No es increíble ni asombrosa la reacción ignominiosa del escualidismo, cumplida una vez más en el caso del secuestro sufrido por el jugador de beisbol Wilson Ramos. Crearon en forma desesperada y fuera de sí una inestable matriz de opinión, tratando de tapar lo sucedido en el Zulia con uno de sus premajunches iluminado por el dios BACO... Con motivo del plagio ocurrido en Carabobo, estado en el cual la oposición tiene el control de la policía y que además, -como en todas las regiones donde el gobernador es contrarrevolucionario-, se niegan a colaborar ampliamente con el Dispositivo Bicentenario de Seguridad –DIBISE-, no sólo salieron a colocar letreros en los cristales de sus automóviles con la frase “ya basta de secuestros, devuelvan a Wilson”, sino que además empezaron a correr el rumor según el cual posiblemente sería suspendido el torneo de la pelota profesional en forma similar a Diciembre 2002, afectando la mayor pasión deportiva de venezolanas y venezolanos de todas las edades. El innoble propósito oposicionista era crear zozobra e inquietud y echarle la culpa a Chávez, a pesar de haber sucedido el secuestro en terrenos de un gobernante contrario al ejecutivo nacional. Pero... cuando el comando oficial antisecuestros integrado por personal del CICPC, la Guardia Nacional Bolivariana y la inteligencia civil y militar rescató a Wilson, entonces los mismos que manipularon la información escandalizando y pretendían que se suspendiera el campeonato de beisbol, registraron con no disimulada lástima la solución del caso, manipularon e incluso ocultaron las palabras de agradecimiento del beisbolista Ramos, así como las de quienes en su familia y el entorno vecinal en una localidad carabobeña, estaban contentísimos y satisfechos con el desempeño de las autoridades. La oposición y sus dirigentes “bates quebrados” resultaron ponchados, retirando apresuradamente de las noticias más relevantes el caso Wilson Ramos, una vez sucedido el rescate y sin que la prensa opositora reflejara agradecimiento en ningún momento, ni reconocimiento a la labor de seguridad policial e inteligencia cívico-militar del estado venezolano, que ese mismo día rescató también una dama quien llevaba nueve días retenida por secuestradores. La situación permitió además descubrir algo que han dicho y advertido numerosas voces a riesgo de su situación personal y familiar, la participación de paramilitares extranjeros en el plagio, gente igualmente instalada en barriadas populares prestando dinero, induciendo a jóvenes a consumir drogas, convirtiéndolos en narcotraficantes y asegurándoles resolver sus problemas económicos, lo cual siembra sicariato en nuestra población a sabiendas que las venezolanas y venezolanos en materia política y hasta en los hechos criminales, no fuimos ni seremos nunca implacables e inhumanos que ruegan a los santos por su protección, antes de dirigirse a cumplir asesinatos por encargo. Es triste la situación, pero es evidente que no le importa a la comunicación social de oposición y prefieren no denunciarla, pareciera y más que parecer es comprobable, que perciben la necesidad de agravar las situaciones de criminalidad, pues así pescan en río revuelto y ayudan a la desestabilización, quienes insisten en hacer campaña electorera y comunicación politiquera en lugar del sagrado deber de informar veraz, equilibrada y oportunamente. Se niegan a cambiar de conducta creyendo que el pueblo los percibe “garantes de la democracia”, cuando el colectivo por el contrario los señala como celestinos del tiempo pasado, cooperadores del golpismo, el sabotaje petrolero y eléctrico, sin esconder su alianza disimulócrata y permanente con la conspiración, dejando de verlos, oírlos y leerlos y quedando como en el caso del beisbolista Wilson Ramos, PONCHADOS en sus actitudes de zozobra contrapatria.
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