He estado leyendo las disertaciones de ahora muchos creídos los más sabios del proceso, y cuanto más leo, la rabia se confunde con el asombro, son esos dizque “sabios” que lanzan (ahora si) sus análisis de despecho por el hecho de no haberse producido el aniquilamiento de la “mesa de la ultraderecha”. Sin duda que se parecen a los quinta columnas que aprovechan los errores que se filtran ahora después de las elecciones para golpear con contundencia el proceso y así sembrar la desmotivación en la mayoría que tal vez se esté preguntando, después de las maléficas disertaciones, si lo del Domingo 26 fue un triunfo o una derrota, como lo intenta hacer ver también la oposición.
Los errores cometidos, sirven en estos momentos, para golpear sin misericordia la agenda de la revolución, y parecen estos “sabios”, sabihondos diría yo, mas agentes de la contrarrevolución, que soldados a tiempo completo de la revolución socialista. Se afincan en lo que se ha dejado de hacer, en aquello que no se ha podido lograr, en los deslices del líder, al cual aguijonean por no haber este seguido los “consejos” de los ahora Sabios de Sión.
Corregir las fallas que, sin duda, se producen en el proceso no es cosa de un día, ni tampoco se pueden hacer por la magia de unos criticadores a tiempo completo, que solo saben hacer eso: criticar pero no accionar sin cesar para que los planes y objetivos del proceso se hagan una realidad. Solo se dedican a meter a todos en un saco, incluyendo a Chávez, y comienzan a dar palos sin misericordia, tratando de ocultar bajo el manto de la duda lo que fue sin ninguna duda, un triunfo del proceso y una derrota contundente (no la primera, ni la última) de los de la mesa de la ultraderecha.
Nadie niega, que dentro del proceso existen toda clase de infiltrados y oportunistas, y que por ello se necesita una asepsia imprescriptible, pero eso no debe ser usado para más bien para llenar de incertidumbre la esperanza, difuminando los resultados del 26 de septiembre, favorables sin duda, a la Revolución, en un mar de presunciones y vacilaciones, por no haberse producido el descalabro total de la oposición.
No le hagamos el juego a la oposición, que quiere voltearnos las leyes inmutables de la matemática, imprecando a través de sus medios lacayos que 60 es mayor que 90, y cambiando la lógica de “gana el que tiene más diputados”, y hasta el de las probabilidades: si han perdido 18 de 19 eventos electorales, es una hipótesis casi convertida en ley que Chávez no pierde en el 2012.
Pero eso sí la asepsia interna debe comenzar ya, los infiltrados deben ser execrados, los que se aprovechan del proceso para seguir haciendo lo mismo que hacían los adecopeyanos, para llenar sus cuentas con el producto de la corrupción, deben ser puestos a la luz de la justicia, sin contemplaciones. Con procedimientos apegados a la ley y respetando los derechos de cada uno, no porque a alguien se le ocurra enlodar al otro con sus elucubraciones o acusaciones infundadas, debe ser oído. Las evidencias deben estar sobre la mesa de un tribunal.
Y por favor señor Presidente: sin contemplaciones con los corruptos, y póngase al frente del plan de vivienda, como lo acaba de expresar.
SI ganamos y lo seguiremos haciendo.
enmanuel1@cantv.net