Estamos perdiendo una gran oportunidad. El alza de los precios de las materias primas alimentarias no favorece a la situación actual económica del país, los precios de los alimentos se disparan en el mundo y al padecer aún de una estructura importadora, estaremos importando también inflación global.
Los efectos de la crisis global que estalló en 2008 son diversos, uno de ellos, la demanda de materias primas, tanto de manera física, como refugio de inversiones y en el caso agrícola se suma los efectos climatológicos que afectan las cosechas de los rubros principales.
Para tener una idea, uno de los rubros con más comercio, el maíz, hace un año costaba en el mercado internacional 373,25 centavos de dólar la fanega, el pasado viernes el precio cerró en 706,50 centavos de dólar, es decir un alza de 89,28%, aumentos similares están sufriendo la soja, el cacao, el azúcar, trigo y arroz, así como en el ganado en pie, el cerdo y el ganado en canal.
La devaluación del dólar y el plan Obama están surtiendo el efecto que desde la política monetaria se ha buscado en el norte, promover la inflación. En este escenario, en Venezuela, en que la producción interna no está en su mejor momento, estamos expuestos a sufrir los efectos inflacionarios globales que ha buscado la política monetaria norteamericana. Los altos precios del petróleo, materia prima también, no son suficientes para cubrir el alza de los alimentos que se está importando.
Los fondos especulativos y de cobertura internacionales, así como la gran banca de inversión, se mantienen en posiciones largas en los rubros primarios, la demanda de inversión sigue inflando los precios y en estos momentos ya tocan zonas de sobre compra, esperan el cambio de señas de la FED para la estampida a la toma de ganancias, en detrimento de los países que tienen una estructura económica interna importadora y muy poco productiva.
Recientemente la AN, informó sobre la necesidad de construir un nuevo modelo socio productivo, en el marco de reuniones de análisis de medianos y pequeños productores de café, del sector productivo venezolano. Este tipo de encuentros y conversaciones deberían ser un tema de urgencia en estos momentos en el país, porque los productores comenten el error que el problema se solucionará con más aumentos de precios internamente, pues es lo que claman.
La producción agrícola en Venezuela no está dando respuesta al consumo interno, por lo que se ha tenido que recurrir a la importación, por una parte los productores venezolanos han alegado que los precios regulados no son suficientes para mantener la estructura de negocios, por otra parte los gremios productores enfrentados al gobierno han señalado su rechazo a las intervenciones y expropiaciones de fincas y haciendas productivas, alegando confiscación y causa de la caída de la producción.
Pero en el aspecto del precio hay que hacer una revisión importante, pues lo sectores productivos en Venezuela, han dicho en reiteradas ocasiones que los costos no los pueden cubrir con los precios regulados, establecidos por el gobierno.
Se puede sacar algunas cuentas. Y queda de parte del lector sacar sus conclusiones. Se toma como referencia el precio internacional del maíz. Una fanega de este grano en el mercado primario internacional, cuesta 7,065 dólares la fanega (25,4 kilogramos), esto significa que un kilogramo de maíz internacional, cuesta 0,278 dólares, si se lleva a bolívares tomando como referencia cambiaria un dólar en Bs 4,30, el kilogramo de maíz se ubica en Bs 1,196, en el mercado internacional, pero como los productores alegan que el precio del dólar en Venezuela está anclado a una tasa fija y que cuesta el doble realmente (Paralelo), el precio es dos veces más según los argumentos del productor.
Bien, el asunto es que el gobierno mantiene un precio regulado de este rubro, en el mercado interno de Bs 1,15 para el maíz blanco y Bs 1,02 para el amarillo, los efectos inflacionistas en el mercado internacional ha duplicado el precio en 89,28%, pero durante un buen tiempo, antes de la escalada alcista el precio del maíz interno llegó a tener diferenciales de hasta casi 50% por encima del precio internacional a tasas de cambio oficiales. Por un lado el productor interno, que tiene derecho a ganancias, los consumidores en Venezuela deben preguntarse, ¿Tanto tienen que ganar los productores? ¿Ese diferencial no les alcanza para cubrir los costos? Pero para efectos de la objetividad, también se debe reclamar, el acceso a las zonas rurales y productivas es casi imposible, pues las vías agrícolas están desatendidas por alcaldías, que pueden generar ingresos apoyando decididamente al agro, por gobernaciones y por entes nacionales que no terminan de dar el impulso a la producción interna. Un ejemplo de ello, trate de internarse a la zona de cacao en el estado Sucre y luego cuente la experiencia vial.
El venezolano debe volver al campo, hay que hacerlo de emergencia, porque los efectos inflacionarios de los alimentos no se van a resolver aumentando los salarios mínimos, sino apuntalando la producción, aumentando el financiamiento al sector, articulando entes locales para la infraestructura y permitiendo ganancias decentes en el sector, hay que hacerlo ya, pues el alza de los rubros alimenticios en la escala global será por un largo tiempo, apenas comienza el ciclo.
CNP 16478
@alexvallenilla