1.- Las directivas de ambos partidos acordaron la convocatoria a la consulta para el 27 de marzo con una pregunta simple: ¿Estás de acuerdo en que el PAN y el PRD formen una alianza para competir por la gubernatura del estado? SI o NO. Para efectuarlo y darle visos de seriedad contratan a Alianza Cívica A. C., organismo ciudadano que encabeza Sergio Aguayo y dispone de un buen prestigio como observador electoral. La consulta se hace, no a los miembros de los respectivos partidos, sino que es abierta a todo el electorado.
2.- Por principio de cuentas, el mecanismo diseñado para validar lo inválido (la alianza) peca de ingenuidad por decir lo menos, al grado de exigir al PRI que se abstenga de cargar los dados en uno o en otro sentido de la consulta. Si esta se dirige a todos los ciudadanos, es claro que los que simpatizan con el PRI están incluidos, de suerte que este partido está en su derecho y hasta en la obligación de intervenir, al grado de estar en condición de definir el resultado en línea con sus intereses.
3.- Inicialmente el PRI se rompió las vestiduras para evitar la amenazadora alianza de sus principales adversarios, al grado de comprometer el voto de su bancada en apoyo del aumento al IVA (acuerdo perverso). Al día de hoy la postura ha de ser diferente: el mayor interés de Peña Nieto es que triunfe el SI a la alianza, lo que llevaría a que hubiese un candidato por la alianza y otro por el movimiento lopezobradorista. Puesto en sus zapatos, tal sería mi apuesta. A decir verdad, a la llamada “ciudadanía” le vale menos que un cacahuate la famosa consulta, cuando el reclamo generalizado es “que se vayan todos”. Así las cosas, a las mesas de votación se acercarán, si acaso, las huestes que los partidos puedan acarrear, lo que significa que la Gordillo estará en su mero mole para decidir el resultado.
4.- Sergio Aguayo justifica la participación de Alianza Cívica diciendo que representa un avance en la relación entre los partidos y los ciudadanos porque ahora serán consultados para la toma de las decisiones partidarias. Me parece una total aberración. Una cosa es que el gobierno y los partidos deban someter a consulta las alternativas en materia