“Cuando San Juan se cayó/
de la escalera pa´bajo/
dijo Dios: ¡adiós carajo/
este santo de jodió!”
(de Las Celestiales)
Miguel Otero Silva
Dos coincidencias: el excelente programa de Earle Herrera, el Kiosco Veraz el domingo 9 de mayo, Día de la Madre, i el hallazgo, revisando gavetas en mi archivo de recortes de prensa, por no poder tener una hemeroteca, de un recorte con declaraciones de este cura de sangre de horchata envenenada que, lamentablemente, fue arzobispo de Maracaibo, donde dejó fama de serpiente venenosa, por lo cual los marabinos i los maracuchos (hai de dos clases, según decía Américo Negrette) le llamaban Ofidio en vez de Ovidio i mi amigo Gastón Guisandes López, escribió ese libro que Herrera mostró, titulado EL ARZOBISPO, pues piensa analizarlo en sucesivos programas, dado que este monseñor es de los personeros más violentos i agresivos frente al gobierno revolucionario i la misma iglesia prácticamente le rebajó su jerarquía, al pasarlo de Maracaibo i de Presidente de la CEV, a obras ciudades del país, i estar actualmente creo que en Los Teques, desde donde no pierde oportunidad de agredir o denunciar a veces falsedades. Se decía también que, el nombre de Maracaibo, según algunos historiadores, quiere decir “tierra de serpientes o cascabeles” i por eso primero tuvimos un arzobispo llamado Domingo Roa Pérez a quien distinguían como Boa Pérez, con lo cual una Boa (no venenosa) i un Ofidio, posiblemente una cascabel (mui venenosa), hacían honor al significado del nombre: Maracaibo, tierra de serpientes o cascabeles, como estos ejemplares, distinguibles por la “mordedura”, tal lo hacían hasta los curanderos del sur del lago, para valerse de milagros en sus curaciones, o justificaciones en sus fracasos.
Roa fue un hombre más sensato, pacífico i menos metido en la lucha política aunque “cuartocre” por dejarlo hasta allí; Ofidio, un verdadero conspirador con mentalidad medieval i soberbia irracional, aunque después de él, Ubaldo Santana o Roberto Luckert, luchan por ser los que superen la marca (records) de hombres de la iglesia, más políticos, conspiradores i detractores, que verdaderos sacerdotes, fieles seguidores, no de la doctrina de la iglesia, sino de las barbaridades i mentiras de Baltasar Porras, o de aquellos Cardenales negros i “arrupeños”, como Ignacio Velasco i Castillo Lara.
Como del libro del amigo periodista i luchador social que es Gastón Guisandes, a quien me une entre otras cosas el conocimiento de su honorable familia, de sus padres i hermanos, i sobre todo de su madre Doña Esperanza López de Guisandes, quizá la mejor amiga de la mía, durante toda la vida; formidable colaboradora de muchas obras emprendidas por la Cruz Roja, la Asociación de Damas Católicas, la Asociación de Scout de Venezuela, las Jornadas Médico Sociales que organizaba la Sra. Alfonsina de Castillo Plaza, Itala De Pool i muchas otras, me une repito, la amistad i el tiempo durante el cual escribí en el diario CRÍTICA que acertadamente dirigía i donde quizá fui de los más distinguidos colaboradores en sus páginas dominicales del Papel Literario i la página de opinión; i posteriormente en el importante Semanario QUÉ PASA. A Gastón Guisandes lo he visto actual en los medios culturales, sociales, políticos i periodísticos i puedo atestiguar de su rectitud ciudadana, su responsabilidad i su valentía para enfrentarse con los más grandes problema de la ciudad i la vida. Cuando escribió EL ARZOBISPO, lo hizo indignado por la escandalosa injusticia que se hacía por el odio, la soberbia, la envidia, etc., de un mediocre lleno de cómplices, para arremeter con la monumental obra de Monseñor Gustavo Ocando Yamarte, que en un principio lejano, en la Academia de la Historia, yo mismo no conocía i tuvimos ciertas diferencias que sin embargo no rompieron la amistad i actualmente tiene mi reconocimiento o admiración; porque luego el tiempo i los hechos, me probaron estar en presencia de un sacerdote excepcional que superó en realizaciones meritorias, lo que en el pasado había logrado otro gran sacerdote zuliano como lo fue Monseñor Olegario Villalobos, bien biografiado por Adolfo Romero Luengo, i entre sus principales realizaciones encontramos el Asilo de Ancianos San José de la Montaña, la primera emisora católica del Zulia, La Voz de la Fe, i sobre todo la Coronación de la Virgen de Chiquinquirá, aunque otros se la atribuyan también.
Para dar una idea mui, pero mui resumida de la labor del Padre Gustavo Ocando Yamarte, tomando la información del libro de Guisandes, Ocando, nacido en 1939 i ordenado sacerdote el 25 de agosto de 1963, su primera obra social lo es el Instituto de Niños Cantores del Zulia que con el tiempo tendrían fama internacional, i que en el curso de los años creció maravillosamente transformándose en un conglomerado de empresas, institutos, iglesias, etc., para un total de 24 entre las que destacan el Teatro Escuela Niños Cantores, la Universidad Cecilio Acosta, el Templo de San Tarcisio, la Ciudad de Dios, dos Policlínicas (actualmente el Hospital Madre Rafols), NC. Televisión Zulia, i luego en Lara i Carabobo. Tenía hasta un extraordinario proyecto de Parque de Diversión i Turismo en la Isla de Providencia en el lago, todo lo que fue detenido u obstaculizado su desarrollo pese a que nunca utilizó dinero del tesoro Eclesiástico. Cuando el ofidio, vio tanta obra social, espiritual i humana, sintió una envidia que todavía le debe corroe el alma, pensando que no era posible que otro sacerdote tuviera más poder que él que era el arzobispo de Maracaibo. Ese empeño de destrucción, emprendido por esta mediocridad, incluso alejó a Monseñor Ocando de toda actividad en la que fuese haciendo más obras. De esto, trata el libro EL ARZOBISPO i ya Earle Herrera irá dejando ver lo que concierne a Ofidio Pérez Morales, a quien pasaron creo que a Coro i luego a Los Teques, donde no ha destacado en nada, excepto en conspirar i denunciar.
En los recortes entonces, encontré en una primera página de EL NACIONAL este titular casi a página completa de ancho, VIOLACIÓN A DERECHOS HUMANOS SIN PRECEDENTES EN VENEZUELA, i en el ante título: denuncia Monseñor Ovidio Pérez Morales. Allí está resumido lo que en el Cuerpo D página 1, expone el monseñor. Junto a una foto cuando no estaba tan arrugada la piel de ofidio, pues era el domingo 11 de abril de 1993 i en negritas “La intolerancia política y la indiferencia a la situación del empobrecimiento generalizado muestran un desprecio a la vida humana que no podemos callar. Lo mismo inicia la nota de la primera página, agregando: desde octubre de 1988 hasta septiembre de 1992, según las estadísticas del Programa Venezolano de Educación y Acción en Derechos Humanos, 477 personas fueron ultimadas por las fuerzas policiales y los cuerpos de seguridad del estado”. I en un tercer párrafo de cinco líneas se informa también que a la citada cifra se añaden los muertos de febrero de 1989, caídos en la insurgencia militar del 27N del pasado año y el centenar de presos del Retén de Catia a quienes presumiblemente se les aplicó la “Ley de fuga” I precisó que el falseamiento de la verdad de los acontecimiento, generó los acontecimientos de 27 y 28 de febrero de 1989. También denunciaba el caso de la masacre de El Amparo, pero ellos nunca ayudan a nadie, a no ser con las oraciones que está pensando como cobrarlas. En ese tiempo era presidente de la CEV. Cabe preguntarse ¿I qué hizo entonces la iglesia? Absolutamente nada. Durante la IV República la iglesia, pero sobre todo la Conferencia Episcopal era cómplice i callaba; ahora alborotan el gallinero todos los días, por la cosas más triviales, como por ejemplo, amparar i graduar a un delincuente estudiantil.
Por eso todos los venezolanos sensatos i no sometidos a religiosidad alguna, pero conscientes de defender los Derechos Humanos, reflexionamos ¿Con qué autoridad moral estos gaznápiros con sotana que ni se acercan al pueblo, pueden ahora que la relación pueblo i fuerzas armadas i policiales están en armonía –los soldados son pueblo en armas− se sienten dignos de denunciar simplemente por desestabilizar i conspirar? ¿Cómo tienen la indignidad también, de hablar de Derechos Humanos, mientras calla la violencia i la pederastia que imparten por el mundo, vejando a los menores? ¿Cómo puede estar conspirando contra un presidente i un proceso revolucionario que toma más en cuenta a Cristo, que ellos en sus sermones o en los secretos de las sacristías? Por cierto que, cuando Earle Herrera mostró todos esos Cristo que se pintan o talla en aviones i otros objetos (refiriéndose a que la iglesia protestó unas pinturas en el barrio “23 de enero”) los ejemplos fueron buenos, pero faltó uno: el Cristo Juez en el Juicio Final de la Capilla Sixtina (pintado 20 años después del techo) por Miguel Ángel Bounarroti i que es un súper atleta casi desnudo (el principal entre los “nudi” a los que quisieron ponerles guayucos o pantalones deportivos), con mejores músculos que los de Charles Atlas, actitud de Rambo i juzgando con más ira o arrechera que los jueces que debe tener el Imperio para condenar a los prisionero de Guantánamo, o las juezas que se ensañan con 5 cubanos inocentes.
Por eso, Monseñor Ofidio Pérez Morales, lo mejor que puede hacer es quedarse callado cuando vaya a mentir. En el 63 decía verdades, i ni siquiera le atendieron los personeros del gobierno. Ahora, quiere decir cosas parecidas, pero son falsas. El país hacia el socialismo, está alegre, feliz i tiene salud i se respetan como nunca los Derechos Humanos. Quédese callado. A un amigo le recordaba en estos días las palabras del filósofo Ludwing Wittgenstein: “De lo que no se puede hablar, mejor es callar”. No mienta ni ofenda, le puede pasar lo que le sucedió a San Juan.
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