¡Quien lo creería! En este mundo patas arriba, como diría Galeano, el descaro y el cinismo son, entre otras cosas, "grandes virtudes" para el inmoral burgués. Aunque para nuestro entender los términos: inmoral y burgués sean sinónimos, me permito, sólo por esta vez, colocarlos juntos para reforzar esta idea. Vaya derroche de descaro y cinismo nos muestra hoy la canalla burguesía. Resulta que, para ésta, el tristemente célebre expresidente, hoy difunto, Carlos Andrés Pérez (CAP), fue "un patriota, defensor de la democracia y los derechos humanos", “el último líder de la izquierda democrática en Latinoamérica”. La burguesía se burla de la inteligencia de nuestro pueblo. Los creen fáciles manipulables. Tratan de ocultarnos su responsabilidad en los hechos del caracazo que causaron la muerte de cerca de 3000 personas y su legado de corrupción, privatizaciones y entrega del país a los capitales foráneos. Pues, la canalla se equivoca nuevamente. “No es posible perfumar el estiércol” dice la canción revolucionaria de Alí Primera.
Muy bien que algunos de sus familiares quieran traer los restos de CAP al país. Y mucho mejor es que pretendan manipular y repetir por todos sus medios lo que dicen. Pues, ello nos permite hacer un llamado a la memoria histórica de nuestro pueblo para que veamos, todos, el pésimo show de la canalla. Para que entendamos de una vez por todas que la mentira es su ética, y la desvergüenza su moral. Quizás algunos terminen de entender que, de regresar la canalla, el futuro del país se irá al mismo lugar, donde seguramente encuentra el alma de CAP: en el infierno.
La canalla dice que CAP fue de izquierda porque nacionalizó la industria petrolera. Nada más falso que eso. En realidad, CAP, en su primer gobierno adelantó, en 1976, la aplicación de la Ley de Reversa al Estado de la industria petrolera establecida mucho tiempo atrás, en 1943, que fijaba como fecha limite el año 1983 (40 años después) la devolución sin indemnización de la industria al Estado venezolano. Cuando CAP adelantó la aplicación de la mencionada Ley en 1976, cumplía con el pedido imperial de indemnizar a las transnacionales petroleras (las infames 7 hermanas). CAP estafó a la nación. El plan futuro de CAP era reprivatizar a PDVSA, esta vez, a precio de gallina flaca.
CAP fue un oportunista, populista, neoliberal y criminal. Nada tuvo que ver con las limpias banderas de la izquierda venezolana.
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