de los venezolanos y las venezolanas parecen no saber que si uno le miente a cualquier funcionario (policía, aduanas, inspector, etc.) en cualquier otro país del mundo, eso constituye un delito muy grave, y en la mayoría de los países uno paga esa mentira con cárcel.

Por ejemplo, en EEUU las leyes contra la mentira, "making false statements," las cuales incluyen el hecho de ocultar la verdad, de negar una verdad, o simplemente de no reconocer o no aceptar de una verdad, existen desde 1863, o sea, básicamente, aquí en Venezuela estamos alrededor de 150 años retrasados.

Varias personas famosas, incluyendo Martha Stewart, fueron condenadas bajo estas leyes y pagaron con cárcel.

(¡Imagínense cuantos venezolanos en EEUU y en los otros países del mundo estarían presos por mentir a las autoridades!)

Ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Making_false_statements

Bueno, así funciona la realidad, pero solo fuera de Venezuela.

P.S. Le pregunté a una amiga que nació y creció aquí en Venezuela --- pero que también vivió/trabajó en varios otros países --- si en las escuelas primarias y secundarias de Venezuela les enseñaron que existen otros países sobre este planeta aparte de Venezuela, Colombia y EEUU, y si les explicaron qué son países, versus por ejemplo municipios, ciudades, provincias, territorios, o continentes, y de que la inmensa mayoría de los países tienen leyes muy severas con respecto a la inmigración, y con respecto a la economía, y la delincuencia, y las mentiras, y todo los demás (no como aquí en Venezuela), y que se hablan a nivel mundial más de 6000 idiomas, y no solamente el español y el inglés, y que el dólar no es la única divisa importante del mundo (hay 180 en uso regular a nivel mundial), y que el mundo es una esfera … y ella me dijo, "Bueno, no, realmente no nos enseñaron nada de eso, o si lo hicieron, bueno, lo hicieron a medias, pero a nadie les parecía importar de todas maneras." Bueno, parece que mientras el resto del mundo avanza, nosotros nos quedamos por los menos 150 años detrás, y allí seguimos, especialmente ahora, desde que Venezuela se encuentra bajo el mando de un presidente (Maduro) que todavía vive en el pasado/presente colonial.

Ver:https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_languages_by_number_of_native_speakers

Ver: https://www.linguisticsociety.org/content/how-many-languages-are-there-world

Ver: https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_circulating_currencies

Y esa es mi opinión.