Critiquemos a Chávez, pero no a la Revolución. Critiquemos al Gobierno, pero no a la Revolución… Son palabras del Presidente Chávez. Y encierran una gran enseñanza. La Revolución tiene que estar por encima de nosotros mismos. La Revolución, como la verdadera política, no puede verse, ni entenderse en términos personales. Ella es, lo que pudiéramos decir, un proyecto de vida. O también pudiéramos decir, la vida nuestra debería extinguirse, si llegásemos a fracasar en ese proyecto. Y no es una exageración…
Es un proyecto colectivo que hoy trasciende nuestras fronteras. Recordemos cómo la OPEP estaba desintegrada en 1998 y cómo volvió a nacer. Recordemos cómo el ALCA era una realidad, en el 2001, y luego fue enterrada en Mar del Plata, en el 2005. Recordemos cómo América Latina era tierra arrasada y hoy tiene “un grupo de Presidentes y Presidentas que, al fin, se parecen a sus pueblos”. ¡Cuánto hemos avanzado!
Estemos por encima de las mezquindades y estupideces que son propias de los voceros políticos de la oposición. Casi nada de ellos es honesto, ni inteligente. Ni siquiera, lamentablemente, los podemos calificar de adversarios políticos. El nombre les quedaría grande… La maquinaria ideológica capitalista sí es, por el contrario, un enemigo que no podemos subestimar. Es eficiente. A veces al pensar en ella, pensamos solamente en los medios de comunicación, pero es también la industria publicitaria, la industria del consumo masivo, la industria del entretenimiento, las universidades privadas y las públicas en manos de la derecha, las iglesias, y particularmente sus altas jerarquías, como la Conferencia Episcopal Venezolana. Todos estos sectores, expertos en mentir y desinformar a la opinión pública, trabajan día y noche.
Nos cuesta mucho, a los revolucionarios y revolucionarias, discernir. Separar el buen grano de la paja. Contextualizar e integrar. Mirar el bosque completo. Nos dejamos llevar fácilmente por las críticas insustanciales y los comentarios superficiales. El BUEN GRANO es la REVOLUCIÓN. No podemos perder la perspectiva. Los logros de estos 12 años son monumentales. A veces, por estar molestos con algún dirigente o funcionario público, nos apartamos de la Revolución. Y eso es imperdonable…
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