Incumplimientos laborales y más

La administración pública el talón de Aquiles

Uno de los mayores debates que con carácter histórico se ha planteado de manera concreta, es el papel del Estado en la economía y los destinos de un país, a partir de este desiderátum se desarrolla de manera sistemática y recurrente la confrontación entre un sistema que ya no tiene nada que ofrecer y otro que surge como la única alternativa válida en el futuro cierto y esperanzador. El Estado burgués aún vigente no ofrece soluciones concretas en correspondencia con la plataforma socialista a la que aspiramos.

La expresión del manejo del Estado está en la denominada administración pública como eje cartesiano demandado en cuanto a sus fines y objetivos, es decir la administración pública es el brazo ejecutor de las políticas del Estado y como tal, debe medirse en razón de resultados de eficiencia y eficacia, de tal manera que los ciudadanos y ciudadanas de un país y en este caso Venezuela, se sientan satisfechos de la gestión, esto sería el efecto hacia fuera en razón del papel que debe cumplir el Estado con sus ciudadanos y ciudadanas, ahora bien, como en toda organización existe un organigrama, misión y visión de las competencias que les son propias, una estructura que está compuesta por los distintos niveles y en ella conviven de acuerdo al tamaño de cada una, cantidad determinada de empleados, obreros, directivos en cada nivel y el ministro, viceministro, gobernador, alcalde, presidente y demás miembros, digamos es la estructura piramidal que tiene entre sus funciones adelantar o ejecutar políticas públicas y el cumplimiento del mandato de leyes de todo tipo como las de carácter social, contributivo, fiscal, impositivo, tributaria y todas aquellas de sus respectiva competencia. Es que en razón de lo anterior se impone hacia dentro de la administración correspondencias en cuanto al pago de salarios, primas, bonos, entre otros que satisfagan a la máquina laboral propiamente dicha, dicho de otra manera una buena organización en primer lugar debe obedecer a la exigencias de la masa laboral con salarios justos, pagos oportunos y respeto para aquellos que por antigüedad y la edad les corresponda el beneficio de la jubilación.

Todo lo anterior lo mencionamos en el marco del Estado que tenemos y que dicho sea de paso es exactamente igual al que se encontró en 1998, con excepciones que apuntan a un Estado de mayor dimensión y con ciertas características de apertura hacia la comunidad, condición aún incipiente pero que hay que profundizar y definir con efectos inmediatos. No es secreto ni motivo de satisfacción la situación referida a la relación Estado- ciudadanos, ni tampoco Estado-trabajadores, he allí donde consideramos se debe colocar el punto de arranque para la sustitución progresiva del Estado burgués que aún existe y domina el espectro hacia fuera y hacia dentro.

Ahora toquemos el tema de la gestión propiamente dicha del Estado desde los Ministerios hasta la más pequeña Alcaldía, pasando por las empresas del Estado y toda entidad pública bajo la égida del Estado Nacional, Estadal o Municipal. En el seno de la organización del Estado desde arriba hacia abajo, existen cargos de los denominados personal de confianza, clasificados en grado 99, estos funcionarios son designados por cada autoridad máxima de la Institución, en ellos debe recaer la marcha de la gestión en razón de las políticas derivadas para el cumplimiento de las funciones que les son inherentes, además, son los encargados de supervisar el personal a su cargo a los efectos del cumplimiento de las tareas de cada uno de ellos. Acá nos detendremos para analizar el comportamiento en el cumplimiento de las funciones y el grado de responsabilidad que compete a cada uno de ellos, pero, además, el nivel de supervisión que debe existir por parte de los superiores, nuestra pregunta y que se convierte en el motivo preferente para el escrito presente; si es real y efectiva, existe tal supervisión, están los Ministros y directivos conscientes, Gobernadores y Alcaldes al tanto de lo que ocurre en el resto de los niveles, indudablemente que con pocas excepciones existe el correspondiente estado o nivel de consciencia y compromiso para que esto ocurra, nos preguntamos.

Uno de los elementos más recurrentes en la Administración Pública es la generación de enormes montos de deuda por concepto de Pasivos Laborales, fundamentalmente los que corresponden a las Prestaciones Sociales de jubilados y retirados por cualquier motivo, igualmente, el desfase con los compromisos laborales derivados de la firma de contratos colectivos o de aumentos por vía presidencial, el bono de alimentación presenta retrasos en el pago con el incremento según el salario mínimo y la unidad tributaria, amén de que los sueldos y su rigidez presentan demoras en su homologación a situaciones del mercado laboral y económico, en síntesis, son aspectos que nos están indicando que la incorporación de nuevas instancias al campo de la actividad pública puede convertirse en una espada de Damocles por inutilidad del cumplimiento de la norma laboral. Hay otro aspecto que no debemos perder de vista en cuanto al ejercicio de la administración y es aquel que tiene que ver con la discrecionalidad de los funcionarios para la toma de decisiones, la lentitud manifiesta en muchísimos casos ha generado pérdida de miles de millones de bolívares extras a la hora del resarcimiento de compromisos contraídos con anterioridad, igual ocurre con las adquisiciones de bienes e insumos, la contratación de obras, programas de asistencia social, becas entre otros conceptos.

La pregunta obligada es el resultante de la acción del Estado y el bienestar de los ciudadanos, en que condiciones el Estado emerge para la contraprestación que obligado está a desarrollar, la actual composición orgánica del Estado se corresponde con sus propias necesidades en términos de respuesta y valoración, la estructura organizativa está en capacidad material de dar respuestas a la propia ejecutoria de sus atribuciones o caso contrario, se puede considerar la necesidad de que el Estado actual sea sustituido de arriba abajo, lo que querrá decir entonces, que el actual Estado no está en capacidad de correspondencia con el desarrollo del Estado Socialista que queremos y buscamos. El la estructura del Estado burgués el causante del deterioro en el desfase entre este y la ciudadanía.

Considerando ahora el aspecto político electoral, en que y donde podría encajar el papel de un Estado en estas condiciones, o sencillamente el asunto está en quienes lo conforman con los quintas columnas que en el se desenvuelven. Tarea no muy fácil la de poder determinar la responsabilidad de la gestión pública a todos los niveles en los resultados políticos de las recientes elecciones parlamentarias, nuestra tarea no es emitir juicios en el presente artículo sobre ello, sino el de alertar que esta posibilidad en concordancia con los hechos y situaciones señaladas involucren a la gestión pública y que la administración pública no se convierta en el talón de Aquiles de la revolución.

rafaelfebles@yahoo.com


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Rafael Febles Fajardo

Economista. Msc. Seguridad Social. U.C.V.. Militante revolucionario. Locutor. Articulista Correo del Orinoco. Poeta y escritor de la revolución bolivariana

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