Pónganse en el pellejo de Chávez, por favor

Sin pretender caer en el terreno de los jaletis, que procurando vanagloriase para ganar sin merecer la simpatía de los seguidores del Comandante, que los hay a montones, quiero exponer mi sencilla argumentación y comprensión a la decisión del Presidente Chávez, al permitir que Joaquín Pérez, fuera llevado a las mazmorras de Colombia, entendiendo que allá lo ubicarán como un terrorista que merecería todo el castigo que la oligarquía tiene reservado a los revolucionarios verdaderos.

En tal sentido, creo que no se está viendo el problema con la profundidad y el contexto latinoamericano que es necesario, haciendo señalamientos que caen en acusaciones inmerecidas para Chávez. No se toma en cuenta o se subestima que estamos todos en una guerra permanente contra el imperio mas poderoso de la historia humana, que estando en la crisis económica, moral y legitimidad que, igualmente mas grande en todos los tiempos, no escatimará recursos, y los tiene, para aplastar cualquier riesgo o peligro que se les presente, veamos Libia y Siria, cuando no ha habido fuerza o formula de frenar los bombardeos y amenazas constantes, ni siquiera, de parte de los fulanos aliados rusos o chinos.

De igual manera, démonos cuenta que los amigos, camaradas, hermanos o como cada quien los quiera llamar, de las FARC, pese al llamado o exhorto lanzado por el Comandante Chávez, para que cambien esa táctica de guerra sin perspectiva de triunfo, lejos de resolver, persisten en ella, aduciendo o al menos, pregonando un optimismo incomprensible, sin que hayan podido evitar que les maten a los cuadros mas importantes, sin causar el más leve daño a las fuerzas oligarcas colombianas; por otro lado, esos amigos que desde cualquier parte del mundo han lanzado su artillería cuestionando a Chávez, deben entender que, estando el Presidente venezolano, en la mira de los que solo esperan el momento mas oportuno para tirar del gatillo, cosa que sí asume Él, sin amilanarse, pero tampoco siendo un pendejo que sin la fuerza suficiente se lance al despeñadero que caímos en los años 60 o 70, cuando no solo fuimos derrotados militarmente, sino, psicológica, moral y en los valores de pueblo rebelde que fuimos y que, como lo venimos viendo, ha costado un inmenso esfuerzo humano y de recursos económicos, alcanzar el nivel de conciencia política y de clases de estos tiempos de Espada de Bolívar, que a pesar de lo lento que pareciera, no queda otra, que seguir al ritmo que las circunstancias no imponen.

Por otra parte, el no entender que se está en guerra y asimismo que Venezuela existe un escenario que no escapa de la movida de piezas donde utilizan cualquier recurso para mantener la dominación imperial, se contribuye a cometer errores insalvables, al de subestimar los riesgos, no solo de hombres y mujeres valiosos, como el caso de Joaquín, ante los cuales, Chávez, teniendo la responsabilidad que los pueblos de Latinoamérica y más allá, le han encomendado, no se va ni se debe inmolar; así que, con todo el dolor del mundo, a los revolucionarios no se les está permitido errar y de hacerlo, con humildad, asumamos estos errores, que en muchos, casos, como lo dijo el Che, bienvenida la muerte, donde nos sorprenda, siempre y cuando sea en función de la lucha por la justicia y la libertad.

gusclaret@hotmail.com



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Gustavo C. Vásquez Q.


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