Diría doña Luisa González de Anderi, que en paz descanse ¿Qué tienes en esa tapara muchacho? refiriéndose a la cabeza.
Eso mismo tendríamos que preguntarle al genio que se le ocurrió cerrar los elevados de Maripérez, avenida Roousevelt (al que habría que cambiarle el nombre urgentemente porque ni Theodore ni Franklin tienen nada que ver con nosotros) y Nueva Granada, al mismo tiempo, para realizarles tan necesarios trabajos de mantenimiento.
La decisión y obra del MOPVI hay que aplaudirla. Los pobres elevados ya eran chatarras de metal que no sólo sirven para albergar debajo basura e indigencia, sino que además representaban un peligro para conductores y pasajeros, que atravesaban tales estructuras. Pero ¿nadie se habrá parado a pensar que además del elefante blanco del mal llamado Bus Caracas que estorba la libre circulación de los vehículos en la avenida Nueva Granada, el elevado que lleva el mismo nombre y el de la avenida Roosevelt son las principales vías de acceso en esas zonas, y que al cerrar una ya la congestión es fenomenal en esta ciudad caótica? Además de que se afectan las autopistas Petare-Guarenas, Caracas-La Guaria y la Regional del Centro.
Ya nos van a llamar anti-revolucionarias o dirán que nuestra crítica es carne para el enemigo hambriento. ¿Pero no será al revés? No será que hay gente trabajando para que siga aumentando la estadística de ubicables en el sector de los llamados ni-ni?
Toda acción a ejecutarse desde la administración pública debería ponderar lo económico, lo social, lo ambiental y lo político.
¿Por qué no realizaron labores en uno y después en el otro para no incrementar el caos, la angustia, el desespero y la molestia de la gente? Tanto de caraqueños como de quienes vienen a realizar gestiones en la capital.
Ni siquiera informaron con antelación de estos trabajos, para que la ciudad se preparara. El domingo, de golpe, nos enteramos que hasta el 21 la ciudad estará alterada.
Este lunes fue bancario, afortunadamente, de lo contrario no nos imaginamos las reacciones de conductores, pasajeros y usuarios de los sistemas públicos de transporte. ¡Un poquito más de conciencia, Dios mío!
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