Jean Brillembourg está viendo su canal preferido, Globovisión, y las noticias lo estremecen. Parece que el país está en guerra, en todas partes hay descontento, según dicen los periodistas del canal. Estremecido por la cantidad de noticias agobiantes, decide cambiar de canal y va directo al canal ocho. Allí están informando de las estafas de las inmobiliarias. Hombres y mujeres declaran que fueron estafados por los constructores, que les vendieron apartamentos en un precio y luego fueron subiendo tanto que después no los podían pagar y, además, todavía no estaban listos los apartamentos. “Mientras en este canal defienden a los estafados, en nuestro canal, Globovisión, defienden a los estafadores”.- se dijo Jean.
Se sirvió un coñac y siguió mirando el canal ocho. De repente, la cámara enfocó a una mujer con un cuerpo fenomenal y una cara de Miss Universo y Jean supo que era Kiki Aranguren la que estaba allí, y a su lado estaba Ramón, “el chavista ese que ha venido a mi casa y que a lo mejor se está acostando todos los días con la pendeja esa”.- pensó Jean. “Estamos pidiendo justicia. Queremos que la fiscalía se ocupe de investigar y detener a todas las personas que conforman las juntas directivas de cada una de las empresas que han estafado a miles de personas con los complejos residenciales. Caiga quien caiga.”- Así hablaba Kiki.
Desde su cuarto, Kathy Mendoza se encamina al salón donde se encuentra Jean viendo televisión. Allí, lo encuentra tomando y con la boca abierta viendo la pantalla, de repente, Kathy dice. “¿Y qué hace Kiki allí?” Jean le explica, y ella decide quedarse a ver. Jean le informa que “ese que tiene al lado y que tiene cara de ladrón es Ramón, el novio que tiene ahora Kiki, y que seguro cuando estuvo aquí, alguna vaina se robó, mi amor.”
Kathy también se sirve un poco de coñac y decide quedarse al lado de su esposo Jean. Kiki sigue denunciando a los corruptos y pidiendo justicia, y la cámara hace un paneo y se ve un grupo de gente que está acompañando a Kiki. Entonces, Jean dice:“Mira, allí está el otro marginal que también estuvo aquí, ¿cómo dijo que se llamaba?”. “Gregorio”. “Ese mismo, el pendejo ese que seguro, también, alguna cosa se robó de aquí. A esa chusma chavista, si fuera por mí, los pararía frente a un paredón y plomo al hampa, como decía aquel hampón que ahora no recuerdo el nombre”.
Después, Jean apagó el televisor y terminó de tomarse su trago. En eso repicó el celular de Kathy, Jean vio que en la pantalla se leía Teodora. “Kathy, ¿quién es Teodora?”