El filósofo italiano Antonio Gramsci soñó alguna vez que la clase media podría unirse alrededor de un proyecto revolucionario y liderizar cambios profundos en la sociedad, creando lo que él mismo definió como el Bloque Histórico, marcando clara distancia con Marx, quien decía que era la clase obrera y no otra la que debía tener la responsabilidad de generar los cambios revolucionarios.
Pero lo que Gramsci nunca se imaginó es que la clase media devendría en un bloque híbrido, sin consistencia ideológica, con una clara conciencia de sus intereses particulares que la inclina a la aspiración de un ascenso social a costa de lo que sea, pero con muy poca fuerza y consistencia por alcanzar estos propósitos, ya que para esto somete el bienestar social, haciendo alianza con sus eventuales verdugos. Aunque lo realizado hasta ahora es lo que se denomina una Generalización, sí es bueno reconocer que también en los sectores medios existe una masa crítica que aúpa el diseño y ejecución de políticas progresistas, de tal manera que cuando generalizo es porque la estoy haciendo un conglomerado homogéneo, con algo que ella no tiene que es conciencia de clase para sí, ya que si en algo está clara la clase media es que no quiere ser clase media, dadas sus motivaciones de alcanzar la tan ansiada movilidad social. Quiero decir, entonces, simplemente, que existen grandes y honrosas excepciones que nos obligan a reconocerlas.
De tal manera que cuando llevamos a chiquito este análisis nos encontramos con que ahorita, en este momento en nuestro país existe una gran alianza de la clase media con los sectores poderosos, para evitar los cambios que se acometen en pro de achicar las diferencias entre los sectores más desfavorecidos y los que todo lo tienen. Pero la clase media aquí actúa por mampuesta, ya que es la que da la cara ante el país, mientras que los que capitalizarían un eventual triunfo de esta sedición están en el umbral, están en la penumbra del escenario, están en esos negros que se hacen alrededor de la claridad, están escondidos a la espera de la bajada de telón definitiva. La clase media lo sabe, pero trata de ignorarlo porque estar al lado de los poderosos aunque sea por algunas horas es una de las maneras de sentirse reconocida, por eso aspira a una foto con los conocidos, si es en las páginas sociales pues mucho mejor; aspira a un cargo que la mantenga en la pomada y que le permita una que otra prebenda para sí. Sus aspiraciones son las de llegar lo más lejos posible; sin embargo es capaz de conformarse con una buena casa, un buen sueldo, ir una vez al año a Orlando y bañarse en las playas de mayami bis, viajar en avión, vestir bien (indispensable ropa de marca), tomar buen vino (esto se les hace un poco más difícil, porque tiene que aprender una cultura más compleja) y por sobre todo que cuando llegue a un buen restaurant y el mesonero le pregunte qué va a tomar, señora fulana, poder decir en alta voz LO DE SIEMPRE JAIME; o regodearse cuando el mesonero la reconoce y le pregunta delante de todos los comensales ¿lo de siempre, señora mengana? ¡Guao!
A veces están metidas en tremendos pasteles ideológicos. Por ejemplo con la situación actual saben una cosa, que hay que salir de Chávez, ah, pero hay quienes no quieren regresar al pasado; quieren un golpe de estado, ah, pero sin estos golpistas; quieren el socialismo, ah, 'pero no éste'; buscan firmas para sacar a Chávez, ah., pero no son adecos, ni copeyanos, ni justicistas sino todo lo contrario; algunos quieren salir de Chávez, ah, pero después vemos cómo salimos del próximo; hay los que han generado tanto odio que ya ni siquiera pronuncian el nombre del presidente: se refieren a él como 'este señor', 'el tipo éste', 'este otro', ah, pero se llenan la boca hablando de González González y Medina Gómez ¡Qué locura!.'
Otra de las características de clase media son sus miedos, miedos paralizantes como del que están invadidos los habitantes de Chacao y Altamira, quienes ven amenazada su seguridad y estabilidad emocional por los vándalos que están hospedados en la plaza; pero sin embargo son incapaces de promover una protesta enérgica, porque son incapaces de mostrar la cara ante el país y asumir posiciones de defensa de su integridad, porque simplemente tienen adormecido el Cerebro Reptil ¿Y cuál es el razonamiento para no hacerlo? -' La versia, a ver si cae Chávez' o 'Si cae Chávez nos rayamos con estos', 'mejor nos quedamos como muertos'.
Para la clase media nosotros vivíamos en el paraíso antes de la llegada de Chávez: aquí no había lucha de clases, ni diferencias, no existían explotados, ni explotadores, no había problemas de odios, ni rencores, no existían resentimientos, ni reconcomios. Los pobres, bien merecido que lo tenían; los ricos, para algo trabajaban. Les aterra la paulatina proletarización en que han caído en los últimos quince años; aunque los últimos tres son los que cuentan para ella, por lo que su nivel de análisis ha tenido una acelerada caída que raya en lo superfluo, banal y simplista. Es ya común que cualquiera de esta estirpe se devane los sesos para sentenciar sabiamente: 'si el problema es este loco mejor salimos de él, ya que antes estábamos y vivíamos mejor' y acto seguido caen pedazos de cerebro, después de tan sesuda parida.
Por fortuna, ¡vaya al fin lo escucharon!, no todo está perdido, ya que los sectores pobres de la población están dado ejemplos de organización -los ricos a esta palabra le tienen TERROR- a través del uso de los mecanismos que el nuevo Estado venezolano pone a su servicio, visto lo cual la clase media, al menos una gruesa representación de ella, ha comenzado a tomar conciencia de su rol protagónico y comienza a desplazarse, a movilizar recursos para participar activamente en la reorientación del sistema político, social y económico venezolano, en dirección de mejorar la calidad de vida de todos los venezolanos y no de una parcialidad minoritaria. ¡Como debe ser!... es más.
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