Afuera escucho los relámpagos y la lluvia torrencial típica del trópico, me encuentro por unos días en Miami por asuntos de trabajo, anhelando como siempre la patria grande, tan cerca y tan lejos, patria que me hace recordar de una manera más viva esta lluvia y los relámpagos, en el desierto que es California solo caen unas cuantas lluvias en cada invierno, vienen los recuerdos de mi barrio en el sur de Valencia, cuando salía con los amigos de la cuadra a jugar a las carreras de barquitos de papel, carajitos descalzos y sin camisa, adentro me parece oír la voz de mi mama gritando…muchacho del c….métete a la casa que vas a agarrar una pulmonía…espérate mamá que el mío va ganado…hasta que como siempre se lo tragaba la alcantarilla o se hundía al doblar la esquina…aun siento nostalgia por esos barquitos de papel en los cuales navegaban y naufragaban nuestros sueños de muchachos, lamentablemente para muchos, esos sueños terminaron en la cárcel o en el cementerio, en parte debido a la pobreza y a la fata de oportunidad.
La historia que me ocupa es la de Pablo, un comerciante de Colombia residenciado en esta ciudad hace ya varias décadas. Pablo es un hombre de familia muy católico, muy preocupado por los pobres y los que sufren de hambre, al punto de donar mucho de su tiempo y de su dinero para una asociación no gubernamental que busca reducir la pobreza extrema en nuestro mundo, lo hace por medio de influir al congreso de los Estados Unidos para que la ayuda de desarrollo internacional no solo beneficie a aliados políticos, sino que se invierta en programas que combaten la pobreza, principalmente en África, una tarea titánica y cuesta arriba, por la falta de voluntad política del congreso y por la indiferencia de los ciudadanos estadounidenses, lamentablemente el continente negro no es un objetivo estratégico geo político importante y los niños africanos no representan una amenaza a la seguridad nacional, además son invisibles en los medios de comunicación.
Pablo a quien conocí hace cuatro anos, se le olvido todo su cristianismo, su amor al prójimo y su benevolencia, cuando hace unas semanas atrás me oyó dando unas declaraciones a un canal de televisión de cobertura nacional donde se abordaba el tema de Chávez, las FARC, los rehenes, Uribe, Correa y todo esa tragedia humanitaria. Pablo no pudo perdonar el hecho de que el hombre a quien el consideraba uno de los organizadores mas eficaces de la organización para la que el dona su tiempo y su dinero, pudiera en alguna manera apoyar, y según sus palabras defender a los “terroristas” de las FARC y al “charlatán” de Chávez…..tal fue su malestar visceral que escribió una carta a mis jefes en Washington DC y a un directivo de la organización en Miami cuestionando mis posiciones.
Es increíble como una persona, quien a pesar de todo sigo considerando de buenos sentimientos, pueda dejar que los medios de comunicación le influyan a actuar de una manera tan vísceral y poco ética, como para amenazar y poner en peligro la fuente de sustento de otro hombre de familia. Y como Pablo cientos de venezolanos y latinoamericanos que ahora radican por estos lados, disociados de la realidad, por medios que manipulan a su antojo los hechos y las circunstancias, no solo en el caso de Venezuela sino también en el de Irak para solo citar un ejemplo. ¿No suena muy parecido las “pruebas” de la computadora biónica de Raúl Reyes a las “armas de destrucción masiva” que tenia debajo de la manga Sadam Hussein?
La pregunta mas común que recibo cuando descubren mi gentilicio Venezolano, es: ¿esta usted en contra de Chávez verdad? Las caras de sorpresa y de enojo al encontrarse con un Bolivariano por estas tierras del norte, son como para fotografía, no es que sea el único, sino que por aquí somos tan pocos, que erróneamente se da por sentado que todos los venezolanos que vivimos en USA somos anti chavistas. Valientes los integrantes de los Círculos Bolivarianos en esta ciudad que tienen que enfrentar situaciones difíciles todo los días debido a sus posiciones políticas, a ellos mi respeto y admiración, Edgar, Ramses, Jesús, Tahis, Juan, Marcos, por solo mencionar algunos.
Hoy mientras manejaba por una avenida, a mi lado iba un carro con una bandera de Venezuela, tal como es mi costumbre en Los Ángeles, al encontrarme a un compatriota me emociono… al bajar la ventana y gritar soy Venezolano, una mujer de mediana edad responde…yo también, que viva Venezuela, me dice mientras reduce la velocidad…a lo que respondo: ¡Que viva Chávez carajo!….la cara cambio, la emoción positiva desapareció y rápidamente se transformo en gestos de odio y de desprecio…..con tristeza me quedo pensando…allá va otra compatriota disociada…y no es que todos tengamos que pensar igual, o que todos tengan que estar de acuerdo con mi apoyo a Chávez, pero las reacciones viscerales son algo que no dejan de sorprenderme y que no termino de entender completamente.
Volviendo a Pablo, hace unos días lo encontré cara a cara, no aborde el tema, ya lo había hecho por correo electrónico, tenia ganas de decirle que aunque no me despidieron, si me pidieron que cesara mi activismo y que no diera declaraciones políticas relacionadas a Venezuela, ya que lo veían como un conflicto de interés, al ser al mismo tiempo portavoz para los medios hispanos y enlace político para la comunidad hispana de la organización, pues es obvio que les preocupe alinear a sus activistas y donadores en Miami.
Medite cual debería ser mi reacción, continuar sin hacer caso a la recomendación, y en caso de ser despedido iniciar acciones legales, exponer a la organización ante mis aliados Latinos en todo el país y crearles un problema de imagen y relaciones publicas, medite el asunto por algunas semanas, y decidí que solo hago caso a mi conciencia, y que como canta Silvio en su canción: “me queda la terquedad de no tener precio”. Ante el hecho de que seria imposible quedarme callado ante tanto ataque mediático en contra de la patria grande, como cristiano y como humanista, decidí una salida diplomática y buscar otro trabajo, cosa no muy difícil, gracias a la educación, la experiencia y la credibilidad que uno tiene en la rama de la organización comunitaria. Eso si lo primero que aclare en las entrevistas, es que no se me cuestione mis activismo político y lo que hago en mi propio tiempo.
Lo siento por Pablo y por la organización porque pierden a un buen elemento, pero más al fondo me da tristeza que tantos latinoamericanos y venezolanos se dejen manipular por todo lo que dicen los medios. Que ironía Pablo que el presidente al que tu desprecias lo apoye la mayoría de los pobres de mi tierra, y no por las dadivas como dices, sino por la dignidad de sentirse incluidos y dueños de sus destinos. Que sigas tu camino de benevolencia cristiana…estaré rezando por la paz en Colombia, que te guste o no esta ligada a Chávez y a Venezuela. En cuanto a mi seguiré trabajando por la justicia desde otra trinchera, este enlace del articulo que publicaron mis amigos de Aporrea es la ultima comunicación que recibirás de mi, y termino dejándote en paráfrasis un pensamiento del teólogo católico Brasileño, Don Elder Cámara: “Cuando le doy de comer a los pobres, dicen que soy un buen cristiano, pero cuando cuestiono por que son pobres, entonces dicen que soy Comunista”.
*Presidente de la Asociación Simon Bolívar de Los Ángeles
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