Ha muerto un líder histórico, un cuadro imprescindible de la revolución como diría Bertol Brech; un intelectual orgánico, como señaló Gramsci. Pocos hombres resumen tantas facetas y cualidades como lo hace Guillermo García Ponce. Controversial, polémico, audaz y valiente, de una profunda preparación cultural y académica, teórico de la organización revolucionaria, ideólogo socialista, organizador de mil batallas victoriosas y fallidas, político de una visión estratégica de largo aliento. Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que uno de los factores políticos y personalidad que mucho aportaron a la construcción de la historia contemporánea de Venezuela, fue el camarada Guillermo.
Periodista, historiador, analista político, teórico de la revolución, su obra escrita es altamente copiosa y profunda, Bolívar y las armas en la guerra de la Independencia, La fuga del San Carlos, Dictaduras, presos políticos y torturas, La tortura en Venezuela, Santander contra Bolívar, El ABC de la organización, La batalla de las ideas, Tareas de la revolución democrática bolivariana y otros temas, entre otros muchos donde se incluyen relatos y episodios de la lucha armada de los años 60.
Muchos camaradas y amigos se han referido a diferentes aspectos en los que actuó Guillermo, como la fundación de a Juventud Comunista de Venezuela el año 1947, instrumento político de inestimable valor político para las luchas que vendrían después, durante la dictadura de Pérez Jiménez. Pocas veces brilló tanto un dirigente político en la clandestinidad como Guillermo García Ponce. Y esta no es una loa porque ya el camarada no está, esa percepción viene dada de toda la trayectoria de este camarada en aquellos peligrosos años. ¿Dónde funcionó la única imprenta que suministró periódicos, volantes, octavillas a las brigadas de agitación del PCV y la JCV durante la dictadura y nunca el siniestro y criminal agente de la CIA y director de la Seguridad Nacional, Pedro Estrada, y sus sicarios, pudo encontrar? En la casa de Guillermo García Ponce en El Junquito. Hay que conocer los estrictos y perfectos mecanismos de clandestinidad que desarrolló el PCV en esa época que Guillermo se dio el lujo de tener en su propia casa la imprenta del partido.
Pero, además, dentro del cuadro de dirigentes políticos que conformaban la dirección del PCV y la JCV, Guillermo descollaba por su capacidad e inteligencia y, sobre todo, por su firmeza, nunca abjuró de las ideas marxistas, socialistas ni de su condición de revolucionario, incluso yéndose del PCV y fundando organizaciones como Vanguardia Unitaria Comunista, primero, y Vanguardia Comunista, después.
Imaginemos la talla política, teórica y de organizador de Guillermo que podemos firmar, sin ningún género de duda, que fue el alma, la vida y el corazón de la creación de la Junta Patriótica. Ciertamente el camarada Fabricio Ojeda aparecía como el presidente de esa importante organización clandestina, pero el corazón político lo ponía Guillermo por su experiencia, su capacidad como organizador y dirigente de talla. ¿Por qué la dirección del PCV lo designa a él y no a Pompeyo Márquez, el otrora Santos Yormes, presuntamente el teórico, el de mayor capacidad y experiencia?
Hay que señalar que, como político, Guillermo García Ponce cometió errores, errores de importancia como, siendo el Jefe Militar del PCV, terminó avalando no sólo el repliegue de las guerrillas sino el desmantelamiento de la lucha armada, allí están las Cartas del San Carlos. Ese fue, a nuestro juicio, un importante error, claro no sólo de Guillermo sino de la dirección del PCV, algunos presos en el San Carlos, otros en la clandestinidad, como Pedro Ortega Díaz.
La división/destrucción del PCV, artera y hábil maniobra de Pompeyo Márquez y Teodoro Petkoff con el aliento político y el apoyo de la derecha y sectores de la burguesía, agudizó en la izquierda la crisis generada por la división de los partidarios de la lucha armada, unidos ambos hechos se produce la mayor crisis que ha vivido la izquierda en Venezuela con una diáspora que sólo se detiene con la llegada al poder del comandante Hugo Chávez. Guillermo no escapa a aquella dinámica y al poco tiempo se produce una aguda confrontación con la dirección derechista del PCV, las contradicciones se hacen antagónicas y vuelve a dividirse el PCV y forma una agrupación que se llamó Vanguardia Unitaria Comunista. No se detiene allí la dinámica divisionista en el seno de la organización comunista y se aleja de ella Radamés Larrazábal quién se une, con un grupo de activistas y dirigentes que lo acompañan, a la organización que lideriza Guillermo. Pero VC va languideciendo y Guillermo se queda con un fiel grupo de camaradas que lo acompañaron siempre y con la legalidad de la organización ante el CSE.
En 1980, luego de un conjunto de conversaciones, coordinadas por José Vicente Rangel, varias organizaciones revolucionarias entre las que se destacan el MIR-Américo, el MPDIN, el POR –grupo troskista-posadista– organizaciones socio/políticas como el FREDEBO, el MOPO y un gran número de independientes de izquierda entre los que están José Vicente Rangel, Luis Miquilena, Carlos Blanco, Gerber Torres. Se conforma la Nueva Alternativa, alianza socio política que tenía enormes posibilidades de desarrollo que lamentablemente se frustra por la torpe conducción de parte de sus conductores y el vergonzante electoralismo, la batalla a cuchillo por los puestos electorales. Guillermo pone la legalidad de VC para la Nueva Alternativa y ésta apenas alcanza un diputado.
Todos los trabajos de opinión sobre Guillermo coinciden en la firmeza ideológica que siempre mantuvo y es importante destacar ese hecho. Fue un consecuente defensor de la revolución bolivariana, amigo y camarada consecuente del comandante Chávez, apuntaló con su pluma, con sus análisis y trabajos de opinión el proceso bolivariano. Fundó, junto con su hermano Servando García Ponce, su esposa e hijos y otros compañeros de lucha el periódico alternativo VEA, trinchera de lucha política, ideológica de denuncia.
No claudicó nunca, sus aciertos pesan más que sus errores, sobre todo cuando aquellas figuras que prometían ser lo más esperanzador de la conducción política de los revolucionarios y del pueblo venezolano, mírese para lo que quedaron Pompeyo Márquez, el ex Santos Yorme, Teodoro Petkoff, oligarca de orilla y toda una caterva de ex revolucionarios que traicionaron los ideales redentores y al pueblo para abrazarse con sus perseguidores de ayer, con sus torturadores, con la oligarquía explotadora de siempre de nuestros trabajadores. Guillermo García Ponce se mantuvo firme, enhiesto, blandiendo el ideario revolucionario, el pensamiento de Marx, de Lenin, de Bolívar. Fue un defensor intransigente de los derechos del pueblo y de su Patria, Venezuela, de la revolución. Gloria y honor a su trayectoria, a su memoria, a su ejemplo.
(humbertocaracola@gmail.com)