En Venezuela estamos viviendo nuevamente un escenario religioso que no hace sino hundir aún más el falso protagonismo de los fariseos de capelo rojo. Valga decir, líderes religiosos que más que guiar y ayudar a los creyentes que en buena medida profesan la fe cristiana, por el contrario, son y siguen siendo la negación de los preceptos crísticos y son y siguen siendo desde todas las épocas, como una constante histórica, el impedimento para que esa crédula feligresía alcance las costas de salvación.
Qué grande, profundo y nectarino era el Maestro Jesús y que falsos, sibilinos y manipuladores de la fe cristiana son los altos detentadores del poder cristiano-religioso de la Venezuela de hoy.
Que conste y que quede claro que hago
abstracción y profundo respeto por los probados y verdaderos sacerdotes,
que en el buen sentido de la palabra son los que le dan luz, fe y devoción
verdadera a su feligresía, y que en nada se parecen a estos judas de cuello
blanco.
Los altos prelados CEV o cúpula religiosa venezolana, en su
papel de engañadores de oficio —porque no practican lo que predican— desde
sus falsas investiduras y bajo el manto de la manipulación, mentira y falta
de ética religiosa, fungen más como operadores políticos y heréticos
personajes, que genuinos líderes religiosos practicantes de la fe
cristiana. Ya que como lo dijera el Maestro Jesús respecto a este
comportamiento… “colaban un mosquito y se tragaban un camello”, aferrándose
a la letra de la ley y violando su sentido, y les llamó guías ciegos “porque cierran el recinto de los
cielos a los hombres, porque ni ustedes entran, ni dejan entrar a los que
entrarían”. Luego les comparó con sepulcros blanqueados que se ven
limpios y hermosos por fuera, pero que están llenos de hipocresía y de
podredumbre por dentro… Sí,
que exacto, profético y
nectarino fue el Maestro Jesús…
Está demás decir, que el máximo
representante del obispado y la fe cristiana en Venezuela, el señor
cardenal Urosa Savino, fiel signatario religioso del agonizado estatus quo
del capitalismo salvaje y representante y connotado fariseo del viejo
modelo, ha hecho posible en esa casta sacerdotal —en comandita con sus
análogos purpurados— la negación de la bondad, la compasión, el amor y el
rechazo del servicio desinteresado por los más desposeídos y
olvidados.
Son líderes religiosos en apariencia, porque en el fondo
no son más que falsos líderes o falsos elegidos. Son ellos la negación y la
carencia de lo que predicaba y profesaba por el prójimo con tanto amor y
pasión, el Maestro Jesús. Ellos perdieron el rumbo hace bastante tiempo,
porque la religión cuya raíz deviene de la palabra “religare”: connota
unión, ligar. Y bien, aquellos que predican que “su camino” es el único
camino; que siembran la semilla del odio y de violencia, de división y de
desarmonía, los que señalan las diferencias más que las similitudes entre
todos nosotros, e incluso aquellos que puede que prediquen el amor, pero
practiquen el odio; los que dejan de servir a todos por igual o de darle a
los necesitados, sepan que son ello los falsos profetas de los que Jesús
nos advirtió: los lobos con piel de oveja, los que dividen a la Humanidad y
los que perturban el flujo natural de la Unicidad, la Unidad y la
Armonía.
Esos falsos purpurados religiosos no practican la verdad, y
si la practican ¿díganme qué es la verdad? ¿Señalen la diferencia entre la
senda de la oscuridad y la senda de la luz? No solamente se mienten a sí
mismos, sino que llevan a otros al error. ¡Unos ciegos guiando a otros
ciegos… qué se espera de ellos!!!
Mientras se mantenga en esa casta de falsos
sacerdotes el dominio de las pasiones, los odios, la manipulación, la
mentira, la separación de clases y el orgullo, ‘no sirven de nada la
lectura de las escrituras ni el rezo del rosario’. Es como aferrarse a un
cadáver que carece de vida…
Además, cierto es que a menudo la
religión católica organizada ha engañado a la Humanidad y ha levantado
doctrinas ridículas y rituales sin sentido, tejiendo una red de confusión,
miedo y temor con lo que ha velado y pervertido la palabra de Dios, con el
objeto de mantener el poder y el control sobre los pueblos.
Es
triste y antipatriótico que la cúpula eclesiástica venezolana siga lanzando
sus venenosos dardos contra Chávez y contra un proceso con olor a pueblo.
Un proceso pletórico de libertades, de igualdad de género, de justicia y de
oportunidades, como no la había habido otro igual en más de 150 años.
Es doloroso y por mampuesto el papel que suelen desempeñar —a lo Maquiavelo— esos oscuros personajes de oficio, a quien el guión de la historia por su triste desempeño les hará pagar muy pero muy caro, sus felonías y vil cometido… Sí, sombríos personajes salidos de esos mundos de poca luz, quienes además de no dar pie con bola ni aquí ni en el más allá, tendrán necesariamente que deambular en esos lúgubres mundos miles y miles de años dando tumbos sin ton ni son, y sin rumbo fijo. Almas en pena vagando en el recuerdo de sus perfidias —pagando en justicia lo que le hicieron a su pueblo— y deambulando por esos lugares fríos, desolados y umbrosos de oscuridad, hasta que de tanto dar bandazos de conciencia se comience a operar en ellos la contrición de sus iniquidades y de tantísimos yerros cometidos.
Cómo saber distinguir entre los buenos y malos maestros, los verdaderos y los falsos líderes religiosos. ¿Cómo se hace esta distinción? Jesucristo nos entregó la respuesta: “Por sus frutos les conoceréis”… Ese bojote de fariseos vestidos con sotana y capelo rojo que a diario fungen como operadores políticos, tienen que mirarse en el espejo de esta asertiva sentencia y buscar la forma de acercarse a su feligresía que tanta necesidad tienen de que se les guie por el buen sendero religioso.
joseagapo@cantv.net