A buena hora nace un
nuevo organismo regional que reúne a todos los países de Nuestra América
sin la presencia insolente imperio del Norte. La Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) es hoy precisamente la concreción
una las más importantes propuestas que dejó legada el Libertador Simón
Bolívar en el Congreso Anfictiónico de Panamá en 1826 para las generaciones
posteriores. Pues, como se dice: “ha llegado el momento de la patria
grande soñada por Bolívar y muchos otros libertadores y próceres
independentistas que conocieron la historia de nuestras tierras”.
A buena hora Nace la
CELAC en un contexto mundial muy delicado, marcado por la crisis estructural
del capitalismo y la decadencia imperial manifiesta en sus guerras de
rapiña que codician el robo descarado de las riquezas naturales provistas
para el desarrollo de los pueblos del Sur. La CELAC se funda en un mundo
donde el decadente imperio comienza a perder la hegemonía que sólo
hasta ahora ha podido mantener por la razón de la fuerza y la influencia
de su sistema económico capitalista. Pero el fracaso de este último
lleva al imperio a imponerse sólo por la razón de la fuerza bélica
como única vía de salvación y reproducción del sistema capitalista
mismo.
No somos ingenuos. Las
naciones deben prepararse para lo peor. La barbarie capitalista que
hoy experimentan los pueblos del África y del Medio Oriente toca a
nuestras puertas. No es amarillismo esta posición. Sabemos que el imperio
intensifica sus políticas intervencionistas contra todos los países
que hoy levantan banderas soberanas. Sabemos que el imperialismo estadounidense
ansía de Venezuela su petróleo pero también pretende destruir su
propuesta Socialista que comienza a influir con fuerza a otros pueblos
en el mundo. También sabemos que el imperio no tiene escrúpulos, que
buscará destruir cualquier intento de integración regional que se
perfile como independiente y con grandes posibilidades de éxito.
Ante la caducidad del infame Ministerio de las Colonias bien conocido como la OEA y la inoperancia de la ONU por su carácter antidemocrático manifiesto en el Consejo de Seguridad de ese organismo (5 países con poder de veto). La CELAC se erige como el organismo regional por excelencia que, además de impulsar la integración y unión de nuestros pueblos soñada por nuestros libertadores, primará por resolver de forma pacífica los conflictos internos y entre países miembros conforme al Artículo 52 de la Carta de la ONU. Pero esto no es suficiente, pues, el ALBA, la UNASUR, y hoy la CELAC están obligadas en avanzar y profundizar en políticas de defensa que vayan mucho más allá de lo puramente económico y del dialogo diplomático. Esto último aun quedará pendiente.
Investigador del Centro de Saberes Africanos
@BasemTajeldine