(El Tarjetón Electoral sigue luciendo muy antidemocrático)

Vestigios malignos de la IV República

De entrada: Se observa a las claras que en la confección del “tarjetón electoral” sigue explícito un consuetudinario ventajismo antidemocrático que responde a una implícita colusión de los partidos mayoritarios sobre las minorías electorales de todos los tiempos.

Sabemos que ningún tiempo pasado pudo ni puede ser mejor ni peor que su proyección actual, simplemente pasado es. En criollo venezolano decimos “clavo pasao”, pero de lo que se trata es de valores trascendentes, o no, que perfectamente siguen desarrollándose o que por su relevancia social seguirían vigentes hasta que surjan las correspondientes innovaciones o reformas por pleno consenso.

Tratemos el caso de “El tarjetón”: Sabemos que el “tarjetón electoral” ha sido el nombre popular asignado para la minuta de votación adoptada por la máxima autoridad electoral de Venezuela. El DRAE o diccionario pautador de nuestro lenguaje sugiere que toda tarjeta debe ser cuadrada, que tarjeta es el diminutivo del galicismo “target”, por lo que inferimos que tarjetón es el antónimo correspondiente.

Pero, entre una cuadrícula y una gráfica sectorial, que también serviría para los fines electorales, hay además una diferencia de fondo determinante a los efectos de su objetividad cuando esos dispositivos son empleados para la representación gráfica de datos estadísticos en general.

Ya en oportunidades anteriores hemos tratado este sistema sin mayores repercusiones de parte de los partidos políticos involucrados en la validación y convalidación de este mecanismo eleccionario. La mayoría de los partidos y sus coaliciones siempre han echado a un lado a los más pendejísimos que siguen yendo a las urnas electorales, en una clara manifestación de cómo el masoquismo político no es una ninguna rareza psicológica.

Veamos estos ejemplos gráficos:



Como se observa: En esta cuadrícula los datos de cada cuadrado interno serían los nombres de los partidos políticos. Esas posiciones responden al ejercicio de poder ventajistamente aplicado por los jerarcas de cada partido. Los ángulos superiores son subliminal y objetivamente los más votado, pero no necesariamente como expresión de la voluntad popular, sino por efectos psicológicos que la propia disposición geográfica inscripta en la conciencia electoral da cada votante.

Por el contario, en esta grafica circular el nombre propio de cada partido, representado por esos colores modulares, no influye tan determinantemente en la decisión final ya que un tarjetón así diseñado no exhibirá constantemente en la parte superior los mismos colores morado y azul, del ejemplo.

Es que la posición misma de los partidos en el tarjetón cuadrado actual le quita subjetividad al elector y este termina impulsado a escoger primero el partido del ángulo superior izq.; luego, el del áng. sup. derecho, luego los dato centrales e inferiores. De allí que el carácter democrático de nuestras votaciones se muestra en entredicho desde el fondo y forma del Tarjetón Electoral, a manera de vestigios malignos supervivientes de la IV República..
marmac@cantv.net


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Manuel C. Martínez M.


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