En el mes de junio del 2010, ese Consejo todopoderoso emitió la resolución 1.929, que es la sexta resolución sobre el mismo caso nuclear de los iraní y la cuarta resolución basada en el establecimiento de embargo; este consejo en julio del 2006, diciembre del 2006, marzo del 2007, marzo del 2008, septiembre del 2008 y junio del 2010 emitió las resoluciones 1.696, 1.737, 1.747, 1.803, 1.835 y 1.929; sobre el programa nuclear de Irán. Esta posfutura no se hizo asumiendo las funciones antes descritas, porque si a eso vamos tendría la ONU que haber aplicado una serie de procesos indagatorios antes de asumir postura, sino en razón de la Declaración de Teherán, la cual había develado que el intercambio de uranio con el enriquecimiento de 3,5% con uranio de 20% en el suelo de Turquía, se había dado en contra de las normas establecidas en cuanto a no asumir formalismos en el proceso de solidificación del programa nuclear sin el visto bueno del Consejo de Seguridad. Con esta medida se esperaba que Irán pusiera fin a los pretextos infundados de EE.UU y sus aliados en el terreno de la solución del caso nuclear de Irán. El plan del intercambio de uranio estaba justificado, para Irán, ante la necesidad de abastecimiento de combustible para el reactor de investigación de la universidad de Teherán; se había previsto que una parte de uranio con el enriquecimiento de 3,5% existente en Irán, se intercambiara con la participación de Francia y Rusia con el uranio del 20%.
La resolución 1.929 se ha emitido en base al séptimo artículo de la Carta Magna de la ONU; este artículo, en condiciones que la paz mundial se enfrente con amenaza, este consejo puede utilizar de la fuerza militar de los países miembros para la devolución de la paz y seguridad mundial. Es decir, si Irán no acata la postura del Consejo de Seguridad de no continuar con su Programa Nuclear, será sometido a la fuerza; el plazo dado es hasta el 07 de septiembre del 2010. La posición de Mahmoud Ahmadinejad, presidente de Irán, ha sido muy radical: "Deberían saber que sus resoluciones no valen un centavo…Si piensan que con hacer alboroto y propaganda pueden forzarnos a retirarnos, están equivocados. La nación iraní no se moverá siquiera una pulgada de su posición…" Esto definitivamente pone una tranca en el juego y con ello la posibilidad, cierta, de una confrontación bélica. Occidente frente al Oriente musulmán, hará que el conflicto tome dimensión nunca antes vista.
El caso nuclear
de Irán ha sido orientado, de forma ilegal en el Consejo de Seguridad,
por las presiones de EEUU, Inglaterra y Francia; es una medida producto
de presiones, no de lógica científica, por lo cual es una medida ilegal
contra Irán, la cual carece de cualquier valor legítimo; pero la historia
nos ha demostrado en los últimos treinta años, que la legitimidad
no va de la mano de los Imperios; se asumirá la línea que garantice
la satisfacción de los intereses de las potencias. La pregunta de rigor
ante tan volátil realidad nos angustia aún más: ¿después de lanzarse
los cohetes nucleares habrá algún Imperio que cuidar?
La posición
de Fidel Castro es lapidaria en este aspecto: “Irán no cederá un
ápice frente a las exigencias de Estados Unidos y de Israel…Si Obama
logra evitar la guerra, el mundo le rendirá todos los honores que le
corresponden… Obama tendría que tomar, en solitario, la orden que
desatará un conflicto nuclear, pero no la dará si se logra que tome
conciencia de esto. Estamos haciendo una contribución a ese esfuerzo
persuasivo…" En una palabra, las reglas del juego están en la
mesa y un solo jugador podría definirlo todo; las potencias tienen
sus bombas, son fuertes y destructivas; el mundo tiene la moral y las
imágenes aterradoras de la experiencia nuclear del pasado, para imponerse
y no permitir otro acto inhumano en nombre de la libertad. La labor
que nos toca es de “persuadir” y explicar que por muy fuerte que
sean las razones, se antepone el sentido común y la supervivencia de
la especie humana.