Un asiduo (invisible y chanflón) contrincante de mis artículos, que desde su escondite me profiere semanalmente sus venenos maniqueístas, me lanzó un alegato pro Insulza que, por mampuesto, le cae al embajador y diputado Roy Chaderton. Se podrán imaginar las alimañas que cuelgan del lenguaje de este ecuánime sujeto que le indigesta el solo recuerdo del Acta del Ku Klux Klan de 1871 y por eso recala entusiasmado en las monomanías anticomunistas de Sor María Corina y en las pataletas de Julio Borges, dos de sus tres mosqueteros favoritos (el otro: Ramón Guillermo Aveledo, está de retiro espiritual, trasegando los dictámenes de Escrivá de Balaguer para tumbar a Chávez). Me dice este prójimo de PJ que “Chaderton como tal” debe ser enjuiciado en la Corte Interamericana de Justicia, que cobra doble sueldo y por eso Delsa no descansará hasta hundirlo.
Sin duda que ese charlatanismo mórbido que exhibe la derecha en la Asamblea Nacional, es un flagelo que alcanza a toda su hueste. Aun estando en el contrafuerte del Parlatino, a Delsa Solórzano no le ha sido suficiente la inmunidad de la cual goza para evitar ser picada por el mismo patas blanca (en su caso no es manitas) que emponzoñó a Alfonso Marquina o al adeco (ahora se le puede decir adeco para honrarlo) de Ismaél García, que le da el culantro (la espalda, dicen también) al Ministro Ramírez en cadena nacional de una manera berrinchosa, para camuflar su despecho por la pedevesa golpista que financiaba a sus correligionarios.
A Delsa le asignaron en la MUD el cometido de descarrilar la voz del Chaderton, justo en el momento en que Isulza, postrado como siempre por los recetarios fundamentalistas del Consenso de Washington, se vio acorralado entre las cuerdas por los ganchos de uno de los diplomáticos venezolanos más audaces de estos tiempos de revolución.
“Chaderton como tal”, no es un diplomático sumergido en las mieles de los privilegios, ni un gigoló de la Revolución Bolivariana. En la desvencijada OEA, su discurso antineoliberal e impugnador, ha hecho tangible la defensa de nuestro proceso con resonancias vitales en todo el hemisferio.
Cobre su sueldo tranquila, señora Delsa. No se meta en camisas de once varas!
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