La Revolución es una gran escuela de Comunicación. Una parte esencial del proceso revolucionario y permanente que Venezuela viene profundizando en su lucha de clases, tiene por base el desarrollo de ideas y formas para la comunicación, obedientes a la voluntad democrática del pueblo en contra de la opresión burguesa. Mientras los oligarcas secuestran, cierran medios, censuran y reprimen la expresión libre, la Revolución multiplica, amplifica y profundiza sus tareas y desafíos comunicacionales. Es la razón humanista de una inmensa mayoría contra una minoría perversa.
Los jóvenes, que no vivieron el 13 de abril, cuentan, para avivar su ser revolucionario su pensamiento y su memoria, con el alma simbólica vigorosa que habita en cada una de las acciones revolucionarias en la construcción magnífica de viviendas, de hospitales, de escuelas de emancipación laboral… de cultura revolucionaria y de comunicación socialista. Los adultos que forjaron el 13 de abril, hermanados por las luchas históricas de la Revolución Bolivariana, tienen la tarea suprema de hacer comunicación histórica cotidiana, creativa y personalizada, para que el 13 de abril de cada día, se afiance como fuerza y como mandato del mundo nuevo que está en plena construcción.
La Revolución es, también, una gran escuela que enseña a pensar diferente todo. Nada es igual porque debe ser superior, todo se mueve, cambia, exige mejores hombres porque construye al hombre nuevo. Nadie puede dormirse en sus laureles, hay un mundo por ganar y nos urge pronto, a diario, como en ese 13 de abril venezolano, y mundial, de cada día.