"Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra de Urosa bastará para quejarme", así me dijo el anticristo, Roberto, uno de esos chavistas que me vio salir de la iglesia particular que tenemos los Machado Zuloaga en el Country Club. En fin, amigo, la religión, como el paro cívico de Ortega y la Iglesia y Fedecámaras, también se nos va a ir de las manos.
El mesonero se acerca lleno de contento con su cargamento y lo describe sobre la mesa: "La botellita de agua Evian, para la niña más linda del primer, segundo y tercer mundo, y el café negro para el chavista más marginal de todos los mundos".
Cinthya Machado Zuloaga viene de la misa que su familia celebró en su iglesia personal. Tienen hasta un cura que atiende a toda la familia. "Nosotros siempre hemos respetado la familia, la propiedad privada y el Estado, es decir, la familia de nosotros, la propiedad de nosotros, y el Estado de nosotros, y ahora aparece tu Presidente a decirle troglodita a Urosa, y eso tiene a mis padres inflados de eso que los marxistas chavistas llaman odio de clase. Y no es para menos, nunca en la cuarta democracia, perdón, en la democracia de la cuarta, ningún presidente se atrevió a tanto, recuerdo a Caldera cuando nos visitaba, que Teodoro le traía el maletín, aquello era paz y amor".
Toma un poco de agua y se persigna. Y sigue diciendo: "También es verdad que la Iglesia se ha convertido en algo más que un partido. Allí vimos por ese canal, de cuyo nombre no quiero acordarme, al cardenal Velasco firmando frente a todos nosotros un decreto que todavía nadie sabe quién lo escribió, unos dicen que Cecilia Sosa, otros dicen que Daniel Romero y Jorge Olavarría dijo que aquello era una mierda jurídica. En fin, amigo, nada tenía que hacer allí el cardenal. Y luego los vimos celebrando en Miraflores un día después del golpe, y ahora nos enteramos que el mismo 12 de abril, en Notitarde, Urosa dio unas declaraciones que parecían más bien de Vito Corleone, es decir, Luis Miquilena; te digo Vito Corleone porque así lo llamaba el Teodoro Petkoft".
Vuelve a tomar un poco de agua y su cara es un aviso publicitario ganador de un Cannes. Deja la botellita sobre la mesa y dice: "En fin, amigo, aquí se armó la de Dios es Cristo".
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