La historiografía marxista en Venezuela, se inicia en la década de los treinta, 1937-39, con la aparición de las primeras obras que enfocaban la evolución histórica venezolana desde una explicación dialéctico-materialista. Ya a partir de los cuarenta, se advierte todo un proceso metodológico que enfoca en tres tendencias la presencia historiográfica de los pensadores marxistas: 1.- Se expande la discusión marxista en las Universidades y se generan estudios de esta visión del pensamiento en las disciplinas concomitantes de la historia; 2.- Se implementa el método Crítico Dialéctico como excusa para desarrollar nuevas percepciones de la realidad histórica-nacional; y 3.- De las aulas sale a las calles los análisis marxistas, por la vía del ensayo y del artículo periodístico de opinión. Ya en esta altura, es un hecho que hay presencia marxista en las percepciones del entorno social, político, económico y cultural de Venezuela.
La década de los cincuenta experimenta un nuevo “boom” del pensamiento reflexivo marxista, ya no tanto como instrumento académico de interpretación, sino como actor en los acontecimientos de la historia. La experiencia y los resultados logrados durante la etapa precedente en el campo de las ciencias auxiliares de la historia. El historiador comienza a valerse de las referencias marxistas para apoyar la descripción y explicación de los hechos, y se legitima la metodología marxista como criterio válido de análisis en Venezuela.
Una de las figuras representativas de esta generación de historiadores marxistas en Venezuela, fue Federico Brito Figueroa (1921-2000), quien se inscribe como uno de los visionarios que asumieron el estudio de los aspectos sociales de Venezuela en el marco historicista del marxismo. Ahora bien, en estas páginas blancas quisiéramos recordarle como el propulsor de una Historia científica que, a diferencia de la Historia contada por Tucídedes, tomara de la realidad los elementos menos pensados, esos pequeños detalles que permiten reconocer en el pulso de la convivencia humana su razón de supervivencia y desarrollo.
Brito Figueroa apreció de algunos historiadores su voluntad y su constancia de no caer en actitudes desdeñosas hacia las formas y estructuras sociales imperantes, manteniendo siempre la idea de que la naturaleza de los lazos económicos-sociales, de los núcleos poblados, conforman una premisa fundamental para comprender la etapa del desarrollo de cada Sociedad.
La hipótesis primaria que caracteriza el aporte de Brito Figueroa en el Estudio de la Historia venezolana, es la de transformar, desde un punto de vista de revalorización crítica, las fuentes documentales y bibliográficas que sirven de referencia a la de descripción y explicación del desarrollo económico y social de los pueblos. En el caso de la Historia Colonial Venezolana, se aprecia un esquema general de estudio: 1.- Escasa actividad minera; 2.- Desarrollo y auge de la ganadería; 3.- Desarrollo de la agricultura de plantaciones sobre la base del monopolio latifundista de la tierra, la explotación de la mano de obra enfeudada; 4.- Acumulación relativa de una masa de capital usuario; y 5.- Monopolio entre la metrópoli y las Provincias.
Brito Figueroa parte, igualmente, del esquema metodológico de apreciar la historia en razón de tres fenómenos: Economía, población y estructura social; no sabemos si él apreciaba la idea, de algunos historiadores europeos, de entender el fenómeno como apariencia y manifestación, aquella entendida como las ideas en su estado bruto y abstracto, ésta como acción y efecto de esas ideas al relacionarse con el diario devenir de los acontecimientos. En una palabra, dinamizar, hasta sus últimas consecuencias, el carácter genuino de una idea.
Para muchos de nosotros la historia es un cuento acerca de cosas que tienen que ver con las acciones de los hombres o, en términos más técnicos, un conjunto de tesis a demostrar; pero Brito Figueroa entiende que es necesario constatar el hilo conductor histórico, reflejado en la capacidad de abstracción del historiador, para hablar propiamente de un trabajo historiográfico; de allí se apreció, por muchos años, la historiografía marxista venezolana; tal cual como él expresara: “La historia política no es la política, pero el historiador, hombre de su tiempo , factor histórico individual de los problemas sociales de su tiempo y de su sociedad, no puede eludir la comprensión del presente para penetrar con más fuerza y certeza en la explicación del pasado”.
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