Algún autor cuyo nombre no viene ahora a mi memoria, escribió sobre “la importancia de las cosas sencillas” o “la importancia de las cosas pequeñas”, frase que muy bien puede aplicarse a la cotidianidad de nuestra realidad política.
¿Cuáles son las “cosas sencillas”, las “cosas pequeñas” que tienen importancia”?.Las “cosas sencillas o pequeñas” son, por ejemplo, que el presupuesto asignado para educación cumpla su finalidad en el funcionamiento de los comedores escolares. ¡No funcionan! Que por fin, luego de once años el aseo urbano recoja la basura día a día. Que por fin, luego de once años, se solucionen los problemas carcelarios. Que por fin, luego de once años, en las oficinas públicas se aplique la “Ley sobre Simplificación de Trámites Administrativos”, uno de los primeros Decretos Ley del presidente Chávez (octubre 1999), para combatir los desmanes de la burocracia. Que por fin, luego de seis años, la red de distribución de alimentos (Pdval, Mercal), tenga en existencia, al menos, los productos elementales de la dieta diaria y que, cuando se convoque a los coordinadores de esos Mercal y Pdval a reuniones, no les prohíban decir, “hay fallas, no hay existencia de alimentos”, deben decir, “¡todo está perfecto!” Que por fin, luego de once años, la “democracia participativa y protagónica” no sea simple enunciado constitucional y que los alcaldes, gobernadores, ministros y el propio presidente Chávez la pongan en práctica. Que por fin, luego de once años de la creación constitucional del Poder Moral, los órganos, como, la Defensoría del Pueblo, la Fiscalía, cumplan con sus funciones en la defensa de las mayorías nacionales. Que por fin, luego de once años, mejore la atención en los hospitales, sometidos a las mafias sindicales y a la medicina comercial. Que por fin, luego de once años, pueblo y gobierno entiendan que democracia no es libertinaje para la destrucción de los Recursos Naturales Difícilmente Renovables; o que una minoría de 15 0 20 personas impongan la solución de sus problemas personales sobre el interés de las mayorías; o el uso indebido de pesticidas, problema que salió a la luz pública con toda la crudeza que tiene, por motivo de la nacionalización de Agroisleña. Así como éstas, hay otras “cosas sencillas” que luego de once años de Revolución Bolivariana, permanecen olvidadas, descuidas, desatendidas.
AUTORIDADES SIN AUTORIDAD.
No es difícil descubrir que tenemos autoridades, que carecen de autoridad. Si de algo hay que acusar a este gobierno es de falta de autoridad para la defensa de “las cosas pequeñas” que forman los derechos de las mayorías. Por ejemplo, podemos ver como, una comunidad de 15 o 20 personas constituyen un Consejo Comunal, se establecen en la vertiente que suministra agua potable al acueducto de una población de cuarenta mil habitantes, contaminan el agua con cría de animales, basuras, cultivos fumigados con pesticidas. ¿Dónde queda el derecho de las mayorías? La anarquía y libertinaje se imponen ante la falta de autoridad de las autoridades locales, regionales y nacionales.
LUCHAS Y CONQUISTAS POPULARES
En el discurso “revolucionario” se quiere hacer creer que en Venezuela todo comenzó con la Revolución Bolivariana. Se pretende desconocer las conquistas logradas en décadas de lucha. Luchas obreras que se plasmaron en la Ley del Trabajo, derogada por el gobierno de Caldera. La nueva Ley neoliberal y “calderista”, ha sido aplicada durante once años por el gobierno “obrerista” de la Revolución Bolivariana, que todavía no ha reivindicado con una nueva Ley del Trabajo y Seguridad Social, las caras conquistas proletarias del pasado.
En la caficultura, por ejemplo, ocurre otro tanto. Se desconoce las conquistas alcanzadas por las luchas de los caficultores, que en Centro Occidente, en la década de los años sesenta del siglo pasado, participaron en la lucha armada (guerrillas). Los guerrilleros de Argimiro Gabaldón eran caficultores de Biscucuy, El Charal, Chabasquén, Guarico, Humocaro (allí murió Argimiro). Como conquista de esa lucha armada librada por los caficultores, quedó la eliminación del intermediario (1974), lo cual dio origen al nacimiento de las Cooperativas y Paccas, estructura económica que puso en manos de los caficultores la comercialización del café. Ello constituyó un cambio en las relaciones de producción. Cambio complementado con la posterior creación del Fondo Nacional del Café (Foncafé), como organismo oficial para el financiamiento de la compra del producto, para el crédito de suministro, para la entrega del café a las torrefactoras y para cumplir con la cuota de exportación. Todas esas conquistas fueron destruidas (1992), por el neoliberalismo ¡regresó el intermediario! Luego, la Revolución Bolivariana, no sólo no reivindicó las conquistas de los caficultores, al contrario, ratificó el neoliberalismo e introdujo la Bolsa Agrícola, de ingrata memoria, por cuanto acabó con el impulso que había ganado la caficultura por la eliminación del intermediario y que elevó la producción nacional de café de ochocientos mil a un millón seiscientos mil quintales (46 Kg.), época de oro de la caficultura nacional (1974-1992). Hoy, la ruina de la caficultura es tan grande, que no alcanza ni para el consumo nacional, pero sirve para venderle camionaditos a Rusia (10 ton.) y a Bielorrusia (20 ton.).
La falta de autoridad es evidente en Tovar, en donde fue decretado el Monumento Natural La Galera (Decreto Nº 2352 del 05 de junio de 1992), que pasó a ser patrimonio de la humanidad. En dicho Decreto se fijaron las coordenadas geográficas, pero, con la llegada de la Revolución Bolivariana, llegó el libertinaje, la anarquía, los terrenos de La Galera comprendidos dentro de las coordinadas establecidas, fueron invadidos, el propio gobierno realizó planes de vivienda en dichos predios. La desidia de las autoridades llegó a tales extremos, que a un individuo se le ocurrió vender la arena que forma los sedimentos de origen glacial que crearon La Galera. No hay autoridad local ni regional ni nacional que haga respetar las coordenadas fijadas en el Decreto de creación del Monumento Natural La Galera, patrimonio de la humanidad.
Esa falta de autoridad es notoria en diferentes acciones de la administración pública: contrabando de extracción de gasolina, Conatel y los medios de comunicación, castigo a los golpistas y conspiradores, la lista es larga y frustrante.
MEGA POLITICA Y COSAS SENCILLAS
Lo evidente es lo que tenemos en la punta de la nariz y no lo vemos, por cuanto sólo tenemos vista para la ¡Extraordinaria! ¡Magnífica! ¡Excelente! mega política nacional e internacional de nuestro país, en tanto, la “importancia de las cosas sencillas, de las cosas pequeñas” - fortaleza fundamental del proceso revolucionario - son olvidadas, descuidadas, desatendidas. Muy bueno sería, si como consecuencia de esas políticas, los mil cuatrocientos millones de chinos, o brasileños, iraníes, rusos, votaran en nuestras elecciones ¡Que maravilla! Pero la cuenta de votos indica, que ni los seis millones quinientos mil inscritos en el PSUV ¡Votan todos! ¿Qué pasa? ¿Dónde está la causa de la deserción? ¿Desánimo? ¿Pereza revolucionaria? o ¿Indiferencia?
CAMBIOS Y BENEFICIOS SOCIALES.
El único interés que nos anima en este escrito es tratar de entender porqué el discurso de la Revolución Bolivariana y sus políticas, planes, acciones ejecutadas durante once años, van perdiendo entusiasmo en las mayorías nacionales, van cayendo en el amodorramiento que pone en entredicho la bondad de los cambios habidos en el país. ¡Situación inconcebible! ¡Inaceptable para un revolucionario!
Si como se dice, los cambios están dirigidos a eliminar la pobreza y elevar el nivel de bienestar de las mayorías nacionales, para lo cual se han abierto mayores posibilidades: (1) En educación, al reducir el analfabetismo a su mínima expresión; (2) En salud, con el plan “Barrio Adentro”, que sirve tanto a los más excluidos como a los obreros, campesinos y clase media; (3) En alimentación, al crear centros de distribución (Mercal y Pdval) para toda la población;(4) En infraestructura, por la construcción de nuevos locales o al mejorar los existentes para educación, salud, viviendas, servicio de agua potable, vías de comunicación tanto terrestres como inalámbricas (satélite Simón Bolívar). En parte se ha eliminado el latifundio y se ha dotado al campesino de tierras, créditos, asistencia técnica. Política de pensiones y jubilaciones. El salario mínimo se ha elevado conforme a la tasa anual de inflación (aun cuando responde al “dame y quita, quita y dame”). Estos beneficios recibidos por las mayorías nacionales son tan reales y notables, que resulta imposible negarlos, aun para la mente más fanática, más sectaria o más obtusa.
Si como hemos dicho, lo evidente es lo que no se ve, así, lo tengamos en la punta de la nariz, esta apreciación no sólo vale para la oposición, que no ve o no acepta los beneficios que la Revolución Bolivariana aporta, día a día, a las mayorías nacionales. También vale para el PSUV, para el gobierno nacional, aparentemente subido en una nube, desde la cual no discierne las causas de la pérdida de entusiasmo, mas no de rechazo, de la mayorías nacionales.
Nos intriga y desconcierta el discurso electoralista que se maneja en el PSUV, por cuanto no responde a la realidad que debe desprenderse de los cambios que se realizan dentro de una revolución pacífica donde los procesos electorales tienen importancia como forma de consulta a las mayorías. En el análisis de los resultados electorales hay preguntas que deben ser respondidas ¿Dónde están los votos del millón y medio de alfabetizados o de los miles de estudiantes que ahora tienen posibilidades de estudio en todos los niveles, desde la primaria a la universidad? Si este es el gobierno de la clase obrera y campesina ¿Dónde están los votos de este? Si Barrio Adentro sirve la salud de 17 millones de usuarios y si en Pdval y Mercal compran alimentos 12 millones de usuarios ¿Cuál es el respaldo de esos millones al proceso revolucionario? Si en el PSUV hay seis millones trescientos mil inscritos ¿Por qué al menos esa cifra no aparece el día de las elecciones? Si en la segunda reelección de Chávez votaron siete millones trescientos mil electores ¿Por qué en las elecciones habidas después, hay dos millones de esos electores que figuran como abstencionistas por cuanto no votan por la oposición? En los procesos electorales habidos en los últimos once años, la oposición aparece con el mismo caudal de votos. El aumento que registra la oposición en la última elección, responde al crecimiento del padrón electoral que en once años ha pasado de doce a diecisiete millones de electores hábiles para el ejercicio del voto.
EL FANTASMA DEL ABSTENCIONISMO
Durante los gobierno adeco/copeyanos y a partir de las elecciones de 1963, fui abstencionista militante. Durante 35 años participé en las campañas pro abstención, pro voto nulo y cuando en la Cuarta República se anunció el posible uso de maquinas de votación en las elecciones, pedimos la “tecla nula”, propuesta que derribó el proyecto de las máquinas, por cuanto el sistema partidista de entonces tembló de angustia ante la posibilidad que las mayorías nacionales le hundieran la “tecla nula”; pero, sirvió de inspiración a Billo Frómeta para componer una guaracha, que su orquesta hizo famosa.
Esa campaña caló. Hace 20 años las mayorías nacionales se volvieron abstencionistas. En las primeras elecciones para gobernadores y alcaldes, la abstención alcanzó el 80% y fue una de las razones que junto con el 27 de febrero (el “caficaracazo”), le abrió las puertas a la rebelión militar del 4 de febrero y luego, del 27 de noviembre de 1962.
Consideramos que en las respuestas a estas preguntas, está en juego la “importancia de las cosas sencillas, las cosas pequeñas”. Esas necesidades elementales de las mayorías nacionales que la Revolución Bolivariana las atiende y luego, las abandona, las descuida, como sucede con el comedor escolar, los centros de salud, el agua potable, cloacas, distribución de alimentos, en una palabra, todo lo que conforma la seguridad, por cuanto el verdadero contenido de la seguridad no está dirigido sólo a la delincuencia, sino al bienestar general.
DEMOCRACIA PARTICIPATIVA
¿Qué ocurrió en Petare? Uno de los ministros favoritos del gabinete del presidente Chávez fue derrotado por un burgués fascista de la oposición, enemigo de las mayorías nacionales. ¿Qué ocurrió en el Estado Miranda? El gobernador y uno de los ex ministros favoritos del gabinete del presidente Chávez, fue derrotado por un burgués fascista de la oposición. Si el pueblo en el ejercicio de la “democracia participativa y protagónica”, expresa su rechazo a candidatos de tan alta jerarquía, ¿Quién entiende que inmediatamente después de la derrota, el presidente Chávez los vuelve a nombrar ministros? ¿Dónde queda lo expresado por los electores? Si el pueblo no los acepta como alcaldes o gobernadores ¿Por qué ha de aceptarlos como ministros?
Igual ocurrió con la elección de la Alcaldía Mayor de Caracas, el candidato más promocionado del chavismo, exministro de Educación, es derrotado por un truculento y truhán candidato adeco. Ese rechazo, esa expresión de voluntad del pueblo ¿Acaso carece de importancia? ¿Por qué no se la toma en cuenta? “La voz del pueblo es la voz del pueblo.”
Lo ocurrido en Anzoátegui en las ultimas elecciones, con el gobernador más autoproclamado, más publicitado del país, que utiliza los dineros públicos - evidente síntoma de corrupción- para promocionar su nombre en vallas, anuncios en la televisión con muletillas musicales.
¿Por qué en una Revolución que se declara socialista, alcaldes y gobernadores al no más asumir el cargo, llenan calles, avenidas y carreteras de vallas, colocan sus nombres de pila a vehículos de la alcaldía, a ambulancias, etc.? Pagan costosísimas páginas de colores en periódicos y revistas para promocionar sus nombres con los dineros públicos. ¿Por qué ese abuso? ¿Cuándo la Asamblea Nacional va a dictar una Ley que prohíba esas autopromociones, expresión evidente de corrupción y de falta de formación ideológica y revolucionaria de los tales funcionarios?
Para las mayorías nacionales lo que de verdad tiene importancia son las “cosas sencillas, las cosas pequeñas”, así como el comportamiento de los dirigentes, el ejercicio de la autoridad en el cumplimiento de las leyes. Las mayorías nacionales no asimilan mucho la mega política nacional e internacional del país: Petrocaribe, Banco del Sur, el ALBA, el Sucre como moneda de intercambio, la planta nuclear, etc. A las mayorías nacionales las impacta el bienestar de su entorno, de su comunidad, de su escuela, su dispensario, su trabajo, su vivienda, la satisfacción de sus necesidades elementales de comida y vestido. Las fallas en estas cosas, van causando escozor, desazón y encuentran expresión en la abstención electoral, que derribó la Quinta República y puede ser el ácido que corroe los cambios revolucionarios no consolidados de la Quinta República.
leonmoraria@gmail.com
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