En 1825 Simón
Bolívar enviaba una misiva a los representantes de la región, precedente
en lo ideológico y aspiraciones, de la gloriosa Carta de Jamaica de
1815; donde expresaba sus deseos de conformar El Congreso Anfictiónico
de Panamá, nombre conmemorativo
por La Liga
Anfictiónica de Grecia antigua.
Bolívar y su visionario pensamiento, proclamaba la necesidad de conformar
una comunidad del llamado “Nuevo Mundo”, sin la presencia
tutelada de la emergente potencia del norte y su famosa doctrina imperial
de “America para los Americanos”.
“¡Qué
bello sería que el Istmo
de Panamá fuese
para nosotros lo que el de Corinto para los griegos! Ojalá
que algún día tengamos la fortuna de instalar allí
un augusto congreso de los representantes de las repúblicas, reinos
e imperios a tratar y discutir sobre los altos intereses de la paz y
de la guerra, con las naciones de las otras partes del mundo. Esta especie
de corporación podrá tener lugar en alguna
época dichosa de nuestra regeneración...”
Un año y medio
duró aquel proceso de preparativos para la conformación del Congreso
Hispanoamericano, con sede en el Istmo de Panamá; y que fue vilmente
saboteado por el imperio estadounidense y sus lacayos internos. El sueño
bolivariano de la “Patria Grande” fue diluyéndose con el tiempo.
Las arrogancias y ansias de poder de los americanos suscritos a La Doctrina
Monroe, configuraron la traición de las Repúblicas nacientes bajo
el llamado de “Libertad, Igualdad y Fraternidad”. La independencia
se conformaba y reducía en grupos independientes de poder que traicionaban
a los pueblos americanos y convertían su destino en el “Patio Trasero”
del naciente imperialismo estadounidense.
186 años después,
el sueño de Bolívar, Miranda, Nariño y otros tantos olvidados de
la historia, se ve materializado en esta naciente Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Los desafíos son importantes
y numerosos, no solamente porque esta organización nueva e histórica,
convoca para discutir los grandes temas a los que la humanidad esta
llamada a atender de manera urgente, como lo son: El medio ambiente,
la crisis capitalista, la dependencia energética, la reducción del
hambre y la pobreza. Sino también porque la naciente CELAC, con 33
miembros dentro de su organización, que aparece ya con más integrantes
que la misma Unión Europea, conformada por 27 Estados, está obligada
a constituirse en un gran foro de discusión y resolución de conflictos
regionales, donde los Estados soberanos y bajo los principios de autodeterminación
de los pueblos, acaben con la hegemonía y el tutelaje del imperialismo
del norte. Que de una vez por todas, la CELAC pueda superar la estructura
vencida y corrompida de La Organización de Estados Americanos (OEA),
cuya sede física y espiritual reside en el corazón del imperialismo
más despiadado y criminal de toda la historia de la humanidad.
Álvaro
García Linera, vicepresidente de Bolivia: “Este encuentro sin
la presencia de Estados Unidos es una gran experiencia; (...) debemos
fortalecerla y profundizarla porque el destino de América Latina y
el Caribe no es el mismo de Estados Unidos”
Rafael Correa,
presidente de Ecuador: "La aspiración de Ecuador es seguir
desarrollando la CELAC como un foro para resolución de conflictos regionales
que reemplace a la OEA", señaló el mandatario a corresponsales
extranjeros.
Hugo Chávez, presidente de La Republica Bolivariana de Venezuela: “El nacimiento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) será decisivo para conformar una zona de paz, de desarrollo, de vida y de felicidad en esta parte del mundo”.
adaleduardo@hotmail.com