Al iniciar la 83ª Asamblea de los Obispos Venezolanos, el 7 de enero pasado, el Sr. Nuncio pronunció un breve y brillante discurso, toda una joya. Sin nunca decir ni reconocerlo, pero desde la primera hasta la última línea, monseñor Dupuy logró asesinar al Gobierno sin nunca nombrarlo; situarse del lado de la “oposición” sin nunca decir su nombre. Hasta podría rasgarse la sotana reclamándome, escandalizado:
“¿Dónde leyó usted eso?”. Animó a los Sres. Obispos a no caer en el “desaliento”, la “desesperanza” (peligros que sí nombra y explicita). Y dice también: “La tentación que nos acecha, hoy en día, es la de abandonar el desafío, cansados como estamos por las pruebas que no esperábamos”.
Al aludir a las “manifestaciones pacíficas” (de la oposición, por supuesto), el Sr.Nuncio dice también: “¿Dónde se encuentra hoy ese pueblo valiente, esos hombres y mujeres, testigos de libertad y solidaridad?” ; y menciona a los discípulos de Emaús que huían de Jerusalén para regresar “a la cotidianidad, desconcertados” : “Su desesperanza (fue) tanto mayor cuanto más grande había sido su esperanza”...
Yo, insignificante servidor del Evangelio y de un pueblo pobre (el cual, en su mayoría votó por Chávez, no lo olvide, monseñor), yo no sabía que el papel del Nuncio de Su Santidad consistía en soplar sobre las brasas de la oposición anónima para reanimarla a formar pleito otra vez (eso no lo dice monseñor) y volver... ¿a calentar la calle?.. en vez de encontrar un camino -digno y necesariode oposición inteligente, eficaz, seria, honrada, creativa; palabras todas que, por supuesto, no están en la bella pieza de oratoria del Nuncio.
Monseñor: ¿cuál es, pues, el “desafío” que usted menciona y no especifica? ¿El de, por fin, tumbar a Chávez? ¿Cuál es “la prueba que no esperábamos” ?
¿La de tener que convivir con él?
Dígalo de una buena vez. Porque Jesús, en el Evangelio, fue menos suave: “¡Guías ciegos!
¡Hipócritas! ¡Sepulcros blanqueados!”.
Y todo el mundo entendió perfectamente de quiénes o a quiénes hablaba.
Si la Iglesia de los obispos sigue por el camino que usted le quiere indicar, jamás será “signo y agente de diálogo y de reconciliación”, como usted lo pretende.
*Sacerdote de Petare