Para escribir éste artículo, tomo prestado el nombre de la excelente
novela de Elena Poniatoshka titulado: El tren pasó primero, donde ella
relata en forma novelada las penurias y sacrificios de trabajadores y
sindicalistas que contribuyeron a la construcción del ferrocarril
mejicano de la costa del pácifico. Saco a colación esto para tratar de
hacer una comparación entre un tren y la revolución bolivariana. Usted
se preguntará:¿Que carajo tiene que ver un tren con una revolución? ¿Por
que nuestra revolución no ha pasado primero? Pues si la tiene, y si aún
no ha pasado es por que el maquinista quien es el que la conduce, la
lleva de forma demasiado lenta a su destino.
El tren en este caso, es nuestra revolución bolivariana y el
maquinista que la conduce es : Chávez. Ahora sucede que este tren, no
termina de pasar, todo lo contrario parece que el maquinista junto con
los otros integrantes encargados de que dicho tren llegue felizmente a
su destino (El socialismo) no tienen prisa. Mientras tanto nosotros
observamos como los rieles se van deshaciendo en el camino. Por ello es
que los pasajeros (o sea nosotros) nos preguntamos: ¿Por que este tren
va tan lento? ¿A que se debe que no avanza? miremos el por que. En
este este tren revolucionario, se han subido y bajado por orden del
maquinista y sus ministros quienes son los encargados de escoger a al
personal responsable de que este tren llegue a su destino. Supongo que
usted se habrá dado cuenta que la mayoría de ellos,poseen un enorme rabo
de paja y un prontuario del tamaño de un vagon. Como por ejemplo:
hombres y mujeres que solo buscan hacer negocios para obtener pingües
ganancias. Busca fortunas, ineptos que luego se convierten en
burócratas y cuyo unico fin es seguir conservando su estatus social
burgues o para subir un escalón más en la escala de la sociedad. Le
siguen arribistas sin escrúpulos persiguiendo altas canonjías, estos son
los que dicen: no me importa el cargo, solo ponme donde hay. También,
políticos flojos y haraganes busca la vida que no les importa para nada
el destino final del tren revolucionario. A esta gente, solo les importa
que ellos y sus familias nunca se bajen del tren para seguir viviendo
de la revolución. Esta canalla, solo están esperando que el tren de la
oposición tome la delantera de verdad, para esperar la próxima estación y
cambiar de tren para montarse en el, tal como ya lo han hecho unos
cuantos. Todos ellos son parasitos profesionales, que se meten en
cualquier gobierno para vivir de ellos. Todos, absolutamente todos,
provienen de la vieja republica. Pero lo más importante es que en este
tren se han subido hombres y mujeres honestas de verdad. Ellos son los
verdaderos revolucionarios que se montaron en el desde el 4 de Febrero
de 1992 Son quienes defienden con amor y pasión y sin ningun interes a
este tren. Lamentablemente ellos son los marginados de la
revolución. Ellos son colocados en los vagones de los olvidados y no lo
toman en cuenta para nada para el matenimiento del tren. A ellos aún
permanecen en los campos de concentración de los cerros, de los barrios
de la ciudades y del campo, mientras los que han adueñado de lo que a
ellos les pertenece, van comodamente sentados en los salones
V.I.P disfrutando comodamente, guisqui en mano del
paisaje, diciendole al maquinista lo bonito que esta todo con sus
orgías de mentiras y simulaciones socialistas para tratar de conseguir
que el tren se descarrile por falta de mantenimiento popular. Doce
estaciones solamente ha podido recorrer este tren en doce años y este
recorrido lo ha hecho con pasmosa lentitud, por que el jéfe de
máquina, entre estación y estación, no ha podido de bajar del tren a los
pasajeros que con sus mañas y traiciones hacia él, hacen que
la lentitud del tren revolucionario, sea verdaderamente un suplicio para
el resto de los pasajeros y de los que permanecen en tierra y que nunca
han logrado subirse a el.
Todos los pasajeros que estan amarrados a la revolución, esperan que el
tren llegue a su destino lo más pronto posible, o sea a la estación
socialista. Destino que parece inalcansable por ahora ya que mientras
se avanza, el conductor del tren parece que no nota, que nuestros
enemigos poco a poco se están apoderando de el. Nuestro conductor, ha
sido permisivo con estos viajantes y ha permitido que ellos hagan de
todo los que les de la gana en los primeros vagones del
ferrocarril. Su ingenuidad solo comparable con la inocencia de un
niño, ha logrado que estos asesinos dejados en libertad por orden de él,
anden libremente entre vagon y vagon, entre estación y estación
jodiendole la vida a los demás pasajeros.
Mientras todo esto sucede, los pasajeros de la tercera clase,
sienten como los vagones donde viajan en este lento y largo viaje, cada
día se separan más de los que viajan en primera clase por que ellos
siguen llevandose la mayor tajada de los ingresos que produce el tren.
Si a eso le sumamos la asquerosa impunidad de la que ellos
gozan sabran por que una gran cantidad de pasajeros pobres prefieren no
viajar por algun tiempo en el tren de la revolución y quedarse en sus
casas esperando viajar en un tren en donde todos seamos iguales de
verdad. Sin embargo el tren sigue su camino, el maquinista mira hacia
atrás, hacia el fondo de los vagones y parece no darse cuenta de esto.
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