(El obsoleto Mercantilismo a la carga)

Causas de la Suba del dólar

Antes de afirmar irresponsablemente que el bolívar está sobrevaluado, que es tanto como insinuar y solicitar más devaluaciones, como si ya no tuviéramos bastante con las que ya se han realizado , antes de eso, decimos, debemos ir al fondo causal de tales sobrevaluaciones.

En primer lugar, la paridad del dólar frente al bolívar, como la de cualquier otra divisa, es sólo una referencia mercantil y cuantitativa alrededor de la cual suele oscilar el precio efectivo de las divisas. El dólar no es más que una mercancía y como tal pasa por el mercado, pero al mismo tiempo y como ocurre con todas las mercancías debemos analizarla y conocer cómo se “produce”, cómo nos llega, cómo lo almacenamos, cómo, cuándo y dónde lo distribuimos y lanzamos al mercado en cuestión.

En consecuencia, no podemos ir al mercado para determinar devaluaciones o revalorizaciones desde el mercado mismo. Debemos ir a las determinantes de la paridad en juego. Vale decir, hay que buscar las causas de esas oscilaciones que nos autoricen para pensar y sostener si o no la moneda nacional está o no sobrevalorada en un momento dado y bajo circunstancias económicas no menos dadas.

Podríamos afirmar que el dólar sube porque así lo decide de oficio el ente responsable de la cuestión monetaria del país, en nuestro caso, el Banco Central de Venezuela. Entonces diríamos que la causa de la devaluación, es la devaluación misma; a eso se le llamaría el círculo vicioso de la devaluación.

Asimismo, podríamos afirmar que la causa proviene del gobierno, como interesado que estaría en la creación de dinero inorgánico, o en complacer a los dueños el dólar para que se llenen de bolívares a cambio de menos dólares. A las transnacionales residentes aquí les vendría al pelo. A las petroleras y también a los deudores nacionales en bolívares, puesto que ellos cancelarían con dólares. Por su parte os comerciantes importadores se limitarían, como efectivamente lo vienen haciendo, a subir los precios nacionales.

Si así actuamos y esas cosas las seguimos afirmando, entonces estaríamos corroborando que la culpa de la buena o mala marcha de la Economía Nacional la tienen los comerciantes y/o el Estado, aislada y mecanicistamente considerados, y no los productores o industriales quienes al lado del Estado y de los comerciantes, en cambote, sí albergan las verdaderas y finales causas de la posible sobrevaluación o, más bien, revalorización del bolívar.

Actuando y afirmando como suelen hacerlos los filodevaluacionistas, dejaríamos, a un lado la esfera de la producción y nos plegaríamos al mercado, una manera expedita de buscar las causas de la sobrevaluación del bolívar fuera de sus verdaderas fuentes. Así actuaron los “mercantilistas” de otrora.

Pero, en realidad los dólares se producen en los centros petroleros, mineros y refineros, en el mercado internacional; luego los reproduce el Estado mediante sus colocaciones en el público, y para ello no sólo cuenta con su Presupuesto Nacional Anual, sino que puede contratar importaciones de dólares adicionales por la vía de los Empréstitos con elástico destino.

Porque en la chiquitica el valor o precio efectivo que toma el bolívar alrededor de la paridad oficial depende fundamentalmente de la confianza que ofrezca el BCV según sus disponibilidades a la vista de dólares producidos y allí retenidos, listos para ser ofertados según la demanda nacional sin intenciones especulativas ni mucho menos enriquecedoras de capitales privados; es más, en el caso negado y si así fuere, esa actitud complaciente o colusionaria de gobernantes y del BCV revelaría el compromiso constitucional de un Estado Burgués con la clase dominante, misma clase que necesita los dólares para dinamizar sus actividades industriales, comerciales y financieras.

Gústenos o no, esa es la realidad capitalista y no deberíamos sorprendernos ni refunfuñar porque los burgueses industriales y banqueros requieran dólares, a condición de dedicarlos, con prioridad, a la producción, y aquí ya sería responsabilidad del gobierno y del BCV vigilar por el destino puntual que aquellos les den a los dólares o capital recibido.

Es lesivo para cualquier país que un Estado moderno otorgue o dedique dólares a comerciantes, privados u oficiales, para que lo empleo en fines meramente de compraventa de mercancías, y así se desentiendan de su procedencia nacional o extranjera.

El Banco Central está especializado en la cuestión financieromenetaria. El Estado lo está en la cuestión monetaria, según un Presupuesto Nacional, para gastarlo y consumirlo de mil maneras, pero ni el uno ni el otro tiene cualidad como especialistas en la problemática de la producción. De allí los frecuentes y recurrentes desaciertos y desaguisados económicos que parecen no cesar.

El Mercantilismo es una versión económica que “siempre” ha pretendido explicar la fuente de la riqueza al margen de la producción de bienes distintos del billete o el oro, y reducida al simple juego de importaciones y exportaciones con fuerte injerencia del Estado. Esa doctrina pasó de moda hace más de 2,5 cientos de años, pero no deja de ser aplicada por rezagados e interesados en seguir firmando que la fuente las ganancias burguesas deriva del mercado y no de la explotación de unos hombres por parte de otros.

Entonces, busquemos la causa de las devaluaciones en nuestro deficiente aparato productivo, en el uso y destino que el gobierno le ha dado al torrente de divisas que ha circulado por sus manos. Lo contrario, sería seguir meando fuera de la bacinilla.


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Manuel C. Martínez M.


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