“You don’t fool around with swiss banks”
Paul Erdman –
Por más que me esmero en tratar de caminar al frente de nuestro tiempo – tal vez cuestión de edad o generación -, siempre ando un poco a la zaga, lo que – “No hay mal que por bien no venga” –, por curiosa paradoja aparente que no lo es, suele no hacerle daño, sino precisamente lo contrario, a las opiniones que expreso y las teorías que, a veces, me es dada la pequeña fortuna de poder avanzar. No hay misterio en tal paradoja aparente: la maduración - también la del pensamiento - consume tiempo, ingrediente que no les sobra a los pensadores – que también hay – de nuestro tiempo.
Acabo de leer una excelente reflexión del buen Amigo Roland Denis sobre el Foro Social Mundial (FSM), edición 2005, que durante la última semana de Enero se llevó a cabo – y, con razón, celebró - en la sureña ciudad gaucha de Porto Alegre, en el sui-generis Estado de Río Grande do Sul de Brasil. Invitado por una de sus respetables organizaciones sociales fundadoras – CADTM, con sede el Lieja, Bélgica y que dirige el autor del gran best-seller de crítica económica “La Bolsa o la Vida”, el respetado Eric Toussaint -, también me cupo la responsabilidad de estar allí y de participar escuchando, anotando y diciendo, dentro del esquema de una participación de equipo universal cuidadosamente programada, de acuerdo a los intereses integrales de los pueblos a que tal equipo fue a defender y a promover. (Escribí “responsabilidad” con intencionalidad que se irá – espero – comprendiendo más abajo. Tal intencionalidad contiene – contra mi mejor voluntad – alguna hiel mal disimulada, provocada precisamente por quienes, antes que responsabilidad, parecen percibir su participación en una delegación nacional – binacional en este caso en lo atinente a su vertiente oficial – como ocasión de turismo gratuito o, peor, como escenario “protagónico” de oportunidad para la promoción de sus mediocridades personales y hasta, en casos extremos de lamentabilidad, para promover sus adhesiones de mascotas del poder, mediante recursos macartianos de acusación irresponsable a reconocidos y muy respetables baluartes de la promoción del poder popular y ese “Otro Mundo”, mejor y posible, que el FSM ofrece en su lema de lucha).
Volviendo a lo nuestro:
Desde nuestro regreso, nuestra actividad de “rendición de cuentas” a quienes promovieron nuestra presencia en el Foro, fue intensa. (Y aun no lo hemos hecho ante Conexión Social, nuestra principal vinculación con la promoción organizada del Poder Popular por vía de la Red venezolana contra la Deuda/CADTM). En una de tales reuniones de recuento, nos tocó – al entrañable Maestro Francisco Mieres y a mi persona – el describir nuestras actividades y experiencias en el FSM en contraste con el otro gran foro mundial que contemporáneamente se llevó a cabo en la ciudad suiza de Davos, el Foro Económico Mundial (FEM) – en verdad “financiero -, ante una selecta muestra de nuestra ciudadanía más informada, la que incluyó algunos altos funcionarios de los principales Poderes Públicos de la República y representantes de la diplomacia destacada en nuestro país. Entre otras cosas, nos fue grato el informar que, en lo substancial, la futura sede principal del FSM será Venezuela. Adicionalmente – ya que me lo solicitaban – me permití avanzar mi pequeña siguiente teoría sobre Davos:
El de Davos, se denomina a sí mismo “Foro Económico Mundial”, pero en verdad, es un foro financiero, pues eso es también, predominantemente, la economía en el mundo hoy. Que Bill Gates y otras luminarias del mundo empresarial lo animen – amén de estrellas de Hollywood y, este año, también Lula, en mal explicada traición a su – en gran parte – criatura de Porto Alegre -, sirve para mantener “despistadas” a las grandes mayorías de buena fe, lo que es de gran conveniencia para lo grueso de los banqueros del mundo y los restantes agentes de mediación en el mundo de la finanzas.
Contrario a la apariencia intencionalmente montada, Davos no es una iniciativa suiza ni de sus respetables y tradicionalmente conservadoras instituciones bancarias, sino principalmente de los financieros más agresivos de nuevo cuño, los inventores de los “bonos basura”, “hedge funds” y toda clase de productos financieros “derivativos” e instrumentos de especulación monetaria con los que suelen agredir nuestras monedas, destrozar nuestras economías y hambrear a nuestros pueblos. Entre tales destacados personajes, el Señor George Soros y los genios (premios Nóbel de Economía) inventores del quebrado (y colectivamente rescatado) “Long Term Capital Investment Fund” (LTCIF) quienes, por asociación geográfica, buscan en Davos el apropiarse de algo de la respetabilidad conservadora tradicionalmente asociada con la profesionalidad de los banqueros suizos, a la vez que legitimizar su pertenencia a tal vieja y – en el pasado – respetable tradición profesional. Tal pasado es relativamente cercano y en él, existían en el mundo dos grandes “sistemas financieros” dominantes claramente diferenciados. Uno, el más viejo, conservador y respetable, centrado en Bhanstrasse, Zurich, y el otro, bastante menor en lo atinente a las calificaciones antes usadas, pero tal vez más grande, el compuesto por la amalgama de La Citi, Wallstreet, State Street – Boston – y... el Mercado de Futuros de Chicago. El componente pseudo-veneciano del segundo (Ver El Mercader de Venecia de William Shekespeare) siempre fue dominante. (Rokefeller, Mellon, Morgan, etc.). Desde hace muchos años, principalmente desde la II Guerra Mundial, los anglo-americanos habían venido tratando por todos los medios – amistosos o no, legales o no -, de penetrar el sistema financiero suizo. El primero de ellos en lograr allí un establecimiento financiero de importancia fue, allá por los años 60, el más tarde presidiario, Bernie Cornfeld, con su fallidamente famoso “Fund of Funds”. Otros genios le siguieron, tal como el brillante autor de ficción financiera que comentamos más abajo, quién escribió su primer best-seller, “The Crash of 79”, desde la cárcel y es también, debido a tal circunstancia, autor de la frase que usamos como epígrafe (arriba).
Aunque a muchos pueda parecerles sorprendente, no lo es en nada, que en el actual proceso de globalización de los mercados, como nosotros y los ciudadanos de muchos otros países de la periferia económica, los banqueros suizos, pese a ser tan parcos en sus asuntos de negocios, nos permitan percibir que se consideran víctimas y que, por tanto, simpaticen con nuestra causa general de “fair-play” (juego limpio) en el terreno económico y sus campos consecuenciales de afectación, actitud para la que, como trataremos de explicar, además del natural sentido de solidaridad con los más débiles, no les faltan contundentes razones..., aunque se las guarden, tanto pública como privadamente. En eso, y en la defensa de sus intereses nacionales, son más estoicos y tan perseverantes como nosotros, pero generalmente más exitosos.
La cuenta suiza
Paul Erdman fue – o es, no sé si vive – un economista menor y especulador fallido, pero un excelente narrador y ficcionador de la realidad financiera. Al igual que su “The Crash of 79”, su “The Panic of 89” fue otro resonante éxito internacional de librería. En ambos libros, el petróleo, las finanzas y Venezuela, más que temas, son protagonistas. Por conocer tan bien nuestro ambiente de aquella época – el político principalmente -, es razonable asumir que haya vivido entre nosotros, si bien no me consta. En el segundo de sus libros, mediante un esquema de especulación petrolera, un Ministro nuestro corrupto, hace peligrar el sistema financiero mundial, pero tal peligro logra ser controlado gracias a la intervención salvadora de un nieto suyo, estudiante en la famosa universidad - jesuita - de Georgetown, cerca de Washington, D.C., USA. Tal vez una alentadora alegoría al proceso de renovación moral que observó entre nosotros...
Ya con su prestigio de escritor y entendedor de las finanzas bien establecido, escribió, tal vez por encargo, tal vez por venganza, un tercer libro – ya no de ficción, sino de pretendida narración histórica – que resultó demoledor para los intereses de Suiza y, a la larga, para todos los habitantes del Planeta Tierra, por cuanto fue la referencia inicial de un proceso destinado a, por fin, permitirle a los financieros transatlánticos penetrar el sistema financiero de Suiza, dando así comienzo a lo hoy ostensiblemente observable y en curso: la unificación de las finanzas globales en un solo sistema oligopólico que, al permitir la cartelización global de las transacciones financieras, logra para sus componentes, ya dueños del mundo en términos prácticos, incrementar sin trabas los beneficios de su sector y someter aceleradamente a su control al resto de la economía globalizada, la que ya hoy, con la colusión imperialmente interesada de las llamadas “Agencias Multilaterales” (BM, FMI y OMC y sus adláteres regionales – Amiga Adina-) – de control unilateral, pese a supuestamente ser agencias especializadas de las NN.UU.- les es casi totalmente subsidiaria. (Al islote independiente que mientras tanto emergió – China -, están trabajando aceleradamente para someterlo).
Tal libro, “La Cuenta Suiza”, mediante el uso de un verdadero arsenal de estadísticas, hechos y nombres de difícil verificación – debido al tiempo transcurrido y las circunstancias bajo las que los hechos narrados tuvieron lugar – trataba de establecer una enorme deuda debida por los principales bancos de Suiza a los herederos de víctimas en los campos de concentración nazi, principalmente judíos. El libro fue usado por un comité de herederos demandantes – asistidos por un consorcio informal de banqueros – para construir los alegatos de ya – entonces, a principios de los años 90 – sus demandas formales, tanto a los bancos, como al mismo gobierno de la Confederación Helvética. Con la ayuda de los bien conocidos empresarios mediáticos afines – a los banqueros y financieros de Wallstreet – el caso ocupó durante largo tiempo los titulares de los principales medios de los países centrales, principalmente de los EE.UU.
Por cuanto los suizos de tontos no tienen muchos pelos, el asunto bajó considerablemente de tono cuando – según recuerdo haber leído – una autoridad suiza aceptó – amistosamente – llegar a un modesto – en relación con la monstruosa demanda- acuerdo de compensación, pero..., indicando que, para ello, tendrían que recurrir a cuantiosas ventas de sus reservas de oro..., lo que implicaría un verdadero “dumping” con consecuencias desastrosas para los banqueros de los demandantes... Quedó callado el asunto por algún tiempo, pero pronto, los bancos suizos con sucursales en USA – principalmente Manhattan, corazón financiero de los EE.UU. – comenzaron a experimentar problemas administrativos con las autoridades reguladoras de sus establecimientos y operaciones, tanto municipales, como estadales y federales... Algún tiempo después, comenzaron a manar las noticias sobre importantes fusiones entre instituciones financieras norteamericanas y suizas... Y..., el proceso sigue en la dirección ya apuntada: Someter las finanzas globales a los usos, normas y métodos - todos ellos voluntarios y dictados por su cónclave planetario – de un solo “Sistema” global, uniforme y bien controlado... pro sus dueños y señores...
Así las cosas – en observación que dirán onírica de otro gallego loco -, nuestros amigos suizos, asediados arteramente para aceptar a socios indeseables y transferirles su ardua y luengamente bien ganadas honorabilidad y respetabilidad financieras, tendrán – si y cuando las manifiesten – muy válidas razones para sentirse víctimas de los mismos demonios imperiales que nos asolan y, a la vez, es comprensible que de entre ellos los más sensibles, simpaticen con nuestras aspiraciones de búsqueda activa de la posibilidad de un mundo mejor, no sólo otro pues, como nos pasó con el “Padrenuestro” que antes decía “perdónanos nuestras deudas” y ahora convirtió las “deudas” en “ofensas”, también el noble lema del FSM nos aparece trucado... Si mi memoria me es tan fiel como mi compañera de ya cincuenta años, cuando nació – el FSM - decía: “UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE”, mientras que hoy trata de conformarnos con: “OTRO MUNDO ES POSIBLE”... Debe serlo y por ello seguiremos aportando el resto que aun nos queda y, por mal que lo hagamos, difícilmente será peor que éste pues, como explicó mi paisano Curros (Curros Enríquez, poéticamente hermano del gran Fernando Pessoa, y autor del Divino Sainete – más chispeante que la Divina Comedia -), cuando Dios vino al mundo a echar un ojo a su obra, agarró tal calentera que no pudo sino exclamar:
“¡Se iste é o mundo que eu fixen, que veña o Demo e me leve!”
PauliNonius
Altamira, Febrero 12, 2005