El rumor de que el Presidente Hugo Chávez sufra de un cáncer de próstata fue lanzado por el diario El Nuevo Herald de Miami y repotenciado por el columnista de El Universal venezolano, Nelson Bocaranda. La fuente del rumor son sectores de “la inteligencia estadounidense”. La probabilidad que tal “noticia” fuera cierta es cercana a cero. No sólo por el anonimato del origen de la noticia y la posición política de ambas instituciones, sino más aún porque el Presidente ha afirmado públicamente, que se han hecho biopsias y estudios de microbiología del caso en distintos laboratorios y que “no hay ninguna señal maligna”. Dada la alta calidad de la medicina cubana y el hecho, de que Chávez generalmente dice la verdad, no hay motivos para dudar de sus palabras.
2. El “mal manejo” estatal de la información
A primera vista parece que la información de la enfermedad ha sido mal manejada. El canciller Maduro, el Presidente de la Asamblea Nacional Soto y el hermano Adán Chávez se han pronunciado de manera oficiosa y oracular sobre el tema. El Ministro de Comunicación, Andrés Izarra, prácticamente no ha hablado. En lugar de información oportuna y transparente, el Estado “bolivariano” proporciona opiniones fragmentarias. Tal estado comunicativo, que correspondería más a los procedimientos del Templo de Apolo que al cybernet del Siglo XXI, refleja la estructura inorgánica y oligárquica de ese Estado.
3. Mal contexto, no mal manejo, para regresar
Otra interpretación plausible del silencio y no-retorno de Chávez es el levantamiento armado de las bandas de las cárceles Rodeo I y II, que el Estado no ha podido sofocar desde el 17 de junio, pese a la movilización de cinco mil efectivos. Este escándalo en el sistema penitenciario revela una vez más, que importantes sectores del Estado están fuera del control del “bolivarianismo”, pese a que hombres de confianza de Chávez, como Jesse Chacón, anunciaron en 2006 la conversión del sistema en “comunidades penitenciarias” con tratamiento humanista y bolivariano. Después de doce años de gobierno bolivariano, la situación de hacinamiento, corrupción y control de la delincuencia organizada en el sistema penitenciario, sigue básicamente como en la Cuarta República. Para desvincularse de ese escandaloso fracaso de la Razón de Estado bolivariano, que representa el Presidente, no le conviene regresar ahora.
4. El regreso de El Salvador
Chávez es un maestro de la oportunidad mediática. De ahí que el secretismo y dramatismo en torno a su enfermedad puede ser una estratagema publicitaria para lanzar su candidatura presidencial (2012) el día de su regreso de Cuba, el 5 de Julio. En ese día coinciden tres eventos de enorme importancia simbólica y psicológica que potenciarían su candidatura: 1. El Bicentenario de la Declaración de Independencia de Venezuela; 2. La primera Cumbre de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que reúne a treinta y tres países hemisféricos en Caracas y que constituye un gran triunfo de su política exterior; 3. La Resurrección de El Salvador, que retorna de las tinieblas de la incertidumbre para salvar a su pueblo y La Patria.
5. El delfín de Chávez
La enfermedad de Chávez ha puesto en la agenda del día el problema de la sucesión del líder, a semejanza de lo que sucedió en Cuba con la destitución de Carlos Lage y Felipe Pérez Roque. El largo papel dominante de Fidel y de Chávez en sus sistemas de poder, había marginado el debate público sobre este tema. Tal moratoria histórica llegó a su fin.
El delfín de Chávez para sucederlo en el poder, es Nicolás Maduro. Hace tiempo que Chávez quiere nombrarlo Vicepresidente, para reemplazar al gris ex miembro de Bandera Roja, Elías Jaua. Pero, no ha podido hacerlo, porque no encuentra un sustituto para la cancillería. Maduro sería el candidato presidencial del PSUV, si Chávez no pudiera seguir gobernando. El canciller no tiene teoría ni cabeza estratégica, y como hombre de la realpolitik sabe sacudirse el yugo de la ética; pero es fotogénico, un buen practicante de la demagogia y ejecuta la política exterior de Chávez incondicionalmente. Maduro continuaría la nueva política de Chávez: socialdemocratísmo adentro y aceptación de la pax americana (dominio de Washington) en el patio trasero. Si Maduro no estuviera disponible, el posible candidato sería el efectivo Tarek el Aissami.
6. Una ausencia de Chávez llevaría a la situación del 2002?
Por dos razones, una situación golpista es poco probable. En primer lugar, a la luz de la tremenda derrota política-militar que acaba de reconocer Obama en Afganistán, no es probable, que la Casa Blanca autorice una aventura golpista. Desde el punto de vista del imperio no se podría instrumentarla fácilmente sin ser descubierta. Y, en segundo lugar, lo que es más importante: no hay necesidad de hacerlo. Chávez ha aterrizado recién en los moldes de la política criolla responsable: entrega tanto al petróleo como a los guerrilleros. ¿Qué motivo habría para desestabilizar ese régimen? O, como dicen los gringos: Why fix it if it ain´t broke?