La vida se desgasta viviendo, es una extraña paradoja. En la medida que disfrutamos de nuestro proceder los órganos responsables de la vida, con el tiempo se van desgastando hasta que ocurre lo inexorable. Del comportamiento de nosotros depende que el período de caducidad se acorte o se prolongue. Esto lo refiero porque, por ejemplo, los dueños de un auto, al adquirirlo, el concesionario le advierte al comprador las características de los fluidos que hace posible que automóvil funcione de maravilla, esto es: la gasolina, el refrigerante, el aceite del motor y el de la caja y el de la liga de freno. Si el dueño del automóvil no cumple con los consejos del vendedor de seguro el artilugio de cuatro ruedas no funcionará correctamente.
Por fortuna, los humanos siguen los consejos al pie de la letra para que el auto marche como un portento, como si fuera a competir con su auto en un torneo en el autódromo de Le Mans. Sin embargo, el tipo de alimentos o "combustibles" que muchas de las personas le suministran al cuerpo no son los más adecuados para que los diferentes órganos, responsables de nuestra existencia, funcionen de manera adecuada.
Los seres humanos evolucionaron tal como lo hicieron las otras especies que lo acompañan en este corto viaje planetario. Sin embargo, los "animales inferiores" mantuvieron las dietas de sus ancestros que les ha permitido mantenerse en el planeta por miles y hasta por millones de años. Las abejas siguen tomando el néctar de las flores para producir miel, tal como lo hicieron las abejas primitivas. Las aves rapaces modernas se alimentan de carne desde hace muchos años y siguen construyendo los nidos tal como lo hicieron sus antepasados. Solo los humanos han cambiado su manera de comer y abandonaron los alimentos de su forma natural para ingerir comida súper procesada.
Se sabe que son los alimentos los que le suministran a la sangre los elementos necesarios para que esta en su recorrido transporte y le entregue a todos los órganos los nutrientes, electrolitos, hormonas, vitaminas, anticuerpos, calor, oxígeno, células inmunológicas (células que luchan contra las infecciones). Son estos los que hacen posible que el organismo se mantenga sano. Además de lo anterior, la sangre transporta por todo el cuerpo los minerales como el calcio, magnesio, potasio, sodio y fósforo que cumplen funciones específicas en cada uno de nuestros órganos. Quiere decir que el cuerpo humano tiene si propia química, la infiltración de otros elementos sintéticos extraños dentro del cuerpo generará ciertas alteraciones, las cuales podrán ser nocivas.
Evidentemente, para que un organismo se desempeñe de forma sana la sangre debe recibir todos sus ingredientes de la única fuente de energía que son los alimentos, algo así como la gasolina para el auto. Sin una buena gasolina con el octanaje adecuado, el auto no funcionará cabalmente, al igual que el organismo, sin una buena alimentación sana y balanceada el cuerpo no se desempeñará de manera apropiada. Por ese motivo es cuando aparecen diversas enfermedades, tal como los desequilibrios hormonales, estos ocurren cuando hay niveles altos o bajos de hormonas en el torrente sanguíneo. En el entendido que las hormonas son los mensajeros químicos del cuerpo que viajan a través del torrente sanguíneo hacia tejido y órganos.
El corazón, es el encargado de bombear sangre desde los pies hasta el cerebro, realizando un esfuerzo inimaginable durante las 24 h del día, hasta durante la hora del sueño la labor de este órgano no se detiene. La sangre debe llegar a los órganos del aparato digestivo, del aparato circulatorio, del aparato respiratorio, al sistema óseo, al sistema endocrino, a la piel, a todo los lugares del cuerpo que cumplen funciones específicas. Con un objetivo, entregarle a cada órgano los nutrientes necesarios y específicos para que realice sus funciones con éxito.
El lector debe estar claro que si la comida que ingiere no contiene los nutrientes contenidos en una buena fuente de energía, la sangre no recibirá los sustentos indispensables, por lo tanto, los órganos no funcionarán bien y con el tiempo se deteriorarán. De esta manera se adelanta el tiempo de caducidad del cuerpo. Es cuando aparecen las diversas enfermedades consecuencias de una mala y perversa alimentación, por carencia de algunos elementos como proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas, minerales y agua.
Es sorprendente como los laboratorios farmacéuticos concitan a las personas a través de la publicidad y mediante récipes médicos para que los consumidores sustituyan los nutrientes, las vitaminas, proteínas y minerales naturales por productos industrializados como pastillas, jarabes y bebidas energéticas. Tal procedimiento contribuye a que las personas se alejen de las únicas fuentes de energía que conocen los humanos desde hace miles de años como son los alimentos naturales o reales, agregado a estos, los productos súper procesados, que no son alimentos sino verdaderos comistrajos nocivos para la salud.
Para qué recurrir a productos procesados si la naturaleza nos provee los nutrientes necesarios para que los humanos realicen sus actividades físicas e intelectuales. Por ejemplo, buena fuente de proteínas son carne (pescado, res o ave), huevos, leche, queso, lentejas y frutos secos. Los países del trópico como Venezuela tienen numerosas bandejas de carbohidrato como la yuca, apio, papa, ñame, ocumo, jojoto, plátano, casabe, entre tantos que la madre tierra nos regala. El mejor manantial de grasa que nos ofrece la naturaleza es la de los animales como la grasa de cerdo y la de res. Esta, por muchos años fue satanizada para que los productores de aceite colocaran en el mercado sus productos envasados para perjudicar la salud. De igual manera, son buena fuente de grasa la mantequilla, el aguacate, el aceite de oliva y las aceitunas. Así mismo ocurre con los minerales, tenemos alimentos ricos en magnesio como los frutos secos, el cacao, las acelgas, el arroz integral, el maíz y entre los alimentos ricos en potasio se destacan la naranja, el tomate, el kiwi, cambur, melón, entre tantos. Por supuesto, podemos conseguir frutas y tubérculos que proporcionan vitaminas y minerales. Nuestra naturaleza es un gran laboratorio capaz de proveer a los humanos los nutrientes, vitaminas y minerales necesarios para reponer los gastos energéticos consecuencia de las actividades diarias.
Los animales son una especie de máquina térmica que funciona a una temperatura de 37ºC como los humanos. Esta temperatura existe como consecuencia de las transformaciones energéticas que durante todo el día y la noche se realizan dentro de lo que envuelve la piel. Es lo que se llama metabolismo. El cuerpo se enfría al morir porque cesaron las transformaciones energéticas que se producen dentro del organismo.
Muchas de las enfermedades modernas son consecuencia de la mala alimentación, por ejemplo, una alimentación deficiente sobrecargada de productos súper procesados con alto consumo de trigo, azúcar, gaseosa, alcohol, enlatados, empaquetados, entre tantos. La comida preparada con alimentos naturales no engorda. La obesidad, de carácter epidémico, está generando multitudes de personas con padecimientos vinculados con el sobrepeso. Los humanos deben tener presente que el cuerpo humano no está diseñado para sostener pesos excesivos por acumulación de grasa. Al igual que un edificio que fue diseñado para cuatro pisos, si se le agregan tres pisos más las cabillas se resquebrajan. Eso mismo ocurre con nuestro sistema óseo, aparecen los principales problemas de la personas con sobrepeso como es el dolor de piernas y de tobillos. Estos no fueron concebidos para soportar un exceso de grasa corporal. El único animal de la naturaleza que padece de obesidad y sus consecuencias son los humanos, secuela del abandono de la ingesta de alimentos derivados de la naturaleza para sustituirlos por productos procesados. Es bueno insistir que el más del 80 % de los productos colocados en los anaqueles de un súper mercado son dañinos para la salud, solo sirven para que los fabricantes hagan dinero y los médicos aumenten la lista de los pacientes.
Es indispensable que los humanos retomen la ingesta de alimentos de productos que provienen directamente de la naturaleza. Estos alimentos están cargados de la energía suministrada por la energía solar y de los nutrientes sepultados bajo la tierra. Esta energía es transmitida a los humanos que la consumen mediante procesos de transformaciones energéticas o metabolismo. Si la sangre que le llega a los diversos órganos del organismo no tiene los nutrientes adecuados, el cuerpo no funcionará bien. De igual manera, si la sangre que le llega al cerebro no es la apropiada la actividad intelectual no se desarrollará de la manera precisa. Uno de los países cuyos habitantes se alimentan mejor son los chinos, tanto en el desayuno, como en el almuerzo como en la cena ingieren alimentos con gran valor nutricional y quizás por eso han alcanzado un alto grado de desarrollo, no es coincidencia. Se debe dejar de lado la ingesta en desayuno de cereal con leche pasteurizada, sándwich, un jugo embotellado cargado de azúcar y de colorante y propiciar que el niño y el joven consuma durante la primera comida una proteína (pollo), carbohidrato (yuca) y vegetal (brócoli). Eso asegurará un buen desarrollo de la inteligencia del niño o la niña. Debemos volver a las comidas de nuestros antepasados y sobre todo, los desayunos de los campesinos venezolanos.
De una buena ingesta de alimentos lograremos habitantes sanos capaces de desarrollar actividades físicas e intelectuales que favorezcan el desarrollo del país. De una mala alimentación o una deficiencia alimentaría solo se conseguirá adultos enfermos y jóvenes con una baja o deficiente capacidad intelectual. Bien lo expresó el médico y científico español Santiago Ramón y Cajal: "El cerebro humano es como una máquina de acuñar monedas. Si echas en ella metal impuro, obtendrás escoria; si echas oro, obtendrás moneda de ley". Lee que algo queda.