Con todas las circunstancias políticas que hemos vivido los venezolanos, que se supone un aprendizaje por lo repetitivo de los acontecimientos a lo largo de tanto tiempo, creo sinceramente que mi amigo y colega Gregorio Salazar no ha logrado asir la clave de lo que la democracia tiene para los hombres y sus sociedades, pese a ser la cabeza visible de nuestro querido Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, SNTP.
Cuando le vimos y oimos decir por televisión, al referirse a la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, Ley Resorte, que se han escuchado comentarios de reconocidas personas que opinan en contrario sobre la ley en cuestión, y que en nuestro querido Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, SNTP, coinciden con esas preocupaciones, en realidad quedamos sorprendidos, porque no pensamos que Goyo cayera en ese lugar común de los malos políticos.
Definitivamente que tiene que ser aceptable si hubiese dicho que “en mi opinión, entiéndase personal, etcétera, etcétera, etcétera ”, pero cuando habla del SNTP, lo está haciendo mal porque, que tengamos conocimiento, los 10 mil y quizá más periodistas que hay en Venezuela, no han sido convocados todavía a una reunión, encuentro, seminario, asamblea, congreso, simposio, encuentro o algo que se le parezca, para tratar el tema y escuchar las opiniones de ese colectivo. Es más, todavía el SNTP no ha convocado una asamblea de sus afiliados, que deben estar por el orden de los 3 mil y tantos, para analizar, conversar y oír qué piensan los demás miembros sobre la polemizada Ley Resorte.
Cayò Goyo Salazar en algo que no sólo ha sido criticado por décadas, sino que su posición en televisión pareciera responder a otra conducta tan criticada como la elitesca, al asumir una posición en nombre de un colectivo como es el SNTP y ni siquiera consultar a ese colectivo, porque cuando dice que en el SNTP tienen esas coincidencias, está hablando de un colectivo del que este servidor forma parte, y que todavía, a estas alturas de la discusión, no ha sido consultado.
Ha sido muy común en aquellos que soñaron sentir la afirmación de las masas, el uso de ese artificio tan vapuleado como “la mayoría, todos los venezolanos, todos los que amamos la libertad, todos rechazamos, todos somos culpables, etcétera”, cuando los involucrados adrede, metidos en el perol del todos, sin bebérselo ni comérselo, ni siquiera se les ha interrogado acerca de lo que opinan.
En el ejercicio periodístico se nos conoce como una persona bastante equilibrada, que viene intentando por años escribir cada día con mejor tino, que tiene las relaciones normales de respeto con los colegas y los que no lo son, que muy poco anda en grupos, algún tipo de reunión política en particular y por esas razones, por estar íntegramente dedicados a ser periodistas en cualquiera de sus variantes, es que escribimos lo que escribimos.
Si la Constitución que tenemos enfatiza en su esencia participativa, pues la idea es que todos participemos en lo que nos concierne. Quisiéramos creer que Goyo, cansado de la apatía gremial, porque esto es cierto y no tiene discusión, en ocasiones se atreva a decir lo que dice, como lo expresado, pero la real democracia de estos tiempos, no sugiere, sino que habla de que todos formamos parte de la sociedad y, por ende, de lo que nos concierne. Es una obligación participar.
Al citar la apatía tampoco estamos descubriendo el agua, pues el mismo Secretario General del SNTP sabe lo que le ha costado reunir a 20 y más comunicadores para trabajar en la reforma de los estatutos del gremio. Muy cierto.
La idea principal que siempre permanece en nosotros como periodistas, está en que podamos solucionar todo cuanto nos atañe y siempre en consulta. No siempre ha sido de esa manera pero, ¿después de tanta desesperanza entre los comunicadores no vamos a poder hacerlo mejor? Creo que es altamente necesario convocar a todos los colegas y a los estudiantes, porque estos últimos se echarán en los hombros la herencia que les dejemos (indistintamente del sentimiento político que tengan) para que hablemos de nuestros asuntos y de aquello con lo que estamos vinculados.