Tanto Túnez como Haití, son dos ex-colonias francesas, en donde la vieja potencia colonial, aun comparte gendarmería en combinación con el imperialismo yanqui, de hecho en ambas naciones, a pesar de tener idiomas autóctonos, también parlan francés.
El presidente Francés, quien está demostrado ser una ficha del imperialismo yanqui, lo que debería ser una afrenta para una Francia que presume de potencia, todo lo contrario de De Gaulle quien siempre mantuvo una autonomía de la Galia con respecto a la súper-potencia americana, a pesar de haberle debido grandes favores en la segunda guerra mundial. Este presidente piti-yanqui, viene de obtener una victoria sobre el movimiento obrero y estudiantil que protagonizaron las más grandes huelgas y movilizaciones desde hace 40 años (Desde el mayo Frances-1968), y logró derrotarlos, por ahora, precisamente utilizando la táctica del “extremo-extremo”, que significó no hacerle caso a las huelgas y marchas obreros-juveniles y aprobar un paquete neoliberal y anti-popular, la misma táctica de Bush, en el 2003, cuando hubo manifestaciones impresionantes en todo el mundo en contra de la invasión de Irak, no obstante, el gringo no echo marcha atrás a una invasión que estaba preconcebida desde mucho antes que llegara a la casa blanca.
Estas estrategias son de la naturaleza de la extrema derecha, de corte voluntarista para nada pragmática y es un equivalente político a la estrategia económica del “ganar-ganar”; y lo hacen los capitalistas porque saben que el pueblo, aparte de ser pacifico, actúa por reacción o por defensa propia, y sobretodo que no está armado; no le puede ripostar con otro “extremo-extremo”, que en esta caso sería un respuesta justificada.
En el caso de Túnez, aumentaron la represión, en la medida que el pueblo fue tomando la calle y radicalizándose en sus protestas; inclusive Nicolás Sarkozy le planteó al dictador huyente Ben Alí reprimir al pueblo, pero al parecer este prefirió salvar su pellejo corriendo (Agarró un avión para Arabia), con tonelada y media de oro; pero sus súbditos, ahora con su cara bien lavada y cínicos, pretenden dirigir el “gobierno de transición”, como si ellos no tuviesen nada que ver nada que ver con el régimen opresor y dictatorial cayente, el más descarado es el primer ministro de Ben Alí, un tal Ghanouchi, quien pretende dirigir la “transición”, es decir, cambiar para que nada cambie.
Haití, es otro escenario, en donde el presidente Francés mueve sus peones para implementar el escenario “extremo-extremo”, mucho antes de las elecciones Haitiana, el presidente legitimo en funciones Jean Bertrand Aristide, en el 2004, cuando fue secuestrado y montado en un avión y mandado para África por parte de un comando especial gringo, en donde ha quedado confinado, pidió visa para regresar a Haití y participar en la contienda, pero le fue negada. Ahora, entra como Pedro por su casa, el dictador Jean Claude Duvalier, escoltado por la misión de la ONU y la policía de la isla, es citado a un tribunal y dejado en libertad. Debe recalcarse que Duvalier, hace eso, no porque sea valiente, sino porque cuenta con el respaldo de la MINUSTAH (Misión ONU) y su presencia en Puerto Príncipe, obedece a una estrategia de USA-Francia, para doblegar al indómito pueblo Pettion, utilizando la figura diabólica y de un asesino carnicero como “Baby-Doc”; pero ante esto ni la OEA ni Insulza dicen nada. Debe regresar inmediatamente Aristide a Haití para que contrarreste al felón mandado por Sarkozy.
Existen fechas, en la historia de los países que trascienden a la eternidad por la importancia que ellas dejaron, no solo a las generaciones que las vivieron y las subsiguiente sino porque alcanzaron a generaciones al infinito del tiempo que les tocó vivir; ejemplo de ello sería el 5 de julio de 1.811, el 19 de febrero de 1819 (Congreso de Angostura), el 24 de junio de 1821 (Batalla de Carabobo), etc., otras han quedado en el olvido una vez pasado las dos o tres generaciones siguientes a su tiempo, ejemplo de ello el 23 de octubre de 1899 (Entrada de Cipriano Castro a Caracas, triunfante la revolución restauradora), la muerte de Gómez el 17 de diciembre de 1935, la supuesta revolución del 18 de octubre de 1945, la caída de Rómulo Gallegos el 24 de noviembre de 1948; todas estas fechas han sido olvidadas por los Venezolanos, por lo poco que dejaron para la posteridad, el 23 de enero de 1958, es una fecha parecida a las anteriores, no le legó nada a la posteridad, sus logros y beneficios para el pueblo venezolano fueron nulos, a menos que sea para las elites que se beneficiaron de ella y aun están vivos.
El 23 de enero, debe ser reemplazado por el 27-F, verdadera fecha matriz de la revolución bolivariana y socialista de finales del siglo XX y principios y hasta mediados del siglo XXI, el ejemplo más palpable del fracaso del 23 de enero, es lo que le paso a su prohombre mas connotado el presidente de la Junta Patriótica, que fue el organismo que desde la clandestinidad dirigió la lucha para derrocar a Pérez Jiménez, el periodista Fabricio Ojeda, asesinado en un calabozo de Miraflores y luego pasado como un “suicidio”, un 21 de junio de 1966.
Indiscutiblemente que la derecha se anotó un golazo a su favor, al prácticamente gratuitamente, el Presidente vetar la ley de educación universitaria, por complacer a un sector de derecha interna que tienen múltiples vasos comunicantes con las aristocracia académica que en mala usurpó el poder de nuestras máximas casas de estudio; quizás, el argumento “más contundente” fue que la ley no fue lo suficientemente discutida, y supuestamente se han “abierto debates”, como el que en estos días permitió la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la UCV (Negó la entrada a estudiantes de otras facultades, que pidieron permisos para discutir la ley con estudiantes de derecho, ya que ningún estudiante de esa escuela se atreve a plantear debate porque las represalias serian contundentes). Ahora, hay puntos que no deben (Deberían) estar en discusión, por dos razones, una, que son de rango constitucional y la otra porque forman parte de una ley orgánica que son de rango superior a la LEU, que es una ley ordinaria. La LEU, solo debe regular los siguientes aspectos, que están bien demarcados en el artículo 35 de la LOE como: a) financiamiento, entendiendo que la rendición de cuentas y el presupuesto participativo son mandatos constitucionales; b) Ingreso; entendido este como garantía de equidad (Preferencia por los pobres); c) Creación Intelectual; d) Evaluación; e) Ingreso y Permanencia Docente, con las salvedades constitucionales; f) La Carrera Académica; g) Sanciones; y h) Las Ofertas de Carreras, tomando en cuenta el interés nacional, por supuesto. Con respecto a la autonomía, su definición y alcance están bien demarcadas en el artículo 34, LOE, y con respecto a los sujetos participantes para elegir autoridades, que es donde más chilla la derecha, el numeral Tres (3) es bien claro, se trata; voto paritario (Igualdad de condiciones) de profesores, estudiantes, trabajadores y novedosamente, nos introdujo a nosotros, los egresados.
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