El 21 de junio de 1966 fue ahorcado en una celda de la policía política el combatiente prisionero Fabricio Ojeda, víctima de la represión desatada por los gobiernos de Rómulo Betancourt y de Raúl Leoni.
El periodista y guerrillero había alcanzado la celebridad como presidente de la Junta Patriótica cívico-militar que derrocó la dictadura de Pérez Jiménez el 23 de enero de 1958, fue reconocido como jefe de la resistencia contra el régimen; infiltrado en la bocas del monstruo como periodista de palacio, poniendo en peligro su vida a cada segundo y a cada palabra.
Diputado al entonces Congreso Nacional, en los inicios de la “democracia” vio como se diluía en manos de los nuevos dueños del poder el sueño de libertad que lo había llevado a formar parte de la resistencia el régimen Pérez jimenista.
Una vez mas el valiente guerrillero tomó el camino que su conciencia revolucionaria le indicaba, una vez mas la lucha se vislumbraba como única opción para conquistar los sueños de un pueblo que llevaba mas de 200 años desvelado; así que después de un hermoso discurso al Congreso Nacional que quedó para la historia, el valiente guerrillero cambio corbata por fusil y se integró a la lucha armada en el Frente de Liberación Nacional en 1962.
Estuvo preso, se fugó de la cárcel y llegó a ser comandante del Frente “José Antonio Páez” de las FALN. Al morir presidía la Comandancia FLN-FALN.
Fabricio Ojeda sobrevivió al monstruo de Marcaos Pérez Jiménez, a quien combatió desde la trinchera audaz y extremadamente valiente del propio palacio, camuflado como periodista supo que instrucciones dar en el momento adecuado convirtiéndose en la ficha clave para derrocar a la “bestia”.
Después de la resaca que da la celebración, Fabricio Ojeda intuyó temprano que una nueva bestia se estaba gestando entre las cenizas del perezjimenizmo, un monstruo mas grande y mas fuerte estaba naciendo; un monstruo capaz de devorar monstruos, un monstruo sin escrúpulos ni decencia, un monstruo feroz.
La Seguridad Nacional cambió de nombre mas no de espíritu y los mismos esbirros junto a esbirros nuevos conformaron la naciente DIGEPOL, la semilla estaba germinando; la cúpula de gobierno se atrincheró en el pacto de punto fijo, dando la estocada final a la posibilidad del pueblo a participar y a ser libres.
Con indignación el Guerrillero se despidió de su traje de congresista y se fue a la montaña, esta vez no pudo camuflarse entre los malos porque ya lo conocían, esta vez la lucha fue frontal desde el principio e igual de peligrosa que la anterior, esta vez arriesgo cada segundo y cada movimiento por la consecución del plan libertario y esta vez, una vez mas el monstruo enfilo sus fauces a la caza del valiente.
La miseria y la traición fueron las mayores armas usadas por el monstruo que come monstruos, Fabricio Ojeda no fue el único engullido ni el único traicionado, pero nadie contribuyó mas que él a sacar de miraflores al dictador Pérez Jiménez, nadie contribuyó mas que él a elevar la moral del pueblo venezolano, nadie fue mayor ejemplo de valentía y dignidad, nadie antes que él se despojó de privilegios para defender los principio por los que vivió.
La memoria de Fabricio Ojeda es ejemplo de lealtad al ideal, es ejemplo sacrificio supremo y es orgullo de todos los venezolanos; exaltemos su memoria con ejemplos y no con palabras, exaltemos su memoria, diciéndole a sus asesinos que no lograron matarlo, que sigue vivo entre nosotros y que su ejemplo fue semilla de muerte para el monstruo que como monstruos.
La noche negra del oprobio y la muerte generada por Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Rafael Caldera, Jaime Lusinchi, Luis herrera Camping, Carlos Andrés Perez; con secuaces de la calaña de Pozada Carriles, Molina Gasperi, se quedaron pequeñas ante las realizadas por Pedro Estrada; este nuevo monstruo se engulló de un solo mordisco al monstruo viejo y después con sádica lentitud fue engullendo a todos los que se interpusieron en su camino.
Cuando un guerrillero muere en combate es un Heroe y cuando muere a traición, cobardemente asesinado se convierte en Mártir.
VIVA FABRICIO OJEDA,
MÁRTIR DE LA LIBERTAD VENEZOLANA
QUE SU ESPÍRITU NOS GUÍE Y CUAL AVE FENIX DE SUS CENIZAS FLORESCA LA NUEVA PATRIA.
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