Estimado Profesor Vladimir Acosta:
Saludos y mil recuerdos de Usted. Cuando atento lo escuchaba en su programa de radio, me pareció volver a ver la escena: “Mire compañera, si su exposición se limita a decir que el capitalismo es un sistema explotador, respétese un poquito más. Venir a la Escuela significa conocer las leyes, lógica y racionalidad del sistema al que Usted se refiere y adjetiva de explotador”. Palabras más, palabras menos, eso le dijo Usted a una estudiante. Por fortuna, el acontecimiento sucedió antes de la etapa reformista de Chávez y pudo la aludida reivindicar su seriedad, pues de ser servidumbre del PSUV o estudiante típico de la Bolivariana, seguro hubiera respondido: “Quéeee, burgués, aquí todo es discutible”. Sí, “todo discutible” desde que “el diálogo de saberes” (malamente constructivista), incluido el de la ignorancia y el suficiente para la sobrevivencia, fue convertido en paradigma gnoseológico mediante la glorificación del pueblo sufriente, venerador del “único líder”.
Entre los aspectos tratados por Usted en su programa, uno en particular llamó profundamente mi atención: ¿Por qué el Presidente se presenta moderado, como en el centro, respetuoso de acuerdos y leyes internacionales?; y agrego yo: ese que en la asamblea distingue entre enemigo y adversario, ese que dice muy humilde: “Gobernar obedeciendo”, pero que en la chiquita se destapa: “Fulano y Sutano cumplieron una orden MÍA”; ese que ahora ve en la izquierda un estigma porque está haciendo “una revolución verdadera”, ese que emula a Cristo crucificado para encarnar la esperanza de toda criatura sufriente, ese que dice “mientras más crítico más me gusta” pero se la jura después para acabarlo políticamente, ese que hasta el modo de expresarse ha cambiado cuando en lugar de Ministro de Turismo, dice: “El Ministro e’ turismo”. Al carecer de elementos objetivos, es decir, de explicaciones que permitan conocer los propósitos de tal “estrategia”, Usted recurrentemente advertía: “Especulo”. Bueno, yo me sumo a las “especulaciones” y agrego:
Ante la evidencia de una inobjetable disminución de apoyo al “proceso”, cuyos referentes son: la pérdida del referéndum y el control absoluto de la Asamblea Nacional, se “opta” por “evaluar la imagen” del Presidente, tomando como “premisa” la ofensiva de la oposición. Los traidores que Hugo tiene por asesores, proceden a la defensiva.
El Presidente franco, claro, sencillo, espontáneo…, es sacrificado por quien “debe actuar”; desde entonces, comienza a verse la exageración con niños y viejitas, la inútil proeza de mostrarse gracioso e impertinente a costa de su investidura, la transmisión de actos donde no falte la entrega de algo, el beneficio del hacedor de milagros. Lagrimitas como en cualquier novelita.
La participación y contundencia de la organización social imprescindible para la educación política es cercenada por la “cooptación”: a) Para “amortiguar” la polarización; b) Para “disminuir” la conflictividad; c) Para “evitar” liderazgos que pongan en peligro la unidad e inconvenientes dada la “inmadurez del pueblo”; y d) Para “hacer un espacio” en la clase media.
Los traidores reformistas que el Presidente tiene por asesores y que por ahora no lo eximen de responsabilidad, cierran desde su desempeño el cerco de los quinta columna en la administración pública. Todo light, de chaqueta azul y requiriendo perdones; la oposición se burla y se crece en un sentimiento y propósito común, sea quien sea su candidato: “Chávez hasta el 2012…, o antes si es preciso”.
Eso en lo que concierne, estimado Profesor, a la “estrategia” asumida por el Presidente; Usted y quienes no debemos la militancia de siempre a las directrices de un partido y a la voluntad de un hombre, seguiremos aportando al tenor de las inevitables situaciones, todo lo necesario, en opinión y en trabajo, para contribuir con un proceso auténticamente revolucionario.
Esa “izquierda” de la Cuarta República, íntegra su descendencia y sobrevivientes en el Gobierno light bolivariano, es a quien apelan para chantajearnos cuando afirman: “¿Qué hizo la izquierda aquí? ¡Esto se lo debemos al Comandante! Y el “esto” es una situación en la que cada día tienen menos poder por consumada incapacidad para ejercerlo, el “esto” es cuando se muestran heridos ante la crítica, el “esto” es escuchar al eco más infeliz de Hugo, decir: “Madurez política y disciplina revolucionaria para entender los momentos en que tienen que hacerlo”. Otra manera, Profesor Acosta, de pedir que te calles, de disponer ellos, cuándo “están dadas las condiciones”.
Postdata: Madurez política y disciplina revolucionaria es lo que ha demostrado el Camarada Eduardo Samán. Pero el inmoral cogollo y el silencio de Hugo, prescinden de lo que hizo y hace por el país.