Muy difícil resistir la tentación de escribir sobre el ¿debate? de la oposición. La más elemental de las definiciones de lo que se entiende como “debate político” nos refiere a la confrontación de visiones, ideas o proyectos de interés general que se exponen al escrutinio público y que permite contrastar, estudiar, evaluar y de ser posible tomar decisiones.
La pantomima presentada por la oposición apátrida y lacaya del imperio a través de sus aspirantes a candidatos y candidatas a la presidencia de la Republica Bolivariana de Venezuela fue un fraude caza bobos, allí no hubo imaginación, contrastes, confrontación; mucho menos proyectos, ideas y visiones de estadistas
Asistimos a lo que podemos llamar “bobodebate”: una puesta en escena, con preguntas previamente elaboradas y estudiadas por los aspirantes a candidatos, ayudados con telepronter: una “chuleta” o guía escrita en una pantalla sobre la cámara para copiarse y no se olvide lo que va a decir.
La canalla mediática realizó un despliegue publicitario dentro y fuera del país calificando al bobodebate de “histórico”, o ¿quizás quisieron decir: histérico? Ya que predominó el odio y olvidaron su presente y su pasado
Nuestro pueblo ha crecido no solo en conocimiento, sino en sabiduría; los tiempos de la inopia, analfabetismo y la manipulación -expresados en la “machaca” y el “chupa cabra”- fueron superados en el proceso de lucha, estudio, dignidad y autoestima impulsados por la Revolución y el líder-presidente Hugo Chávez
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